La banda británica prepara para el 7 de octubre su sexto álbum, ‘Stay together’ con un cambio de estilo muy acusado, bastante diferente de lo que habían construido en los cinco primeros, cuando eran una de las bandas de referencia en Gran Bretaña. Aviso a navegantes: a muchos no les gustará.

IMÁGENES: Kaiser Chiefs

Hay dos formas de entender la música: como una divertida forma de arte que pone fondo a nuestras vidas y picamos de aquí y allá sin establecer grandes separaciones, y como una especie de Fe absoluta en la que cualquier tipo de diferencia respecto a lo que nos gusta es una herejía. La inmensa mayoría del público es de la primera vía, y luego están los de la segunda, en su gran mayoría críticos musicales que salen a la calle con la guadaña recién afilada y refulgente bajo el Sol. No soportan los cambios. No les gustan. Y cuando los aplauden es porque le han tocado la tecla del gusto. Es perfectamente lícito arrastrar por el fango a un grupo o solista cuando no les gusta, su flexibilidad es idéntica a la de un ladrillo y suelen reaccionar con un “esto es una mierda” cuando la banda a la que tanto querían cambia el formato y de estilo, aunque sea levemente. Repetimos: es lícito hacerlo, otra cosa es que el resto haga caso de la pataleta. El sexto álbum de Kaiser Chiefs es un buen ejemplo de estos giros que no suelen gustar a los puristas, e hiperbólicos críticos que ven como una afrenta que una banda cambie. Sobre todo si es para reblandecerse. Kaiser Chiefs siempre fueron una banda divertida, típicamente británica y contundente. Pero ahora…

Llegado un punto todas las bandas empiezan a ablandarse. Suele ser sobre su ecuador vital, cuando llevan varios álbumes sobre las espaldas y han forjado un nutrido grupo de seguidores dispuestos a seguir consumiendo lo que ofrecen. Ese cambio suele darse por dos motivos: están hartos de hacer lo mismo y quieren evolucionar (palabra clave que suele dar al traste con muchas de esas bandas), o bien consideran que ya han demostrado todo lo que querían y ahora sólo necesitan hacer caja para seguir viviendo como les gusta. Si sale bien puede ser la clave para estar otra década más en lo más alto; si no, puedes terminar por autodestruirte. En las diferentes artes hay muchos ejemplos de esta mercantilización: un ejemplo es Robert de Niro, que de actor exigente y totémico ha pasado a bufón de corte de comedias chuscas en las que los cheques van por delante. De la misma forma que cabrearse por los giros copernicanos de la banda de tus amores es lícito, venderse para mantener el modo de vida propio también lo es. Otra cosa son las consecuencias que ese giro tenga. Está por ver cómo influirá ‘Stay together’ en la vida artística de Kaiser Chiefs, pero a la banda de Leeds (Yorkshire, norte de Inglaterra) se le está poniendo una cara “Coldplay” bastante importante.

Kaiser Chiefs 4

El primer single, ‘Parachute’, recuerda mucho (demasiado) a los nuevos experimentos que ha hecho Coldplay en los últimos álbumes, cuando pasaron de banda indie-rock a producto de diseño para masas y diana preferida de todos los críticos del mundo, que arremeten contra ellos con la misma velocidad y saña con la que ellos venden discos y llenan estadios por medio planeta. Ya no hay guitarras, ni fuerza, abundan los teclados y en el fondo se percibe una base electrónica que pareces haber escuchado antes en un millón de canciones más. Y casi todas con la voz de Chris Martin añadida. Es una canción que no tiene mucho que ver, más bien nada, con lo que habían ofrecido Kaiser Chiefs en tiempos anteriores, cuando eran la cresta de la moda del post-punk revival de la primera década de siglo. Nacieron en 1997 como banda, empezaron a grabar en 2005 y demostraron que podían destacar del resto de oleadas de aquella moda que desembarcaba con fuerza en Europa desde las islas. Disponían de un buen directo, tenían buena química y publicaron dos álbumes seguidos que marcaron la buena dirección, ‘Employment’ (2005) y ‘Your truly, angry mob’ (2007).

Kaiser Chiefs cultivaban el indie-rock, mezclaban el post-punk con ese otro estilo llamado new wave, y sobre esos cimientos construyeron una carrera atractiva que les catapultó a la fama y a todos los festivales de música pegados a una playa o con público anglosajón, dispuestos a emborracharse como pudieran mientras sonaban canciones como ‘Ruby’, ‘I predict a riot’, ‘Every day I love you less and less’ o ‘Kinda girl you are’. ‘Ruby’ por cierto llegó a ser número 1 en Reino Unido, el mercado europeo más competitivo de todos, y donde un buen resultado suele ser prueba de talento. La canción conectaba a la banda con Oasis por los ritmos y formas de una canción que recordaba mucho a ‘Lyla’. El que ellos tenían y explotaron a fondo en esos primeros dos álbumes. Como toda forma de vida, una banda primero crece con fuerza, luego madura y finalmente envejece y muere. O se convierten en una industria estable, como los Rolling Stones, U2 o Coldplay. Curiosamente fueron teloneros de U2 en más de un concierto.

