Tras el buen resultado del primer Seminario del Museo del Prado, dirigido por Félix de Azúa este año, el Museo convoca ahora la celebración de otros dos más como oferta cultural académica.

Filósofo, catedrático de Estética y habitual de muchos grandes medios de comunicación nacionales, Félix de Azúa probó suerte este mismo año con el Museo del Prado y de aquel éxito ha surgido una nueva oportunidad para 2014, con fecha entre enero y abril. El plazo de inscripción en cualquiera de los dos seminarios finaliza el próximo 20 de diciembre y se puede realizar a través de www.museodelprado.es

Los dos nuevos seminarios serán I. El ojo que piensa (1750-1850) y II. Construcción y representación del Mundo Nuevo (1850-1940). El primero se celebrará entre el 22 de enero y el 9 de abril y plantea la transformación de las artes visuales desde el gran punto de inflexión de la Revolución Francesa, momento en el que surgen (también al calor de la Ilustración) las Academias, las corrientes intelectuales asociadas y la eclosión del siglo XX, época de pura teoría y vanguardia. El segundo, tendrá lugar entre el 6 de febrero y el 24 de abril y recorrerá el proceso de la tekné platónica en sus caras, la técnica y la artística, durante el proceso de creación de un mundo nuevo tras la revolución de 1848 hasta el fin de siglo.

Félix de Azúa

Ambos se complementan entre sí y cada uno constará de once sesiones impartidas por el filósofo y un grupo de especialistas entre los que destacan Francisco Calvo Serraller, José Luis Díez y Jon Juaristi. Aportarán su particular visión y sus conocimientos para crear una visión más amplia para los inscritos. Ambos seminarios se celebrarán en el Centro de Estudios del Museo del Prado (Casón del Buen Retiro);

Este tipo de oferta cultural arrancó el año pasado como una iniciativa más del Museo del Prado, que aspira a tener influencia pedagógica en el público a través de su Centro de Estudios; su meta es cambiar los parámetros de un museo, de la institución como algo más que un reclamo turístico o un tesoro patrimonial vivo, quiere ser formador y divulgador a partir de grupos reducidos con los que poder trabajar el tiempo suficiente para que puedan aprender. No es una iniciativa original, en realidad El Prado imita las corrientes del norte de Europa en cuanto a la relación entre público y museos.

Interior de una de las salas de escultura clásica del Prado