Otra tarde más de libros, en este caso con Rosa Ribas y James Thompson, dos escritores nacidos en sitios bien distintos de donde escriben y trabajan. Un ejemplo de letras migratorias.
El caso de Rosa Ribas es curioso: barcelonesa que lleva muchos años viviendo en Frankfurt, Alemania, y que se decantó por escribir en ambos idiomas y de ambas ciudades. Aseguró durante la presentación de dos de sus últimos libros, ‘En caída libre’ y ‘La detective miope’, que siente que la pertenencia de identidad a un país siempre es algo multidireccional. No se es alemán o español porque tú lo decidas, sino porque los demás siempre acaban modelando en parte tus pertenencias nacionales.
Ribas habla candorosamente y ofrece un aspecto de serenidad. Asegura que escribe diferente cuando habla de Barcelona que de Frankfurt, donde hizo hincapié en que algunos lugares, como el aeropuerto de esta ciudad, es un auténtico mundo paralelo. Sus novelas se llenan de mujeres detectives aficionadas o directamente de inspectoras hispano-germánicas que deambulan entre los problemas de identidad. Habló de Europa, de género negro, de las identidades de las ciudades y cómo la temática varía por cada sociedad.
Rosa Ribas
En el mismo terreno pisa James Thompson, un americano que lleva buena parte de su vida viviendo en Finlandia, un país extremo, raro, depresivo y de violencia subterránea. En la presentación, llevada a cabo por Cristina Macía, a la sazón traductora al español de George R. R. Martin, Thompson habló sobre sus dos últimas novelas, sobre un inspector finés casado con una americana que es quien narra los casos y explica, lentamente, cómo funciona y cómo es Finlandia como país y realidad literaria. Novelas violentas, de lenguaje durísimo y que sirvió para explicar los pequeños detalles que delatan a Finlandia como un falso paraíso.
El frío y los problemas del racismo y los choques sociales son el alimento de unas novelas marcadas por cierto grado de hiperrealismo mezclado con grandísimas dosis de imaginación. Macía no dejó de bromear sobre la virulencia, y de cómo Thompson logró, detallando cómo muere la gente en sus textos, que se fuera la mitad de la audiencia de un auditorio. Un pequeño detalle y dos frases. Thompson: “Los finlandeses creen que el alcohol resolverá sus problemas. Y cuando descubren que no es así, se matan. Y a veces se matan entre ellos. O son unos putos borrachos o son unos putos asesinos”. Y otra de Macía: “Pocas veces disfrutarán tanto sufriendo”.
Cristina Macía y James Thompson (a la derecha)