Stay together (2016)

Que Kaiser Chiefs haga esa reconversión depende del éxito de ‘Stay together’, 51 minutos y once canciones de indie que verá la luz el 7 de octubre próximo producido por Brian Higgins y mezclado en estudio por Serban Ghenea, conocido por haber trabajado con Taylor Swift y Rihanna. Este último detalle no augura nada bueno para los puristas o los que se subieron al carro de Kaiser Chiefs en el inicio. El pasado 13 de junio publicaron ‘Parachute’ y las alarmas empezaron a sonar. El disco incluye, además de ésta, ‘We stay together’ (que da título al álbum), ‘Hole in my soul’, ‘Good clean fun’, ‘Why do you do it to me?’, ‘Indoor firework’, ‘Press rewind’, ‘Happen in a heartbeat’, ‘High society’, ‘Sunday morning’ y ‘Still waiting’. Ricky Wilson, el vocalista, explicó entonces que Higgins les había cambiado la forma de afrontar la grabación, preparándola mucho más, con menos improvisación y bastante más trabajo de estudio. “Cuando escribimos el primer disco éramos muy directos, había poco que explicar. Las canciones parecían hablar por ellas mismas y hacían todo el trabajo duro por nosotros […].Intentamos nuevas ideas y sonidos que terminaron con un sonido fresco nunca antes oído en un disco de Kaiser Chiefs”.

Es sin duda una buena explicación y un aviso para navegantes de lo que, quizás, se avecina: otro Coldplay. Que casi todos los críticos hayan reaccionado igual (y en los fotos los viejos fans se hayan llevado las manos a la cabeza) confirma esa sospecha. En la presentación en una cadena de radio española sonó el tema por primera vez y después de un silencio nervioso el locutor dijo “Desde luego han cambiado… mucho”. Habrá que esperar sin embargo a escuchar el resto del disco para saber si ‘Parachute’ fue un amago, un susto o la predicción del futuro. De momento ya han tocado en público ‘Stay together’ y ‘Hole in my soul’… y más de lo mismo.

Kaiser_Chiefs 3

Los cinco primeros de Kaiser Chiefs

La banda nació en Leeds, una ciudad industrial y de mala fama en el norte de Inglaterra, con un equipo de fútbol pendenciero como ha habido pocos y que en 2000 apareció como una más de las formaciones acunadas en el britpop de la década anterior. Ricky Wilson (vocalista), Andrew ‘Whitey’ White (guitarra), Simon Rix (bajo), Nick Baines (sintetizador, teclado) y Nick Hodgson (batería) se unieron primero bajo el nombre de Parva, para luego cambiar a Kaiser Chiefs (en honor al club de origen de uno de los jugadores de ese mismo club de fútbol, el Leeds United, Radabe) y trabajaron para, cinco años después, publicar su álbum debut, ‘Employment’ (2005), mezcla del punk-rock de décadas anteriores y que estaba en fase de vampirización y recuperación por otras muchas bandas, con otros estilos tan abiertos que cabe cualquier cosa, como new wave. Con esa mezcla lograron vender tres millones de copias y convertirse en el nuevo fenómeno.

Todo fueron parabienes para la banda, aupada a lo más alto y con todos esperando el segundo disco, ‘Yours truly, Angry Mob’ (2007), que tenía en su interior una canción como ‘Ruby’, que tiene pinta de ser su mayor legado musical. Al año siguiente lanzaron el tercero, ‘Off with their heads’, y hubo que esperar hasta 2011 para el cuarto, ‘The future is medieval’. En 2014 publicaron el quinto, ‘Education, education, education & war’. Si bien el primero de todos fue el de mejor aceptación, el segundo ya empezó a ganar enemigos para la banda. Se repetían. En 2012 Nick Hodgson abandonó la banda y entró Vijay Mistry. Fue el mismo año en el que la banda tuvo uno de sus grandes momentos en directo, actuando en la ceremonia de clausura de las Olimpiadas de Londres, con Wilson subido a una moto y dando vueltas mientras cantaba por el estadio. Kaiser Chiefs tiene tres Brit Awards (todos de 2006 por ‘Employment’) y dos NME Awards.


Employment (2005)