Seis relatos de Gabriel García Márquez ilustrados por la premio Nacional Carme Solé Vendrell, que iluminan las reflexiones sobre la infancia del colombiano, como un compendio de historias que llegaron como herencia familiar y luego destiladas por el talento de Gabo.

Gabriel García Márquez siempre recordaba cómo su abuela le transmitió la pasión por las historias contándole cuentos cuando era pequeño y vivía con ella. Estos seis relatos, unidos por la presencia, a veces oculta, de un niño, contienen todo el imaginario del gran autor colombiano. Publicado originalmente en noviembre pasado, es una de las demostraciones del enorme talento de Gabo en combinación con la obra de la pintora Carme Solé Vendrell, premio Nacional de Ilustración, que tiene el honor de ser la única persona que dio vida a los cuentos de García Márquez con el permiso del autor

Una mujer y su hija llegan a un pueblo desierto para velar a un familiar difunto sin interrumpir la siesta de los habitantes. Un hombre con unas enormes alas de pájaro se precipita desde el cielo, sembrando el asombro entre el vecindario. Dos niños consiguen inundar de luz la ciudad de Madrid. Y en Barcelona, una prostituta que va entrando en la vejez adiestra a su perro para llorar ante la tumba que ha escogido para sí misma. Fieles a la magia de su prosa, las imágenes iluminan las delicadas reflexiones sobre la infancia que trazó el premio Nobel en estos relatos que tanto pequeños como mayores recordarán para siempre. Un sexteto para no perderse: ‘La siesta del martes’, ‘Un señor muy viejo con unas alas enormes’, ‘El último viaje del buque fantasma’, ‘El verano feliz de la señora Forbes’, ‘La luz es como el agua’ y ‘María dos Prazeres’.

El legado de Gabo

Creador de un particular mundo paralelo llamado Macondo, en su Colombia natal, cimentó en él buena parte de su producción literaria y su éxito: 40 millones de ejemplares vendidos en cerca de 36 idiomas, conocido en todo el mundo y el bigote más famoso del mundo latino junto con el de Pancho Villa. Su primer libro vio la luz en 1947 con ‘La tercera resignación’, un simple cuento. Tendría que esperar 20 años antes de poder culminar su gran sueño de la gloria gracias a ‘Cien años de soledad’, uno de los mejores libros de la Historia y que fue el detonador del gran boom de la literatura latinoamericana y hogar del archiconocido “realismo mágico”, una etiqueta que perseguiría con ahínco a este escritor que fue Nobel en el 82. Su forma de escribir, tan personal y tallada como natural, le granjearía millones de seguidores en todo el planeta.

Nació para el mundo un 6 de marzo de 1927 en la costa caribeña, en Aracataca. Para la literatura tardaría un poco más. Fue el mayor de nada menos que once años, pero fueron sus abuelos maternos los que le criaron hasta que cumplió los diez años entre campos caribeños y parte de esa cultura criolla que le acunó desde siempre. También un matriarcado donde las mujeres mayores mandaban y los hombres contaban vivencias y recuerdos que le ayudaron a cimentar parte de ‘Cien años de soledad’. A los 16 años marcha para los alrededores de Bogotá y entronca con la literatura y el periodismo, sus dos grandes amores; por sus cabeza ronda la literatura hispánica pero también los grandes norteamericanos como Faulkner y Dos Passos. De Europa se queda, por ejemplo, con dos lastimeros autores, a cada cual más lesivo: Virginia Woolf y Kafka, que, según él mismo confesaría, fue el primer chispazo mental que le empujó a escribir.

Estudió Derecho pero no terminó la carrera: espoleado por las trifulcas, golpes y sainetes políticos de Colombia regresa a la casa familiar y se convierte en periodista. Pasará por Barranquilla, Cartagena de Indias y vuelta a Bogotá para trabajar en El Espectador, curiosamente el primer periódico que publicó algo de él. Por el camino quedó un prodigio de reportaje que ha sido el germen de muchos periodistas: ‘Relato de un náufrago’. Viajó por América y Europa como corresponsal y no regresó hasta 1958, cuando contrajo matrimonio con Mercedes Bracha. Vivió en México, donde conoce a escritores españoles exiliados, periodistas y activistas. Siguió siendo periodista y finalmente logró publicar ‘El coronel no tiene quién le escriba’. Pero no es suficiente: trabajó en todo tipo de oficios relacionados con la cultura y la comunicación, hasta que un buen día surgió el chispazo de ‘Cien años de soledad’.

Harto de esperar el golpe de suerte, lo deja todo para escribir y logra dar a luz a su gran obra, la que lo cambiaría todo. Le costó lágrimas, pobreza, empeños y dolores de todo tipo, pero finalmente salió al mundo y Gabo, sin saberlo, selló el destino de la literatura en español. Con ella llegó la gloria, una vida de escritor, el sueño de todos los que alguna vez han puesto una palabra detrás de la otra, y sobre todo la amistad con gente como Vargas Llosa, Cortázar o Carlos Fuentes, la vida feliz y fulgurante en Barcelona, Madrid o México, las conferencias, el éxito. De su cabeza brotaron luego ‘El otoño del patriarca’ y ‘Crónica de una muerte anunciada’, y el Nobel con apenas 55 años, cuando todavía era un pipiolo según el baremo de Estocolmo. Su último libro sería ‘Memoria de mis putas tristes’, su suspiro literario postrero. Un adiós hermoso. Y mientras tanto, todos huérfanos.

Bibliografía selecta

Novelas:

La hojarasca (1955)

El coronel no tiene quien le escriba (1957)

La mala hora (1961)

Cien años de soledad (1967)

El otoño del patriarca (1975)

Crónica de una muerte anunciada (1981)

El amor en los tiempos del cólera (1985)

El general en su laberinto (1989)

Del amor y otros demonios (1994)

Memorias de mis putas tristes (2004).

Cuentos:

Ojos de perro azul (1955)

Los funerales de la Mamá grande (1962)

La irresistible y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972)

Doce cuentos peregrinos (1992)

Reportajes:

Relato de un náufrago (1970)

Noticia de un secuestro (1996)

Obra periodística completa (1999)

Vivir para contarla (2002)