‘Masters of the air’ es el nombre de su tercer proyecto sobre la Segunda Guerra Mundial. Basado en el libro homónimo de Donald L. Miller, cuenta las vidas de los ‘bomber boys’, los miembros de la Octava Fuerza Aérea de Estados Unidos, decisivos en la derrota nazi. Sus pilotos sumaron más bajas que los propios marines.

La Segunda Guerra Mundial fue el primer gran conflicto bélico aéreo, tras los ensayos de la Luftwaffe alemana, con la Legión Cóndor, y la Aviación Legionaria italiana en la Guerra Civil Española. Sin la constante modernización de la aeronáutica, la historia habría sido muy distinta. Batallas como la de Verdún, en la Primera Guerra Mundial, con trincheras durante prácticamente un año, ya no eran posibles. El dominio aéreo se convirtió en uno de los principales objetivos de todas las potencias participantes en el conflicto. Los aviones se utilizaron como herramienta bélica para destruir infraestructuras enemigas y fábricas, pero también para bombardear a soldados enemigos o facilitar el avance de las tropas en operaciones como desembarcos. Tristemente, además, se convirtió a las ciudades en objetivos militares. Fueron las bombas de los aviones, más que los morteros, las que destruyeron Europa y la vida de millones de ciudadanos.

Steven Spielberg vuelve a la Segunda Guerra Mundial, un terreno que conoce bien con películas como ‘1941’, ‘La lista de Schindler’, ‘Salvar al Soldado Ryan’, ‘Banderas de nuestros padres’ y ‘Cartas desde Iwo Jima’, las dos últimas como productor de Clint Eastwood. Rodando ‘Salvar al Soldado Ryan’, Spielberg, junto con Tom Hanks, decidió abrir un nuevo frente en la televisión, con la HBO como socia. Nació así, la miniserie de diez capítulos ‘Hermanos de sangre’, una historia coral de los hombres que formaban la Compañía Easy del 506º Regimiento de Infantería Paracaidista de la 101ª División Aerotransportada desde su participación en el Desembarco de Normandía hasta la captura del Nido de Águilas. Spielberg y Hanks, como productores, y la HBO acertaron y repitieron éxito con ‘The Pacific’, en la encarnizada lucha de los marines contra el Imperio Japonés.

B-17 de la Octava Fuerza Aérea

Steven Spielberg y Tom Hanks

Pero la Segunda Guerra Mundial guarda muchas historias que contar: la guerra aérea es una de ellas. Y la Octava Fuerza Aérea, conocida como ‘The Mighty 8th’ (La Poderosa Octava), una de sus principales protagonistas. Spielberg, Hanks y la HBO surcarán los cielos de Europa a los mandos de los Mustang, los cazas de escolta que permitieron los bombardeos estratégicos de los B-17 y los B-24. Con el nombre de ‘Masters of the air’, el proyecto está basado en el libro homónimo de Donald L. Miller, experto en la Segunda Guerra Mundial que recogió las experiencias de los conocidos como ‘bomber boys’. De momento, se desconoce el reparto y la fecha de rodaje.

La Octava Fuerza Aérea se instaló en Inglaterra en 1942 para ayudar a la RAF (Royal Air Force). Los aviadores británicos habían frenado los pies a la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra (julio de 1940-mayo de 1941) aprovechándose de un invento del físico escocés Robert Watson-Watt: el radar, que les permitió anticiparse a los ataques alemanes. Los ‘bomber boys’ que retrata ‘Masters of the air’ llegaron más tarde, con el régimen nazi con dos frentes abiertos en Europa: en Francia, conquistado el norte y oeste del país galo, y al este, con los soldados de la Wehrmacht marchando hacia Rusia. La guerra en el aire tiene más glamour que en tierra, pero resultaba aún más peligrosa. ‘The Mighty 8th’ perdió a 26.000 soldados, la mitad de todas las unidades de las fuerzas aéreas. Las bajas fueron incluso más numerosas que las sufridas por los Marines en toda la guerra. En 1943, en plena campaña de los bombardeos estratégicos, a los que faltaba todavía eficacia, un tripulante de un bombardero norteamericano tenía apenas una oportunidad sobre cinco de concluir vivo su turno de servicio, que estaba compuesto por 25 misiones.

Bombarderos en formación sobre Europa

Los B-17 y B-24 eran lentos y pesados y objeto asequible para los cazas de la Luftwaffe. Una fallida operación contra las industrias de rodamientos de la ciudad bávara de Schweinfurt, con sesenta aviones derribados y casi veinte más gravemente dañados, obligó a los mandos de ‘The Mighty 8th’ a buscar una solución para garantizar el éxito de los bombardeos estratégicos, claves para debilitar al régimen nazi. Los norteamericanos necesitaban cazas de escolta, y no los tenían. Los P-47 Thunderbolt y los P-38 Ligthning no tenían autonomía suficiente para proteger a los bombardeos cuatrimotores B-17 y B-24 en sus incursiones en suelo alemán. Encontraron la solución con los Mustang, un P-51B mejorado, con un depósito suplementario de 320 litros. Los pilotos tendrían que vigilar la posición del aparato en las dos primeras horas de vuelo, tiempo suficiente para recorrer con seguridad el tramo inicial del viaje de Inglaterra a Alemania. Una vez con menos combustible, era un caza ideal para escoltar a los grandes bombarderos para que dejaran caer sus bombas sobre territorio enemigo.

