Ya no se trata sólo de pequeñas plataformas en la red, sino de los grandes centros universitarios como el MIT y la UNED: internet empieza a ser rentable de verdad para la educación.

Con algo de lentitud de reflejos pero de una manera ya más que solvente, las principales universidades se han dado cuenta de que internet es algo más que un canal para repartir información a sus alumnos. Ahora buscan también a los que viven a miles de kilómetros pero quieren acceder a su conocimiento. Una de las que han espabilado es la UNED española, que ha incluido cursos online con el MIT (Massachusetts Institute of Technology) para el próximo año como uno para crear aplicaciones para teléfonos móviles. Para poder hacerlo han tenido que desarrollar una nueva plataforma, UnX, que unifica la oferta de la UNED con la del MIT en un acto de colaboración obvio pero que hasta hace bien poco las universidades ni contemplaban.

La universidad española, como institución colegiada, es un dinosaurio que camina a pasos de gigante, siempre y cuando se mueva, claro. Mientras por un lado crecen los problemas con la oferta y la estructura de la universidad presencial su vertiente online crece a pasos de gigante; el viejo sistema heredado del siglo XIX, a su vez tradición de los grandes logros de la Edad Media, cuando una universidad era más un lugar sagrado que una escuela, se viene abajo. Y esto implica una mayor flexibilidad y dinamismo. Internet es una forma de relajar esa pompa y circunstancia que en realidad rebaja la capacidad, no la dignifica.

UnX, abierta a todo el mundo, aspira también a unirse a las universidades de Latinoamérica, el nuevo El Dorado de estudiantes potenciales para los centros españoles. Para poder lograrlo han imitado al pie de la letra EdX, la plataforma forjada entre la oferta de Harvard y el potencial del MIT. Y si ellos lo hicieron fue porque estas universidades saben que son los líderes educativos del mundo, y que si internet ofrece conocimiento online ellos deben estar ahí y ser los mejores. EdX fue una gran revolución que ahora cruza el Atlántico y otros mares de prejuicios para ser una oportunidad abierta para los estudiantes españoles.

Este mes de noviembre UnX estrenará tres cursos, el mencionado de aplicaciones móviles y otros relacionados con empresas en la red; y lo  hará de forma gratuita para poder usarlos como cebos para atraer a más estudiantes. En el trayecto se han unido el Telefónica y el Banco Santander, dos patrocinios que también harán de gancho para otras empresas que quieran unirse. Los responsables del MIT, los que de verdad se movieron primero, sostienen que el entorno digital potencia la iniciativa de los estudiantes, mejora su expectativas profesionales y se adapta al difícil contexto económico. Y algo más importante: espolear a los alumnos para que tengan iniciativa, justo lo que en España siempre se ha perseguido como algo ácrata y no controlable. La necesaria colaboración e interactuación entre alumnos derriba antiguas murallas, hace que la gente sea menos reticente a la innovación y sobre todo conecta personas para poder dar salida a ideas. Porque quien más comparte es el que al final llega más lejos.

Usuario de Coursera, plataforma de cursos universitarios online

 

El mejor conocimiento del mundo y gratis

Este campo ya no es cuestión de webs privadas o de profesores que para expandir su horizonte crean plataformas particulares. Una base enlaza con profesores que crean una comunidad educativa virtual: los alumnos pagan una matrícula y hacen el curso. Ese era el mecanismo, pero esto ha cambiado. Las grandes potencias educativas han entrado en el negocio para comérselo por la vía rápida: es gratis. Y la UNED no es la única. En realidad son varias. Ejemplos: una buena conexión a internet, tiempo y ganas permiten acceder a cursos en Stanford, Princeton o la Universidad de Londres. Y la palabra clave: gratis. En inglés se llaman Mooc, en español Coma, pero en ambos casos son la prueba maestra de que la educación online ya rebasa fronteras nacionales. Coursera es una de las nuevas bases de alumnos: la oferta suponen más de 200 opciones a partir de una lista de 33 universidades de todo el mundo.  Coursera es una buena vara de medir: sus responsables advierten que España es el noveno país con más estudiantes registrados, justo por detrás de Alemania y Rusia. La razón es obvia: España, acosada por la crisis, ha subido exponencialmente las tasas universitarias, así que los alumnos “pasan” de la universidad tradicional.

 

El gran problema: las certificaciones

En realidad son dos: las certificaciones académicas no se consiguen, no están pensadas para este tipo de enseñanza. Es decir, que siempre será más oficial ir a clase en Stanford que conseguir un curso online de Stanford. Las universidades no quieren poner su sello aprobatorio en cualquier cosa que llegue por internet. En Coursera proponen la vía económica para todos: cobrar una cantidad a cada alumno por ese certificado. Sería una forma de convencer a los centros educativos y de paso sacar dinero de estas plataformas más allá de la matrícula. El alumno tiene su papel oficial, la plataforma saca dinero y la universidad también podría quedarse su parte. UNED Abierta va por el mismo camino: estudian la opción de cobrar una cantidad mínima (entre 10 y 20 euros en función del curso) para ofrecer una certificación que sirva para el curriculum y el mercado laboral.