Carlos Fidalgo firma una de las iniciativas más originales, una cabalgada de letras entre el folletín decimonónico, internet y el periodismo: ‘El diablo del mar’.

No busquen este libro en las librerías, ni en los grandes almacenes. No pueden descargárselo (todavía) de ninguna web. Es más, es una historia que nace y crece mientras leen esto, justo en el ecuador de su historia, un folletín al viejo estilo del siglo XIX, por entregas a caballo entre un periódico que resiste como ‘Diario de León’ y ese nuevo mundo llamado periodismo digital del que también nosotros formamos parte. Carlos Fidalgo, autor de una pequeña novela que es muy grande por su sencillez y eficiencia, ‘El agujero de Helmand’, probablemente una de las más originales de ese grandioso mundo marginal que es la ciencia-ficción, es el autor de este proyecto que él mismo define como “microfolletín”. Pequeños pasos en los que internet cobra vida y fuerza.

Cada día Carlos Fidalgo, periodista del Diario de León en la delegación de Ponferrada, publica en su pequeña esquina de opinión ‘León al sol’ un eslabón más de la larga cadena que es ‘El diablo del mar’; pero como no hay ya un solo mundo de papel, también los publica en su blog Cuatro Lunas, a diario, con una pequeña foto y toda la intención del mundo de enganchar. Fidalgo lanza la caña y los internautas pican y comparten, con lo que los episodios de su obra se multiplican y propagan por la red. No es una novedad esto de hacer novelas por entregas, pero quizás sí sea una novedad que sean micronovelas y que sean capaces de crear esas pequeñas olas que atrapan.

El periodista y escritor Carlos Fidalgo

‘El diablo del mar’ es la historia de un barco maldito que recuerda, para los que hayan disfrutado navegando también por los océanos de papel y tinta, a aquel relato llamado ‘La bestia’, firmado por el que fuera el marinero Joseph Conrad, a la sazón uno de los más grandes escritores en lengua inglesa de la historia. De su experiencia como aventurero, comerciante y marinero surgieron decenas de leyendas y relatos que luego plasmaría en su extensa carrera literaria. Textos con sabor a salitre que él mismo tragó durante años. Uno de ellos nos lleva ineludiblemente hacia ese particular mundo de los barcos malditos.

El estilo de Fidalgo es sencillo y directo, no se pierde en florituras que pudieran apartar al lector de la historia, pero eso no significa que no esté tallada cada palabra. Cuando el espacio es tan pequeño cada letra, cada palabra es como una columna que sostiene el edificio entero. Fidalgo ya demostró un gran virtuosismo para hacer mucho con poco en ‘El agujero de Helmand’. Quizás su condición de periodista le haya pulido durante años para bien; la historia, ciertamente, roza a veces el documentalismo y recuerda a los grandes reportajes literarios que aparecen en los medios con respeto por sí mismos. Todo se podría resumir en una frase: “Que la sencillez no te mate sino que te dé vida”. Y le da vida a ese barco maldito desde su forja en los astilleros londinenses.

Fidalgo lleva ya 16 entregas de esta iniciativa que él mismo concibe como un paralelismo con “un serial de periódico, como las viejas historias de Alejandro Dumas, de Robert Louis Stevenson o de Julio Verne […]. La idea es que reunáis todos los números, como si fuera una colección de postales. Es una historia para compartir. Una narración que busca lectores también en Internet”. La aventura culminará el 31 de agosto, cuando finalice la publicación en papel, pero que en digital tendrá (o debería tener) una continuación al ser reunida en un solo texto. En Facebook también tiene vida propia.

Quién sabe por dónde irán los tiros de la literatura: puede que Fidalgo sea uno más de los muchos que han decidido dar el salto hacia un mar sin límites donde todo son 1 y 0 pero que es quizás uno de los últimos rincones libres y sin corsés que quedan. Cómo él mismo reconoce en su blog, “el premio al que aspira este relato es que lo llevéis a vuestros muros o a vuestros blogs, o a donde creáis que alguien pueda leerlo, siempre que respetéis el texto original y citéis su procedencia y a su autor”. A continuación os mostramos varias de las imágenes que ilustran ‘El diablo del mar’ tal y como aparecen Cuatro Lunas.

El diablo del mar 1