En aquella Octava Fuerza Aérea se enrolaron estrellas de Hollywood como James Stewart y Clark Gable. Stewart era nieto de un oficial del Ejército de la Unión e hijo de un veterano de la Guerra hispanonorteamericana y de la Primera Guerra Mundial. Quería ir al frente y acumuló horas de vuelo en una avioneta que había comprado con sus primeros ahorros. Pero no dio la talla o, para ser más exactos, el peso mínimo necesario, y fue rechazado por el Ejército. Stewart insistió y volvió a intentarlo a base de comer sin parar y de evitar ir al baño en 36 horas. En el verano de 1943, llegó a Inglaterra para mandar una esquadrilla de bombarderos Liberator. Regresó convertido en un héroe tras dos mil horas de vuelo y veinte misiones de combate. “Los actores de cine no van a la guerra. Él lo hizo. Venden bonos. Él pilotó bombarderos. Vuelan en exhibiciones aéreas. Él voló sobre Schweinfurt (…) Solían decir que Walter Cronkite era el hombre de mayor confianza de Norteamérica. Era un jugador de farol en el Mississippi comparado con James Stewart”, destacó en su vuelta Los Ángeles Times.

 

Gable, que era una estrella de la Metro Goldwyn Mayer, también estuvo en ‘The Mighty 8th’. Participó en cinco misiones de combate, una de ellas en territorio alemán. Fue una incursión peligrosa. Su avión recibió fuego enemigo. Uno de los tripulantes falleció y dos más resultaron heridos. La MGM no quiso más riesgos para su estrella y exigió que Gable no volviera a participar en actos de combate. Su experiencia bélica fue distinta a las tropas terrestres. Los ‘bomber boys’ de la Octava Fuerza Aérea dormían en sábanas limpias, no en improvisados campamentos en ciudades destruidas o al raso mientras se protegían del fuego de los morteros. Bebían cerveza y bailaban al son del swing de Gleen Miller, que no paraba de escucharse en sus refugios en suelo británico, mientras aguardaban sus misiones. Sin embargo, sus vidas, en muchas ocasiones, fueron cortas, más que sus compañeros de tierra.

Sin los aviadores de ‘The Mighty 8th’, el desembarco de Normandía no habría sido igual. Ni tampoco los bombardeos estratégicos sobre ciudades alemanas como Leipzig o Berlín. También participaron, junto con la RAF, en los controvertidos ataques sobre Hamburgo y Dresde. Los ‘bomber boys’, que con la rendición alemana se desplegaron en Okinawa, aunque no llegaron a entrar en combate, liberaron Europa del nazismo, aunque ni sus vidas ni algunos de sus actos sean sencillos de explicar y aceptar. Spielberg, Hanks y la HBO se preparan ya para contar la historia de aquella Octava Fuerza Aérea que dominó los cielos del Viejo Continente en los últimos tres años y medio de la Segunda Guerra Mundial. Hitler y el régimen nazi no pudieron con los ‘bomber boys’.

 

 

Memphis Belle, el orgullo de ‘The Mighty 8th’

El Memphis Belle (en la foto, el original de los años 40) fue un B-17. Un bombardero cuatrimotor de la Octava Fuerza Aérea, ‘The Mighty 8th’, en la Segunda Guerra Mundial. Construido en julio de 1942, completó su turno de servicio, 25 misiones, casi sin daños. Toda una hazaña. Cada vez que partían los aviones de la Octava Fuerza Aérea, el riesgo de caer derribado era elevadísimo, entre un 50 y un 80%. El Memphis Belle estuvo activo entre el 7 de noviembre de 1942 y el 17 de mayo de 1943, un periodo en el que Estados Unidos sufría numerosas bajas en sus bombardeos estratégicos mientras buscaba un caza que escoltara a los lentos y pesados B-17 y B-24. Hasta que llegó el Mustang, eran objetivos muy vulnerables para las defensas alemanas.

La historia del Memphis Belle se transformó en cine en 1990, con la dirección de Michael Caton-Jones, con Matthew Modine, Billy Zane y Eric Stolz como protagonistas. El filme narra la última misión del Memphis Belle, un peligroso bombardeo sobre una protegida Bremen. La película de Caton-Jones es la que mejor retrata la Segunda Guerra Mundial en el aire. Normalmente, el cine ha elegido contar las batallas terrestres. No obstante, en un conflicto tan ligado a la aviación hay más filmes que han roto esta tendencia. ‘La batalla de Inglaterra’ (1969), de Guy Hamilton, es el más conocido. Con un reparto de primera línea compuesto por Michael Caine, Laurence Olivier, Christopher Plummer, Robert Shaw, Edward Fox y Trevor Howard, recrea la defensa de las islas por parte de la RAF ante los ataques de la Luftwaffe.

El ataque aéreo japonés sobre la base naval de Pearl Harbour también ha sido llevado al cine. ‘Tora! Tora! Tora!’ (1970), dirigida por Richard Fleischer y los japoneses Kinji Fukasaku y Toshio Masuda, supone el mejor exponente cinematográfico de un episodio polémico que causó la entrada de Estados Unidos en la guerra al considerarlo como ‘casus belli’. Kinji Fukasaku y Toshio Masuda  sustituyeron a Akira Kurosawa, que se retiró del proyecto cuando iba a codirigirlo con Fleischer. Los aviadores aliados son, por su parte, los protagonistas de otra conocidísima película: ‘La gran evasión’ (1963), de John Sturges, con Steve McQueen, James Garner, Charles Bronson, Richard Attenborough y James Coburn, entre otros, planificando una espectacular fuga de un campo de prisioneros. De cualquier manera, ningún proyecto, como ‘Masters of the air’, se ha centrado antes con tanta profundidad en los combates aéreos en los años de la Segunda Guerra Mundial.