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Scorsese en la Cineteca

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Para fans de Martin Scorsese. Para sus fans en Madrid, porque fuera de la ciudad-estado-capital no hay olas en el horizonte. La Cineteca madrileña del centro Matadero ha recopilado los mejores documentales de este director, con tantas facetas como obras ha dejado ya al cine: gran melómano, entre sus trabajos hay investigaciones sobre la historia del blues o un biopic documental de George Harrison, el “calladito” de los Beatles, por tirar del ejemplo más reciente.

De miércoles a domingo, y hasta el día 29 de enero, la Cineteca (Plaza de Legazpi, 8) tiene programados diferentes pases de la producción documental de Scorsese (picar para ver programa). Siempre en la Sala Azcona (3,50 euros). Scorsese fue desde el principio uno de los mayores animadores del formato del documental en gran pantalla, y mucho más conectándolo con el mundo de la música americana en los años 60 y 70 (‘No Direction Home’, ‘The Last Waltz’, ‘Shine a Light’, etc.), aunque se cuele algún que otro documental al margen del mundo sónico que tanto encandila a Martin (Italianamerican, Public Speaking –sobre la vida y obra de Fran Lebowitz– o aquel recorrido sobre el cine clásico americano que Scorsese realizó hace más de quince años).

PROGRAMACIÓN: ‘No Direction Home’, ‘The Blues: feel like going home’, ‘Italianamerican’, ‘American Boy: a profile of Steven Prince’, ‘Public Speaking’, ‘Shine a Light’, ‘A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies’, ‘The Last Waltz’ y ‘A letter to Elia’.

Estreno – ‘Yellow Sea’

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Desde hace algunos años el cine asiático es mucho más que émulos del Señor Lee, inacabables novelones esteticistas chinos y el artificio de Hong-Kong. Es mucho más que un montón de imitadores de Kurosawa o Kitano, o John Woo. El país que mejor ha sabido explotar su libertad creativa, por ahora, es Corea del Sur, del que han salido algunas de las mejores películas de género negro de la última década y filmes de ciencia-ficción que avergüenzan, por buena factura y poco precio, a las megaproducciones californianas que son mucho ruido y pocas nueces. ‘The Yellow Sea’ rompe con todo eso. Se estrenó el pasado día 5 y es una recomendación.

La película revisa y reconstruye el thriller arrastradísimo de los años 70 para convertirlo en otra muesca más de Na Hong-jin, que ya firmó ‘The Chaser’ en años anteriores. El argumento arranca en la frontera entre las dos Coreas y Rusia, donde la mitad de la población vive de actividades ilegales. Con ese caldo de cultivo le ha salido una película que fue premiada en Sitges y que llena el vacío dejado por el cine occidental en cuanto a géneros, demasiado ensimismado en repetir mecanismos y poner poca originalidad. Michael Mann con los ojos rasgados, y sin racismos, ¿eh? Actores: Ha Jung-woo (Gu-nam), Kim Yun-seok (Myun), Cho Seong-ha (Kim), Lee Chul-min (Choi).

 

SINOPSIS: En la ciudad de Yanji, entre Corea del Norte, China y Rusia, la mitad de la población vive de actividades ilegales. Un taxista debe pagar la deuda que contrajo con la mafia y que permitió a su mujer viajar a Corea del Sur en busca de una vida mejor. Consciente de que deberá trabajar durante años para recuperar el dinero, su única solución pasa por aceptar el peligroso trato que le propone el jefe mafioso Myun: cruzar la frontera de Corea del Sur para asesinar a una persona. No obstante, lo que parecía un plan sencillo pronto se complicará hasta límites insospechados.

Reportaje – A la sombra de la piedra dorada

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A finales de 1897, el cine llegaba a Salamanca siendo sólo un experimento científico que permitía capturar la realidad en movimiento. Apenas se vislumbraba su capacidad para acabar convertido en la mayor fábrica de ilusiones del siglo XX. Tampoco se podía esperar que medio siglo después fuese en Salamanca dónde el cine español decidiese dejar de ser sólo entretenimiento para convertirse en arte.

