Nuevos descubrimientos en Kenia demuestran que la pieza clave de nuestra evolución, el Homo Erectus, tuvo que compartir recursos y espacio en África con otras dos especies de homínidos hermanas.

Cada dos o tres años hay que cambiar los libros de texto en todo lo que se refiere a la especie humana. Cuando no es la medicina y la biología, la genética, que altera nuestro conocimiento sobre la estructura del ser humano, son los paleontólogos, que siguen recalibrando cada poco el pasado. Lo que para los excéntricos incongruentes del diseño inteligente (niños con dinero, básicamente) es un ejemplo de cómo la ciencia se equivoca, para los científicos es la demostración de que el método funciona, porque se corrige a sí mismo.

Hace ya años Arsuaga, uno de los jefes de Atapuerca y el rostro más conocido de esta mina de oro de la Humanidad, dijo que el pasado nunca está fijado en piedra, sino que hay que cambiarlo cada poco. El nuevo cambio es más sutil que otros, no es que se haya descubierto otro eslabón perdido de la cadena, es la confirmación de que en realidad la evolución humana es un gran árbol donde triunfó la rama que llegó más alto. Es decir, nosotros.

Meave y Louise Leakey

En el norte de Kenia y a lo largo del valle del Rift, en la zona del lago Turkana, quizás la cuna de nuestra especie y de muchas otras por sus privilegiadas condiciones geográficas, los paleontólogos Meave Leakey y Louise Leakey, su hija, han descubierto a partir de un cráneo y dos mandíbulas que hubo varios tipos de homínidos superiores que coexistieron en paralelo, incluso en la misma zona, pero que lentamente fueron cayendo hasta quedar el mejor preparado para la supervivencia. Esto supone reorganizar la evolución en una horquilla que oscila entre 1,78 millones y 1,96 millones de años. Por supuesto todo ha ido a la revista ‘Nature’.

El equipo que lidera Meave desenterró entre 2007 y 2009 un cráneo y dos mandíbulas inferiores, una completa y otra parcial, al este del Lago Turkana. Pero había otra piezas del puzzle: en 1972, los investigadores del Proyecto Koobi Fora Research (KFRP), encabezado por Meave Leakey y su hija, Louise, descubrieron el fósil de un cráneo, que fue bautizado como KNM-ER 1470 y que perteneció a un espécimen con un cerebro grande y cara alargada. La clave está para el Pleistoceno, y la pregunta también: ¿cuántas especies coexistieron con el Homo Erectus? El descubrimiento aumenta el número, o el escenario de este eslabón clave en nuestra historia biológica.

Las tres piezas fósiles planteaban, por sus diferencias, varias preguntas que fueron solventadas por la vía rápida en aquella época: eran malformaciones, o bien cambios anatómicos por cuestiones de género. Otros dijeron que no, que no eran simples variaciones, sino que se trataba de otra especie a la que llamaron Homo Rudolfensis. A esta idea se le unía otra postura, la que considera que el Homo Erectus y el Homo Habilis también coexistieron. Esto dejaba el árbol humano muy frondoso: varias ramas simultáneas que debieron competir por los recursos. Quizás incluso llegaron a mezclarse genéticamente.

 

Cuarenta años después se ha confirmado que, en efecto, la respuesta más cercana a la realidad era la más compleja. El problema para determinar si era una nueva especie o no caía en la cuenta de que ni había dientes ni otras piezas fundamentales a la hora de determinar los orígenes en los huesos. Además, no habían encontrado más fósiles parecidos, por lo que la comunidad científica lo dejó todo en el aire, con la idea de que era una mutación. Pero ahora se aclara la situación, que es todavía más compleja que antes: no somos descendientes de una línea central, sino que el caso de los Neandertales, especie paralelas, fue mucho más común y quizás la clave de nuestra evolución.

Cráneo montado con las piezas halladas por los Leakey

 

Competencia en la cuna

Los tres fósiles de esta nueva etapa de trabajo de los Leakey avanza un escenario mucho más sofisticado: los fósiles aparecieron en un radio muy corto de 10 kilómetros, lo que implica que hace dos millones de años había varios Homo en la zona. Esto supone una mejor explicación de nuestra evolución, ya que plantearía pruebas de por qué el Erectus sobrevivió mientras que el resto se extinguió o fueron absorbidos por la especie dominante. El salto temporal es muy grande: de dos millones de años a 200.000 años, cuando el Homo Sapiens ya era una realidad. En realidad es un salto evolutivo inmenso en poco tiempo, pero enorme para nosotros. Leakey aseguró que la clave estaba en el tamaño del cerebro, mucho más grande en el Erectus, con lo que podía fabricar mejores herramientas. Ellos están convencidos de que hubo especies que compartían espacio sin exterminarse, como gorilas y chimpancés, si bien el escenario debió ser muy diferente. El precedente de este tipo de situación ya se dio en Europa: mientras que el Sapiens colonizaba todo el continente, el anterior ocupante, el Neandertal, sucumbía lentamente aquejado de enfermedades o mala adaptación a los cambios climáticos. Habría que hablar más de competencia que convivencia, porque si no, ¿por qué sucumbieron esas dos especies paralelas?

Evolución humana por fases

Para explicarlo mejor hay que establecer los eslabones de la cadena. Al principio están los Austrolopitecus (de 4 a 2,5 millones de años de antigüedad), primera rama con diversas especies que se separa del tronco primate. Luego llegarían los primeros Homo, con al menos tres variantes (africanus, afarensis, garhi); más adelante evolucionarían hacia el Homo Rudolfensis (de los Leakey), el Homo Habilis y el Homo Ergaster, cuyos fósiles datan de al menos 1,8 millones de años. Ellos fueron de los primeros en abandonar África y poblar Oriente Medio, Europa y Asia, con lo que se separaron en dos ramas básicas: en Europa, el Homo Antecessor, y en Asia, el Homo Erectus clásico. Del Antecessor, con un millón de años de antigüedad, surgiría el Neandertal, y del Homo Rodhesiensis africano emparentado con el Erectus saldría el Sapiens actual. Para explicar el nuevo salto evolutivo hay que volver al origen, a África.

Según la paleontología en esta fase final previa conviven en paralelo el Neandertal, el Sapiens (que había evolucionado desde el tronco central africano, en Etiopía y con unos 200.000 años de antigüedad) y Hombre de Denisova (en la zona del Altai, Asia central). La primera y la tercera se extinguieron por la competencia con el Sapiens, que evolucionó desde su etapa primitiva (llamada Cromañón en Europa) hasta la actual. Se supone que los Sapiens migraron de África hace 90.000 años, y existieron en Europa desde hace 40.000 años. Por el camino también se supone que las anteriores especies intermedias, como las derivadas del Erectus, se extinguieron por el arrollador paso de los Sapiens, que competían por los mismos recursos con mayor inteligencia.