Hace no mucho publicábamos la noticia de que Christie’s iba a subastar originales de Uderzo, Hergé y Moebius: pero no sólo los clásicos son carne de mazo y chequera.
El noveno arte da dinero, tiene una industria editorial más que asentada con ramificaciones en el cine, la televisión y los videojuegos, mueve casi tanto dinero como todo el mercado del arte junto (los royalties de Marvel, DC o los europeos Tintín y Astérix son sobrecogedoramente altos) y, por si fuera poco, ya se codea con los Van Gogh y Picasso. Que algún sector aún considere al cómic como algo menor y propio de niños es de una torpeza intelectual que orilla lo absurdo. Y si no que se lo pregunten a Christie’s, que ha consolidado con éxito la subasta de la que hablábamos el 13 de marzo pasado.
Pero Christie’s, que asegura haber superado varios récords en volumen económico con la subasta, no está sola. En realidad es de las últimas en unirse: ya lo hicieron antes Artcurial y Nere-Minet, pero sobre todo su competidora a cuchillo en este negocio tan opaco de las subastas, Sotheby’s. Siempre según Christie’s, una obra de Hergé para ‘Tintín en el Tibet’ original ha superado los 280.000 euros, otra de Uderzo para ‘El adivino’ (saga Astérix) escaló por encima de los 190.000 euros y finalmente otra suya para ‘Astérix en Córcega’ llego a los 145.000 euros. No hablamos de las millonadas de Picasso o Van Gogh, pero es un primer paso. En total la subasta rozó los 4 millones de euros en ventas. Todo un “pelotazo” que abre la puerta a un negocio que abrillanta los colmillos de las casas de subastas.
El original de Uderzo y una obra de Gibrat subastadas en Christie’s
En EEUU ya es habitual que el cómic sea carne de subasta y coleccionista: con una producción tan alta desde los años 40, y con toda una religión fervorosa de clientes que se acuna de una Comic-Con a otra (las de San Diego y Nueva York, de las más importantes del mundo, si no las más…), es lógico que se haya convertido en un negocio de éxito. Baste recordar que el número 1 de Action Comics donde aparecía Batman superó el millón de dólares hace no demasiado, y que el de Superman subió por encima incluso de esa cifra. En Europa sólo está empezando pero se espera que algún día alcance el millón de euros, especialmente originales, por ejemplo, de Hergé. Y los autores españoles no se quedan atrás: Enrique Corominas o Ana Miralles (que vendió un original por más de 67.000 euros) estaban en la lista de creadores enfilados por Christie’s y varios marchantes.
Detrás de este auge figuran, sobre todo, coleccionistas y editoriales, que son las que tienen la sartén por el mango, sobre todo en el mercado francófono, habituado a comprar cómic. En España, a pesar de tener a algunos de los mejores autores de Europa, todo está en pañales. Sólo Francia y Bélgica facturan suficiente como para tener industria (se publican más de 5.000 nuevos títulos al año entre ambos países) y aún así no son suficientemente fuertes. Ni Gran Bretaña (dominada por filiales de EEUU) ni Alemania (con un mercado muy cerrado salvo por König y un puñado más), ni tampoco la gran Italia (la cuna de Hugo Pratt está por encima de España pero no llega al nivel francés) son capaces de dar impulso. La falta de un idioma común y la fragmentación editorial son parte del problema.
La siguiente subasta será el 24 de mayo en Artcurial, donde intentarán explotar al máximo uno de los grandes tesoros de culto y coleccionismo europeos: Tintín. Pocas creaciones de cómic tienen tanta mitología y fanatismo alrededor como la obra de Hergé, y por eso los subastadores alientan toda la parafernalia de la tintinología para poder exprimir al máximo los originales de estudio. Esperan que la subasta supere incluso ésta del día 5 de abril de Christie’s.
Hergé y Uderzo, carne de subasta