 

Por Nerea González Pascual

Esta historia comienza una tarde de primeros de diciembre de 1897, quizás con un pequeño grupo gente congregada en torno a un cartel en la entrada del teatro Liceo. Allí se anuncia la presentación de un aparato que, bajo el sello de la casa Lumière, permite captar ‘fotografías en movimiento’. Sólo se trata de una diversión más, casi una excentricidad, pero había sido anunciada a bombo y platillo como un espectáculo prodigioso que debía ser contemplado por todas las gentes de buen gusto. Un jueves 9 de diciembre, el milagro del cine llegaba por primera vez al gran público en Salamanca.

El responsable de aquella primera gran sesión era un bejarano, Augusto Márquez, que llevaba ya algunos meses realizando exhibiciones en su localidad natal. Éste no sólo se había hecho con la licencia de utilización del cinematógrafo en sesiones públicas sino que ese mismo año se puso detrás de la cámara para convertirse en el primer realizador salmantino. Una vista animada de las lavanderas del Tormes es la réplica charra de la ‘Salida de misa de 12 del Pilar de Zaragoza’ (Eduardo Jimeno, 1896), considerada hasta la fecha la primera película rodada bajo firma española.

 

Durante estas primeras décadas de cine, Salamanca sería escenario de un puñado de rodajes tales como el de ‘La mesonera del Tormes’ (José Buchs, 1919), ‘El Niño de las Monjas’ (José Calvache Walken, 1925) –la primera obra de ficción argumentada filmada en la capital– o ‘El Lazarillo de Tormes’ de Florián Rey (1925). Estamos a tan sólo dos años de que el terremoto del sonoro revolucione para siempre el cine en Hollywood y por el camino se habían quedado otros tantos proyectos, incluido el que hubiera bautizado como cineasta al fotógrafo Venancio Gombau con una vista de la Sierra de Francia.

Esos años de transformación vieron pasar a Buñuel por La Alberca de camino a Cáceres en 1932. El falso documental ‘Las Hurdes. Tierra sin pan’ arranca provocador con imágenes de la localidad que sitúan a la España de las provincias en algún punto entre el primitivismo y el púlpito de la Iglesia. El medio rural ofreció a los cineastas buenos escenarios para rodar desde documentales, a ficciones costumbristas o películas de época. Pero ya muy lejos del surrealismo de Buñuel, los títulos más destacados que pasarían por Salamanca durante las siguientes décadas serían ‘Marcelino Pan y Vino’ (Ladislao Vadja, 1954), ‘Ama Rosa’ (León Klimowsky, 1960), protagonizada por Imperio Argentina, o el film que convertiría por primera vez a Joselito en ‘El pequeño ruiseñor’ (Antonio del Amo, 1956). Muy moderno todo…

En realidad, sí. Al margen de la industria cinematográfica más cercana al franquismo, en España una generación de nuevos realizadores –más cinéfilos que nunca– comenzaba a buscar la inspiración en el modelo de arte y ensayo. La influencia del Neorrealismo Italiano fue el prólogo de la entrada mundial del celuloide en la modernidad a través de lo que se conocería como el movimiento de los ‘Nuevos Cines’. En España, a las ganas de explorar las fronteras del lenguaje se unía la necesidad de salvar la censura sin renunciar al compromiso de denuncia de la realidad social de la dictadura. Y es precisamente aquí, en Salamanca, donde la gente de la gran pantalla se reunió para formalizar también su propio Nuevo Cine.

En el año 1955, un joven procedente de Lumbrales licenciado en Filosofía y Letras y titulado en la Escuela Oficial de Cine de Madrid, consiguió organizar en la Universidad de Salamanca un encuentro entre las más importantes figuras del cine de la época. Aquel cineasta era Basilio Martín Patino, el responsable de obras como ‘Mis queridísimos verdugos’  (1973) o ‘Canciones para después de una Guerra’ (1971). Pero sobre todo, hablar de Martín Patino es hablar del director que convirtió la imagen de Salamanca en icono con ‘Nueve cartas a Berta’ (1965).

