España pierde a uno de los más grandes expertos de la guitarra española, el hombre que cambió todo y fue amigo y confidente de Camarón de la Isla. Una tragedia para la música.

El destino le ha dado una puñalada trapera a Algeciras, al flamenco, a la música, a España y a todos los que alguna vez pudimos verle en directo. El mejor guitarrista español, el mejor intérprete que supo sacarle juego a ese instrumento clásico que en el flamenco es la fiel hermana de trabajo y que él logró elevar a la categoría de mito universal. Medio planeta, desde EEUU a Japón, llora la muerte con apenas 66 años de Paco de Lucía. Ha muerto además fuera de su país, en una playa de México donde tenía casa. Y lo peor, cerca de sus nietos, con los que jugaba cuando empezó a sentirse mal. Murió camino del hospital.

Atrás queda ya un guitarrista único nacido y acunado entre su Algeciras natal y el Cádiz cercano, de la quinta de 1947 y que poco a poco, con su gente y su guitarra, se labró un futuro y sobrevivió a uno de los mayores genios y amigos que tuvo, Camarón de la Isla. Más allá de la repatriación del cadáver y de los homenajes debidos en Andalucía y el resto de España, los melómanos han perdido a un artista flamenco que supo saltar de ese campo hacia el clasicismo, capaz de tocar con orquestas clásicas y de implementar el sentido clásico de la guitarra española con la fiereza y la chispa que nutre al flamenco. Su primer disco ya fue una premonición en el lejano 1967: ‘La fabulosa guitarra de Paco de Lucía’. Toda una profecía de lo que pasaría después.

Paco de Lucía de joven junto a Juan el de la Vara (izquierda)

En poco tiempo se puso a la cabeza del flamenco: era el guitarrista más creativo y enérgico. Poco a poco, pese a la gran timidez inicial, se hizo un hueco a golpe de concierto y talento. En su familia todos eran músicos, y de su generación está su hermano Pepe de Lucía y una de sus sobrinas, Malú. Se agarró a las cuerdas con siete años, a los 14 ya hacía dúo con su hermano Pepe (cantaor) y poco a poco fue abriéndose camino hasta despuntar con fuerza en Barcelona, ciudad donde quebró el Palau en 1970 con conciertos tremendos que le llevarían luego a Madrid (1975) y su primer disco grabado en directo en el Teatro Real.

Fue precisamente en los años 70 cuando conectó con el hombre que le llevaría a las nubes entre los aficionados al flamenco y a la guitarra española, y que, de paso, le haría famoso popularmente: Camarón de la Isla. El también fallecido cantaor, quizás el más grande de todos los hijos del flamenco (o por lo menos el más mitificado a posteriori y de los que más se arriesgó en vida moldeando el flamenco), le reclutó para grabar con él diez discos, entre ellos ‘El duende flamenco’ y ‘Fuente y caudal’, publicados entre 1972 y 1973, un bienio de lujo para los que sean seguidores de esta pareja bien avenida en la que la vibración la ponía Camarón y el estilo Paco. También con él grabaría ‘Potro de Rabia y Miel’ y sentaría las bases de una amistad única que casi acaba con Paco de Lucía cuando, en 1992, la enfermedad se llevó por delante a Camarón. Un año estuvo fuera de circulación, silente y dolido.

A su regreso, de nuevo con sus músicos alrededor, hizo una gira larga y determinante por EEUU y Europa donde, ya sí definitivamente, se hizo un hueco enorme en la música y la fama. Volvería en 2004 con su mejor disco, ‘Cositas buenas’, aplaudido por la crítica y que le hizo ganar el Grammy Latino al año siguiente. De sus giras nacieron amistades paralelas, como las que tuvo con otro monstruo de la música como Al Di Meola, o incluso con Bryan Adams; deambuló y mezcló el flamenco con muchas cosas, desde el clasicismo de Joaquín Rodrigo al blues o el jazz; pero ninguna de ellas superó el tándem que formó con su siempre añorado Camarón.

Además de una extensa familia, deja atrás muchos galardones, como el mencionado Grammy al mejor álbum flamenco 2004, pero también el Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco; la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 1992; el Premio Pastora Pavón La Niña de los Peines 2002; y el honorífico de los Premios de la Música 2002.

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Junto a Camarón de la Isla

Paco de Lucía junto a Al Di Meola y John McLaughlin