Simple Minds publicará el próximo 16 de marzo una reedición multiformato del álbum que les convirtió en una parte más del inmenso legado de la música británica, ‘Sparkle in the rain’, que ayudó a dar cuerpo a esta banda de los 80.
Sin duda es una de las joyas que atesora esta banda, y el primero de los tres que les pusieron en el mapa y ayudaron a que escalaran posiciones en Reino Unido en una época en la que se daban la mano el incipiente hip-hop, el postpunk y esa cosa amorfa llamada “new romantics”. Entre medias de todos estuvo Simple Minds, que en 1983 publicaba este álbum con canciones como ‘Speed your love to me’, ‘Waterfront’ y ‘Up on the catwalk’. El pasado mes de noviembre ya publicaron nuevo álbum, ‘Big Music’, y tendrán concierto en febrero salvo cambio de planes, en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
Las nuevas versiones se han editado en formato CD, vinilo, disco doble o bien una caja de lujo, limitada, de 4 CD más un DVD. La caja incluye gran cantidad de material extra, como caras-B y remezclas, sesiones en la BBC, un concierto inédito en Glasgow, vídeos promocionales, actuaciones en Top Of The Pops y Oxford Road Show y un libreto de 36 páginas con entrevistas y fotos inéditas.
Ahora bien, ¿quiénes eran los Simple Minds, qué peso tuvieron y por qué marcaron una década y siguieron adelante? Lo último es fácil de contestar: porque pueden y porque en los 80 y parte de los 90 crearon una fuerte comunidad de fans fieles que les permiten seguir con la maquinaria. Su época más fructífera y de éxito fue entre 1982 y finales de la década a la que ayudarían a dar sentido, y sobre todo, banda sonora. Su canción más memorable (por famosa) es ‘Don’t you (Forget about me)’, que seguro han escuchado muchas veces.
Los que vivieran la infancia o la adolescencia en aquellos años la recordarán por ser la canción final de la película ‘The Breakfast Club’ (John Hughes), o como se la conoció en España, ‘El club de los cinco’. Si bien la canción ya era famosa antes de ser incluida. Sus miembros permanentes desde su formación en 1978 son Jim Kerr y Charlie Burchill, cantante y guitarrista de la banda, respectivamente y Mel Gaynor baterista que los acompaña desde 1982. A ellos se añaden Andy Gillespie y Ged Grimes.
Los Simple Minds arrancaron como muchas de las bandas que enhebraron la vida de las generaciones de los 80 y los 90. Es decir, en las postrimerías de los años 70. Su estilo también fue muy variable, desde un post-punk duro cuando el punk todavía no había muerto realmente, para luego variar hacia el pop new wave, llegar a la electrónica, el rock sinfónico y pasar a la Historia como una banda más de lo que los británicos, con bastante mala leche, llamaron “New Romantic”, lo que les ponía junto a Spandau Ballet. Más bien no. Su influencia en los años 80 sería vital, influirían a muchas otras formaciones de los 90 y todavía hoy es habitual verles dar conciertos por Reino Unido. Por ejemplo en Moby, Manic Street Preachers o Primal Scream.
Fueron también una de las bandas que más éxito tuvo en EEUU, la verdadera piedra de toque para casi todo lo salido de Gran Bretaña o Irlanda, ya que es su mercado natural más incluso que la Europa continental. Cosecharon números uno gracias a ‘Don’t You (Forget about me)’, pero también con ‘Alive & Kicking’, ‘Sanctify Yourself’, ‘Hypnotised’, ‘Promised you’, ‘A miracle’, ‘Waterfront’, ‘Belfast child’ o ‘Let there be love’. Sus mejores álbumes (casi todos número 1) fueron ‘New Gold Dream’ (1982), ‘Sparkle in the rain’ (1984), ‘Once upon a time’ (1985), ‘Live in the City of Light’ (1987) y ‘Street Fighting Years’ (1989). Han vendido cerca de 60 millones de discos. De las bandas con más éxito de la Historia, seis de sus álbumes fueron número 1, 22 singles llegaron al Top 20 y tienen 22 discos de platino.
Su historia es también la de muchos otros músicos: frente a unos inicios experimentales donde los críticos les halabaron por su atrevimiento y ambición artística, el éxito no llegó hasta que bajaron a la tierra el arte y lo hicieron más comercial. Lo que popularmente se llama “venderse”. Crearon canciones que fueron himnos, algo deliberado que buscaba precisamente a la gente común. Por si quieren un buen paralelismo piensen en los U2 de los 80 y parte de los 90. Justo ese sonido. En realidad es factible que Bono y compañía siguieran sus pasos o les imitaran.
Los comienzos de Simple Minds