Aquellas I Conversaciones sobre el cine español fueron un gran foro de discusión artística, concebido por Ricardo Muñoz Suay, que agrupó a profesionales del rodaje y de la crítica pero también de todos los signos políticos: desde Juan Antonio Bardem a Sáenz de Heredia, pasando por Berlanga, Fernán Gómez o José María García Escudero. Las conclusiones que de allí salieron fueron en definitiva los principios que definirían el Nuevo Cine Español de las próximas décadas: la necesidad de aumentar la calidad artística haciendo más cine de autor en vez de limitarse al cine industrial, legislar la censura –que hasta entonces consistía en normas no escritas que aplicaba el censor de turno según su particular criterio– y en tercer lugar, la obligación de recoger la tradición cultural española. En Salamanca, el cine español decide quitarse los complejos para convertirse en arte pero también en un arma en dirección contraria al paraíso de ficción social que tanto se había esforzado por crear la industria.

 

‘Drive’: recordad a McQueen

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‘Drive’ es una de las sensaciones del año en EEUU, capaz de recuperar para el cine a los héroes de asfalto y gafas de sol del estilo de Steve McQueen o Clint Eastwood en sus buenos tiempos. Cierto regreso a los solitarios sobre ruedas de ese estilo. Con el danés Nicolas Winding Refn en la dirección, y un premio en Cannes para reconocerle el mérito, este thriller bien construido y con Ryan Gosling perfecto en el papel central ha barrido en taquilla en EEUU. Y a los críticos les ha hecho arquear una ceja para darse cuenta de que el género negro es tan bueno para dar arte en movimiento como cualquier otro. O incluso más.

‘Drive’ se basa en la novela negra homónima de James Sallis, la cual el productor Adam Siegel descubrió a través de una pequeña crítica en el ‘Publisher’s Weekly’. El presupuesto fue de 15 millones y ya lleva 45 millones recaudados, así que un aplauso para los jefes y el director. También para Gosling. Aquí lleva dos días en cartel y por ahora funciona bastante bien. Cine de autor con algo más que lágrimas y onanismo emocional detrás. Actores: Ryan Gosling (Driver), Carey Mulligan (Irene), Ron Perlman (Nino), Christina Hendricks (Blanche), Bryan Cranston (Shannon), Oscar Isaac (Standard).

SINOPSIS: Driver es un conductor especialista de cine por el día y un conductor para fugas por la noche. Shannon es mentor de Driver a la vez que su jefe. Desde que se dio cuenta del talento de Driver al volante, le busca directores de cine y televisión para sus películas o criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose una comisión en ambos casos. Pero el mundo de Driver cambia el día que se encuentra con Irene y su hijo.

 

El “tito” Oscar ya tiene cara

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Falta todavía tiempo, pero de momento, y tras un cambio de presentador más que polémico (Billy Crystal por Eddie Murphy después de una frase estúpida del productor de la ceremonia metiéndose con los gays), la ceremonia de los Oscar “del fin del mundo” ya tiene poster oficial.

No es que resulte muy emocionante, y el diseño es más bien clásico, con la omnipresencia de uno de los pocos tipos que pueden aparecer desnudos en TV en EEUU, eso sí, bien tapado por una más que fálica espada que ya es marca de la casa de la estatuilla dorada más preciada jamás construida. El equivalente al Santo Grial del cine, lo digan o no los interesados. Es el tito Oscar, bautizado ya muy temprano así, y que más de un actor definió como “un vibrador dorado gigante” entre las copas de las fiestas de después. Eso sí, debía llevar uno en la mano.

Cine yiddish en América

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La Fundación Botín, gracias a la colaboración del director de Programación del Film Society del Lincoln Center de Nueva York, Richard Peña, ha organizado para enero de 2012 un ciclo de cine y música que será una oportunidad para acercarse a la memoria poderosa y emotiva de un momento de transición en la vida y la cultura judías. Lo malo es que Santander no está precisamente muy a mano, pero merece la pena por lo especial y detallado del ciclo.

