Una más hacia la perfección de la anatomía humana: las neuronas puede regenerarse después de una lesión cerebral.

Lo más cercano a la vida de un elfo o cierto grado de inmortalidad podría estar cada vez más cerca. La Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) ha logrado una tecnología para regenerar neuronas funcionales después de una lesión cerebral y también en cerebros aquejados de Alzheimer. Como base de la investigación usaron células gliales (células de soporte del sistema nervioso central), fundamentales para la transmisión de señales cerebrales. El equipo está liderado por Gong Chen, quien apuntó directamente a lo que justo necesita el ser humano: recambios avanzados para curar lesiones medulares y los efectos de los peores castigos de un cerebro como la apoplejía, el Parkinson o el Alzheimer. El informe se publicó en Cell Stem Cell.

Cuando el cerebro se ve afectado por una lesión o enfermedad, las neuronas a menudo mueren o se degeneran, pero las células gliales se vuelven más ramificadas y numerosas. Estas “células gliales reactivas” son la respuesta natural, crean un sistema que defiende el tejido cerebral de toxinas y bacterias que puedan infectar otras zonas no afectadas. Sin embargo el cuerpo humano, por sofisticado y sorprendente que sea, tiene efectos colaterales con este truco; allí donde aparecen las células gliales se limita el crecimiento de células sanas. Dicho de otra forma: las células gliales ocupan la zona de la lesión y no permiten la regeneración del tejido. 

Esquema del funcionamiento de las células gliales

Pero los experimentos del equipo de investigadores permitieron utilizar otro tipo de procesos y de vías para lograr solucionar ese efecto perverso. El punto de partida fue una técnica premiada con un Nobel: la de las células madre pluripotentes inducidas o iPSCs, consistente en reprogramar células madre de la piel para que puedan generar otro tipo de tejidos. A partir de aquí, y basándose en la proteína NeuroD1, desarrollaron los primeros experimentos: infectaron células gliales reactivas con un retrovirus que especifica el código genético de la proteína NeuroD1 y que es de replicación deficiente, por lo que no puede matar a las células infectadas. También se realizaron otras pruebas que demostraron que las nuevas neuronas convertidas por el retrovirus NeuroD1 podrían recibir señales de neurotransmisores a partir de otras células nerviosas.

Este mismo proceso se utilizó en un ratón transgénico con Alzheimer para saber si se podía curar, y los resultados indicaban que las zonas afectadas también pueden recuperarse parcialmente. No por completo, pero sí que puede tener un efecto positivo sobre ese tejido. Podría ser un tratamiento firme en unos cuantos años, pero habrá que perfeccionar mucho más los métodos y resultados.