Nada es invulnerable a las grandes crisis. Ni un monstruo como Rock in Rio: “Una decisión personal muy solitaria” del fundador de Rock in Rio, Roberto Medina, es lo que ha mantenido y mantiene a Madrid como una de las citas mundiales de este festival.
El brasileño ha supeditado la continuidad de la franquicia española a que haya “cambios” en el mercado y en la mentalidad empresarial. “Para hablar de Rock in Rio Madrid hay que hablar de la situación de España como un todo”, señala cautamente el directivo antes de aplicar la palabra “crisis” al festival, que en su reciente y última edición en la capital española reunió a 173.000 personas, una “buena cifra”, reconoce, “pero no para su dimensión”.
Medina señala que las cosas están hoy como cuando hace dos años tuvo que plantearse si celebraba esta última edición, con el criterio en contra de su equipo directivo, y él apostó por España, entre otras cosas, dice, “para demostrar gratitud al mercado español. Claro que quiero volver a España. Mi mirada es global y, en ella, hay proyectos que pueden ir mal y otros bien, pero lo que quiero ver es un cambio de postura de los dirigentes de las compañías”, advierte este visionario, que critica la subida del IVA aplicado a los conciertos al 21 por ciento.
Medina señala directamente a la crisis económica por la que atraviesa España, a su gestión (“Alemania ha emprendido un camino erróneo, no hay forma de mejorar sin una pauta de crecimiento”, reflexiona) y también al mundo empresarial: “El mundo empresarial español está muy acomodado después de cuatro años de crisis. “Piensan igual que antes de ella”, se queja este empresario, que vaticina un futuro “más competitivo” y que en este difícil contexto decidió explotar aún más la marca ‘Rock in Rio’ con nuevas sedes en América Latina.
Sorprenden las cifras de asistencia en España con las de Portugal, un país afectado también por la crisis, pero en el que el público respondió mucho mejor a la oferta musical, encabezada (eso sí) por Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Bryan Adams, Maroon 5, Metallica y The Offspring, entre otros. Para ello, dice, contó con la mayor inversión en sus seis años de historia lisboeta gracias a los patrocinadores, con su promoción y con unos vehículos de promoción “que allí se movilizan diez veces más”, oportunidad que aprovecha para arremeter contra el papel de los medios españoles en la génesis de esperanza.