Richard Peña y el escritor y especialista en bibliografía de judaica Uriel Macías, serán los encargados de abrir el ciclo en Santander el próximo 10 de enero, martes, con una presentación y una conferencia sobre la cultura judía en Europa Oriental. El ciclo incluye la proyección de seis películas de los años treinta del pasado siglo y un concierto de la agrupación Kroke. Las citas serán a las 20:30 horas, en la sede de Pedrueca.

‘Memoria de un mundo. El cine Yiddish en América’ es el título completo de este ciclo que muestra los paralelismos con otros tipos de cine étnico en EEUU. Paralelamente al cine afroamericano, el cine en lengua yiddish, dirigido a las comunidades judías en los Estados Unidos y otros países, era el otro gran cine étnico e independiente en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Ahora bien, mientras el cine afro-americano expresaba en esencia un deseo de integración social en la gran sociedad americana, el cine yiddish, por el contrario, mostraba frecuentemente la amenaza de la asimilación. Ambos casi desaparecen después de la Segunda Guerra Mundial.

Las películas, propiedad de The National Center for Jewish Film, se proyectarán en versión original con subtítulos. Han sido recuperadas por un movimiento de historiadores y archiveros que en los años setenta empezó a mostrar un renovado interés por estas producciones sobre la vida cotidiana de los judíos.

PROGRAMACIÓN

Martes, 10 · Presentación a cargo de Richard Peña y conferencia sobre la cultura yiddish por Uriel Macías, escritor y especialista en bibliografía de judaica

Miércoles 11 · Proyección: The cantor’s son (El hijo del cantor), 1931, Ilya Motylef

Jueves 12 · Proyección: His wife’s lover (El amante de su esposa), 1931, Sidney Golden

Martes 17 · Proyección: Uncle Moses (El tío Moisés), 1932, Sidney Golden

Miércoles 18 · Proyección: Green Fields (Campos verdes), 1937, Edgar G. Ulmer & Jacob Ben-Ami

Jueves 19 · Proyección: Tevye, 1939, Maurice Schwartz

Martes 24 · Proyección: The light ahead (La luz al frente), 1939, Edgar G. Ulmer

Jueves 26 · Concierto: Kroke (Tomasz Kukurba, viola; Jerzy Bawol, acordeón; y Tomasz Lato, contrabajo)

Lugar: Fundación Botín. Pedrueca, 1. Santander  (España)
Hora: 20.30 h. Entrada libre.

 

Benditas Navidades paganas

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En Sitges la vieron y se partieron de risa. De paso le dieron el premio a la Mejor Película, Mejor Director y Mejor Fotografía. Es una película finlandesa que se mofa en la cara, a bofetadas visuales, con el mito de Santa Claus, que supuestamente vive en Laponia, esa región perdida y blanca nívea al norte del país. Pero aquí, en lugar de la ñoñería habitual, beben de las fuentes paganas originales del tipo barrigón y sus renos: no reparte regalos, sino que les arranca la piel a los niños malos. Es ‘Rare exports’.

En ‘Rare Expors: Un cuento gamberro de Navidad’, las prospecciones que realiza un grupo de científicos en un pueblo del norte de Finlandia están alterando el ánimo de los lugareños. El pequeño Pietari será uno de los primeros en darse cuenta de que algo extraño se está tramando. Su curiosidad le llevará a descubrir el terrorífico origen de uno de los personajes más populares de la Navidad: Santa Claus. En realidad es una cinta más de las muchas que se han dedicado a reírse de las tradiciones desde hace años, desmontándolas, como hiciera Matt Groening con su Santa Asesino en la serie ‘Futurama’. Años atrás Billy Bob Thorton hizo lo mismo con ‘Bad Santa’. Pero salvo en la serie hermana de los Simpson, siempre hay una vuelta moral al buenrrollismo de la Navidad, una especie de deconstrucción salvaje para una posterior reconstrucción más espiritual y humana. Sirva como antídoto a tanto almíbar absurdo. Viva el paganismo cinematográfico.

¡Viva el peplum!

