El lago Vida, uno de los muchos que hay bajo el hielo en la Antártida, ha demostrado una vez más que puede existir la vida en condiciones “extraterrestres”: sin oxígeno, con una salinidad extrema y a 13 grados bajo cero.

Por Marcos Gil – Imágenes microscópicas: PNAS

¿Recuerdan el lago Vostok en la Antártida, al que hicimos un reportaje en marzo pasado, el mismo que encerraba desde hacía miles y miles de años un ecosistema propio de magnetismo, salinidad y condiciones extremas? Pues el gran blanco del Polo Sur sigue dando sorpresas: después de varios años de investigación continuada en el lago Vida han demostrado que puede existir eso, vida, en circunstancias muy parecidas a las del espacio exterior o superficies planetarias salvajes. El grupo de científicos internacional que trabaja desde principios de siglo en la zona de los valles secos de McMurdo localizó en el lago cubierto de Vida, aislado del mundo por una capa de hielo endurecido de casi 20 metros de espesor, bacterias capaces de vivir a -13 Cº, con una salinidad siete veces mayor que la del agua de mar (lo que hace muy muy complicada la actividad biológica), en total oscuridad y lo que es más crudo: sin oxígeno.

Hablamos de bacterias extremófilas, perfectamente adaptadas genéticamente para vivir en los márgenes de lo posible, en ambientes cargados de radioactividad o acidez, o bajo parámetros geológicos tan duros como para que hasta hace muy poco se considerara “imposible” vivir allí. Se dijo lo mismo de los abismos marinos hasta que se descubrieron gusanos, crustáceos y peces que podían soportar la presión brutal y el calor de las chimeneas volcánicas submarinas. Ahora el artículo en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS) demuestran que la biología puede ocupar casi cualquier nicho imaginable a partir de pequeños organismos celulares que se adaptan por evolución genética. Uno de estos ambientes tan brutales son los Valles McMurdo, en el Valle Victoria, al Este de la Antártida. Estas aguas no contienen oxígeno, están congeladas en su mayor parte y contienen los mayores niveles de óxido nitroso de cualquier agua natural presente en el planeta.

Imágenes de bacterias halladas (PNAS) 

Los investigadores siguieron el ejemplo del lago Vostok: perforaron el hielo evitando en todo momento contaminar el nicho ecológico y así alterar las condiciones de las muestras congeladas que extrajeron. Porque ante todo hay que conservar el ecosistema inmaculado para que pueda seguir adelante sin injerencias. A fin de cuentas es un laboratorio natural, y hay que preservarlo. El análisis geoquímico del lago indica que las reacciones químicas entre la salmuera y los sedimentos ricos en hierro que hay bajo el agua helada generan óxido nitroso e hidrógeno. De la misma forma que lo hacen otras formas de vida extremas que hay en la Tierra, como por ejemplo las bacterias de Río Tinto (Huelva), usado durante años como laboratorio natural por los investigadores de la Nasa. Para ellos ese rincón de Andalucía es lo más parecido a Marte que hay en nuestro planeta.

Sería un hallazgo más de la desconocida Antártida, sospechosa habitual en los últimos años por la enorme cantidad de avances que ha registrado en muchos campos de la ciencia, si no fuera por un detalle: las condiciones del nicho ecológico encapsulado de esas bacterias son muy similares a las que podría haber, por ejemplo, en los polos de Marte, en alguna de las capas subterráneas donde se sospecha que hay depósitos de agua líquida o en estado de semicongelación o, más concretamente, en el supuesto océano interior que tiene la luna Europa alrededor de Júpiter. De confirmarse estaríamos hablando de un descubrimiento que cambia la percepción y los parámetros en los que hasta ahora los científicos entendían que podía haber vida. Es una puerta abierta a reconsiderar si en la superficie marciana o de otras planetas y lunas puede o no haber vida.

 La luna Europa

Con un ojo puesto en Marte y la luna Europa

Este descubrimiento no sería tan importante si no fuera por un pequeño detalle: los paralelismos que hay entre este particular ecosistema extremo y las condiciones habituales que pueda haber en Marte (especialmente en las más zonas frías donde sospechan hay depósitos de agua helada) o en el océano subglaciar planetario que hay en la luna Europa. En ambos casos hablamos de una situación de gravedad, acidez, temperaturas y presiones totalmente radicales, donde cualquier cosa parecida a una atmósfera terrestre es una quimera. Según nuestros parámetros científicos, sólo las bacterias y otros microorganismos serían capaces de vivir en esos lugares. Desde luego si hay vida en Marte tiene que ser de ese tipo. Todos estos hallazgos en la Tierra aceleran otros proyectos y dan más valor todavía a lo que hacen las sondas robóticas en Marte, o las misiones a las lunas de Júpiter y Saturno donde hay mejores condiciones para que pueda existir vida. Resumiendo: investigar aquí para prever lo que podamos encontrarnos si algún días se excavan los polos marcianos o el manto de hielo de Europa.

¿Qué es el lago Vida?

El lago Vida está en el valle Victoria, uno de los muchos que conforman la región de los Valles Secos de McMurdo, en pleno continente antártico. Un lugar extraño de condiciones geológicas y climáticas muy especiales, tan extremas que los científicos casi prefieren usarlos como laboratorios al aire libre. El lago Vida es muy similar a tantos otros lagos subterráneos que hay en el gran continente blanco: no es el Vostok, pero sí que se parece en cuanto a su nacimiento. El Vida se encuentra aislado por una cubierta de hielo a lo largo de todo el año, con una salinidad varias veces superior a la del océano. La zona superior del agua es hielo permanente con un espesor medio de 19 metros; ésta crea una capa aislante sobre aguas salobres y evita que se congele. La salinidad está calculada en siete veces la del mar, evitando que se forme hielo y que el lago se mantenga líquido todo el año a una temperatura muy baja que cae por debajo de los -10 Cº. Una más: la capa tampoco permite el acceso de oxígeno, por lo que el nicho geológico y ecológico resultante es una cápsula temporal que lleva miles de años sin ser abierta a contaminación exterior. Puro ADN arcaico y sin tocar. Un laboratorio natural para los biólogos que trabajan en la zona para saber cómo funciona la vida en condiciones tan extremas que parecen el espacio exterior.