Primera saga de novelas gráficas españolas por y para críos. Parece mentira pero, salvando las distancias, ‘Yo, Elvis Riboldi’ es toda una pionera, editada por La Galera y firmada por Bono Bidari, que no existe sino que es una reunión de cuatro personas: Jaume Copons, Daniel Cerdà, Ramón Cabrera y Óscar Julve. Son los Luther Blisset del cómic para niños.
Elvis es un niño hiperactivo, un terremoto con piernas que durante la colección es capaz de presentar una factura de daños que da miedo: una casa entera, varios cientos de coches, 82 motos, 16 cristales de ventanas, doce lápices de colores, ocho instalaciones, cinco huevos, un reloj de lujo, un cartel de carretera y otros objetos como despertadores, gafas y un pastel de cumpleaños. A pesar de no ser capaz de hacer daño “ni a una mosca”, según indica la contraportada.
Copons, quien trabajó como guionista desde 1994 hasta 2000 para Barrio Sésamo y formó parte del equipo de dirección de Los Lunnis, y el resto de su equipo, cuentan en esta novela cómo se puede ser diferente al niño “pulcro y perfecto que aparece en televisión. Elvis es como todos esos niños que no casan con el niño estándar en la escuela, movidos, rebeldes, a quien se le suelen romper las cosas en la mano y que no saben qué decir en clase“. Una de sus facetas es el gusto musical por AC/DC, nada convencional, pero que se basa en los gustos de los autores y también en que esta banda ya arrastra a familias enteras, los hijos de los primeros fans. “La gran apuesta era hacer un libro que pudiera hacer gracia a un niño de nueve o de catorce años, pero que arrancara una sonrisa a un adulto, como mínimo”, contaba Copons a los medios.