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‘Inmortales’ es otro de esos péplum ultradigitalizados donde los procesadores de Intel son tan valiosos como los actores, que parecen casi macerados en aceite con tanto brillo y tanta fantasía. Si no fuera porque el malo de la película es Mickey Rourke, demoledor en sus andares y presencia (lo menos mitológico imaginable), casi parecería una versión a cámara lenta de ‘300’, que es el principal referente de esta película.

Antigüedad épica, mitológica, pasada de rosca y espectacular de títulos como ‘300’ (Zack Snyder, 2006) y ‘Furia de Titanes’ (Louis Leterrier, 2010), un género que ha demostrado su éxito entre el público y que aún arrojará nuevos proyectos como ‘300: Battle of Artemisia’ (Noam Murro, 2013). Para seguir asombrando con un espectáculo visual de primer orden, la cinta cuenta con la dirección del realizador indio Tarsem Singh, responsable de ‘La Celda’ (2000), todo un esteta que aquí encuentra buen material para seguir trabajando en un universo particular rayano en el delirio barroco.

Estreno de ‘El topo’

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Ya hablamos en un post del blog de opinión (corsoexpresso.blogspot.com) sobre el estreno de la enésima adaptación de Le Carré al cine, ‘El topo’, un filme que promete ser el pelotazo artístico que necesita el cine entre tanto canto coral a la palomita ahogada en Coca-Cola, ese gran desatascador.

Una sublima adaptación que ya suena para los Oscar gracias en parte a la interpretación de Gary Oldman como el agente Smiley creado por Le Carré. A su lado, Colin Firth, Tom Hardy, John Hurt, Mark Strong… El guión lo adaptan Bridget O’Connor y Peter Straughan, con banda sonora del español Alberto Iglesias y dirección de Thomas Alfredson.

SINOPSIS: La historia nos traslada a los años 70. El fracaso de una misión espacial en Hungría desencadena un cambio en la cúpula de mando de los servicios británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Cuando Smiley ya se ha hecho a la idea del retiro, le encargan una misión especial. Hay sospechas de que un “topo” está infiltrado entre las altas instancias del Servicio y sólo alguien de fuera puede descubrirlo. Con ayuda de otros retirados y de algún agente fiel, Smiley irá recabando información y encajando las piezas que le lleven al traidor. Por el camino encontrará historias de traición, ambición y mentiras.

Las dos caras de Abraham Lincoln

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Abraham Lincoln por partida doble en 2012: el biopic de Steven Spielberg, previsto para finales de noviembre (después de las elecciones de EEUU, para no insinuar el voto para Obama por ser afroamericano) y esa cosa rara pero intrigante llamada ‘Abraham Lincoln Vampire Hunter’, de Timur Bekmambetov.

Titulada simplemente ‘Lincoln’, la biografía en el cine del 16º presidente de EEUU se centrará en los últimos meses de su vida y con un espléndido reparto: Daniel Day-Lewis será Abraham, con papeletas para ser nominado a los Oscar sólo por ponerse sombrero y barba. Le acompañan Sally Field como su esposa, Mary Todd; Tommy Lee Jones como Thaddeus Stevens –un líder republicano y congresista para Pensilvania– y Joseph Gordon-Levitt como el joven hijo del presidente. El guión nace de un libro de Doris Kearns titulada ‘Team of rivals’, y corre a cargo del mismo guionista que tuvo Spielberg para ‘Munich’, Tony Kushner.

Y en el otro lado del ring, Bekmambetov y su particular versión del cazavampiros presidencial. Su origen está en la novela de Seth Grahame-Smith, que también firma el guión. Benjamin Walker protagoniza a Abraham Lincoln, quien en la novela y película tiene una identidad secreta como cazador de vampiros, forjada por el asesinato de su abuelo por uno de ellos. Le acompañan Dominic Cooper, Anthony Mackie, Robin McLeavy, Mary Elizabeth Winstead, Alan Tudyk, Rufus Sewell, Laura Cayouette, Erin Wasson y John Rothman. El detalle de esta ida de olla que mezcla lo que no pega está en su productor: Tim Burton.