Este otoño se publica en español la biografía definitiva que desvela las claves vitales y literarias del influyente y atormentado autor de ‘El guardián entre el centeno’, con la promesa de manuscritos inéditos.
FOTOS: Time / The Washington Post / Paraver.com / Elmalpensante.com
Muerto el perro, se acabó la rabia. Mal refrán para definir lo que fue la ira social de un autor que sufrió como un can mal encarado la fama y la atención mediática que él mismo había buscado. J. D. Salinger murió en 2010 y tres años después ya está listo el desembarco de la autopsia ensayística que le van a hacer con una biografía con muchas novedades. Será Seix Barral la que publique ‘Salinger’, título escueto y directo del trabajo de años de Shane Salerno y David Shields. Será este otoño próximo (en EEUU se publicará el 3 de septiembre) y vendrá acompañado, en EEUU, de otros cinco libros inéditos del autor que más se escondió, más fobia tuvo a la fama y cuya última foto es la de un anciano furioso que intenta golpear la cámara que le ha robado una foto clandestina, como si le estuvieran arrancando el alma. Así fue Salinger. Por cierto, para quien no lo sepa todavía, él escribió ‘El guardián entre el centeno’.
Cuando murió tenía 91 años y era un icono americano y del siglo XX: igual de furibundo, oscuro, atormentando y genial como la centuria que le tocó vivir, y un fantasma que en EEUU había alcanzado la categoría de mito por razones a veces tan crudas como que el asesino de John Lennon se basó en su libro mayúsculo para tomar ciertas decisiones, como matar la voz de ‘Imagine’. Su libro ya tenía esa aura de texto simbólico y funesto, de maravilla generacional. ‘El guardián entre el centeno es una “biblia adolescente”, como les gusta definirla a muchos periodistas, pero en realidad era la piedra de toque de un autor que Salerno y Shields muestran como un atormentado incapaz de soportar el crecimiento de su ser. Un eterno adolescente furioso, o un alma demasiado dolida. Como su propio país tal vez. En una de las pocas entrevistas concedidas tras su velada oscuridad (en los años 70, a la revista Time), aseguró que había “una maravillosa paz en no publicar”. Todo un recordatorio de lo harto que estaba del mundo.
Salinger de joven, en los buenos tiempos en los que publicó ‘El guardián entre el centeno’ (edición americana y española de Alianza)
Salinger fue hijo de su tiempo y de la tormenta que le ensombreció. Principalmente la Segunda Guerra Mundial, donde junto a sus camaradas y amigos durante años (de los pocos que lograron permanecer inalterables en la huida permanente de Salinger) desembarcó en Normandía. Vivió la guerra y ésta, aseguran, le traumatizó profundamente. No sólo corrió y disparó, evitó a la muerte y la regaló, sino que también tuvo que ver en directo el descubrimiento de los campos de concentración nazis. El impacto fue tan brutal que tuvo que ser ingresado en un psiquiátrico militar. De allí salió convertido en un antitodo: entre los renglones de sus obras se atisba el nihilista, el cínico, el desencantado, el grosero huidizo, la mala salud, sus traumas emocionales con el mundo, las mujeres, los amigos, esa fama mitológica que le encumbró y convirtió en un raro polo de atracción para hasta tres psicópatas que sólo necesitaban una excusa… Si se recuperó del todo o no es algo que habrá que descubrir con el propio libro y el juicio de cada uno.
El ensayo es inédito: contiene más de 200 documentos gráficos, como fotos que jamás han visto la luz, igual que las cartas que se escribió con amigos y conocidos que tampoco habían visto la luz. Pero ya muerto, Salinger pertenece al mundo americano devorador de mitos. Deshumanizado. Una vez muerto los que le rodearon, los pocos que lo hicieron, empezaron a romper ese trato tácito que tenían con él y a contar detalles de su vida. Poco a poco el enigma tomaba fuerza y cuerpo: un hombre corroído y atormentado. Nada del otro mundo, y sin embargo un talento inmenso. Se enclaustró en New Hampshire, en su casa de Cornish. Y aunque continuó escribiendo hasta el final de sus días se negó a publicarlo o siquiera hablar de lo que hacía. Lo último que vio el mundo en vida fue una novela publicada en la mítica The New Yorker, ‘Hapworth 16, 1924’. Y no era una versión definitiva, incluso se especula con que el nuevo material que podría publicarse próximamente sería una nueva versión de ésta. Tuvo tiempo de sobra para perfeccionarse, escondido del mundo y de sí mismo tal vez.
Última foto de Salinger, furioso con el periodista que le engañó y fotografió desde el coche
Vida escondida de un autor
Neoyorquino de nacimiento (1919), judío de origen que no de ejercicio, miembro de una familia burguesa, su vida estuvo marcada por la guerra y el ocultamiento. Entre 1941 y 1946 vivió en sus propias carnes todo el horror del Frente Occidental, desde Normandía a la liberación de los campos de exterminio: fue de los soldados que entraron en Dachau, donde realizó tareas de contraespionaje que le devastaron moralmente. Antes de la guerra Salinger había vivido y viajado por Europa, especialmente en Austria, donde vivió con una familia judía y con cuya hija probablemente tuvo su primer encuentro con el amor y el sexo. Esa familia no sobrevivió al Holocausto. Salinger tragó barrio y sangre: estuvo en la playa Utah, en la toma de Cherburgo y Saint-Lô, de las peores de Normandía, participó en la liberación de París y conoció a Hemingway, pero luego fue uno de los pobres desgraciados de la batalla de las Ardenas y en los bosques de Hürtgen. La literatura con mayúsculas llegaría después, entre 1946 y 1966, momento en el que decide retirarse de la vida pública para siempre y ocultarse. En 1951 había publicado su obra maestra, ‘El guardián entre el centeno’, un fulgurante éxito casi inmediato que se lo llevó por delante. Su influencia ha sido muy grande en la literatura americana, especialmente en autores como Philip Roth, Lemony Snicket, John Updike, Harold Brodkey, Richard Yates, Sylvia Plath o en autores mucho más jóvenes como Dave Egger
Las obras póstumas y el documental sobre su vida
A su muerte Salinger dejó una orden: una vez que yo no esté, publicad lo que yo os diga. A partir de 2015 se publicaran cinco volúmenes con nuevos textos. Aunque no se sabe mucho, el diario El País logró adivinarlo y recogemos el testigo: ‘La familia Glass’, cinco relatos sobre la saga de ‘Franny and Zooey’; ‘The last and best of the Peter Pans’, cuentos sobre los Caulfields, la familia de la que surgió Holden Caufield, personaje central de ‘El guardián entre el centeno’; un manual religioso sobre el Vedanta que él practicaba y finalmente dos novelas, una inspirada en su temprana relación con su primera esposa Sylvia Welter, y otra sobre sus recuerdos de la Segunda Guerra Mundial. Entre tanto, se estrenará en el Festival de Toronto el documental ‘Salinger’, producida por Weinstein Company y que contextualiza en pantalla el trabajo de investigación hecho para poder diseccionar a Salinger de verdad, y en el que han participado entre otros Edward Norton, John Cusak, Danny de Vito, Philip Seymour Hoffman y escritores como Tom Wolfe o Gore Vidal antes de fallecer.