El director de cine James Cameron se pasa a la ciencia, al menos temporalmente. Y vuelve a las profundidades del mar después de hundir el Titanic. Ahora explorará la Fosa de las Marianas.

Cameron ultima los detalles de su próxima aventura, un proyecto en el que cambia los sets de rodaje por el fondo del mar con el objetivo de investigar lo que esconde la fosa de las Marianas. Lo hará a partir de marzo, cuando con 57 años se embarque en un minisubmarino fabricado para la ocasión rumbo al lugar más profundo del océano, a casi 11.000 metros de profundidad, un viaje con fines científicos que hará solo y que prepara desde hace más de ocho años. El interés de James Cameron por los fondos marinos le llevó en el pasado a realizar películas como ‘The Abyss’ (1989), en la que un grupo de científicos encontraban vida extraterrestre en las profundidades del océano, y a buscar los restos del Titanic (‘Last Mysteries of The Titanic’, 2005).

 

En caso de tocar fondo en las Marianas, la expedición de Cameron sería la segunda en conseguir la hazaña. Hasta la fecha únicamente lo había logrado el batiscafo Trieste en 1960, pilotado por el teniente de marina de Estados Unidos Don Walsh y el explorador suizo Jacques Piccard.

El vehículo que transportará al director de cine a profundidades abisales fue bautizado como ‘Deepsea Challenger’, tiene espacio para un ocupante, está equipado con cámaras y brazos robóticos y puede soportar una presión de más de 7.000 kilos por cada medio milímetro de superficie. La nave, diseñada y construida por Cameron y su equipo de ingenieros en colaboración con National Geographic, alcanza una velocidad en el descenso de 213 metros por minuto. Con ese dato Cameron tardará unos 50 minutos en llegar al final de la fosa, en los alrededores de la isla americana de Guam, en el Pacífico Sur.

El habitáculo es de una incomodidad suprema: sin ventilación, totalmente aislado, pasará de una temperatura media de 45ºC en superficie a caer cerca del 0 en la parte final del descenso, donde ni la luz ni el calor llegan a esas profundidades y el agua alcanza una presión inimaginable. La estimación actual para el ecosistema es que hay más de 750.000 especies marinas que no han sido formalmente catalogas por la ciencia, tres veces más que las que se conocen. Y la mayoría viven en ecosistemas recónditos donde el ser humano todavía no ha llegado.