La Antártida vuelve una vez más a ocupar espacio y quebraderos de cabeza: los científicos que realizan el seguimiento habitual del continente han detectado un volcán activo subterráneo bajo la enorme capa de hielo continental.
La noticia se publicó recientemente en Nature Geoscience: bajo un kilómetro de hielo hay un volcán activo, sin nombre todavía, pero al que se le relaciona con los movimientos de aguas subterráneas en la Antártida por su actividad. Y fue un descubrimiento casual. Lo peor no es eso: el volcán acelerará todavía más la pérdida de hielo antártico, y esta vez la culpa no la tenemos los humanos.
Hay que remontarse a 2010, cuando un equipo de expertos investigaba con sismógrafos en la región de la Tierra de Marie Byrd, en la Antártida Occidental; fue la primera vez que se desplegaba una investigación de este cariz y poder monitorizar la zona incluso en pleno invierno antártico. El sismógrafo matriz usó perturbaciones creadas por terremotos distantes para obtener imágenes de hielo y roca subterráneas y poder diseñar un mapa sísmico y geológico de la mitad oeste del continente. Querían saber cómo había evolucionado el clima polar y para ello necesitaban datos concretos de profundidad, estructura y capas geológicas.
Eso supuso que los ordenadores crearan simulaciones sísmicas para ver cómo se comportaba el manto de hielo y roca. Fue entonces cuando las máquinas se toparon con dos “ráfagas de eventos sísmicos entre enero de 2010 y marzo de 2011”, como se han definido en los medios. Al observar el equipo se dieron cuenta de que era el comportamiento típico de un volcán en formación justo un km por debajo de la capa de hielo. La prueba definitiva fue la profundidad del origen de esas ráfagas sísmicas: más de 30 km, lo que descarta por completo movimientos de grandes masas de hielo o de placas tectónicas e implicaba directamente al magma bajo la corteza terrestre.
A partir de aquí surgen las imágenes y preguntas más interesantes: ¿ese volcán expulsa lava incandescente?, ¿y la ceniza?, ¿al acumular sedimentos empuja el hielo hacia arriba y lo quiebra?, ¿cabe la posibilidad de ver una erupción en medio de la Antártida y que el calor y los sedimentos, además del inmenso calor desprendido, puedan derretir la capa superior y formar lagos? Primera respuesta: los investigadores calculan que se necesitaría una gran erupción con un millar de veces la energía de una típica para romper el hielo sobre el volcán. Una erupción subglacial y el flujo de calor del que va acompañada fundirán una gran cantidad de hielo pero no alteraría significativamente la superficie. Todo depende de la energía liberada. Ese hielo fundido, convertido en agua, discurriría por las corrientes subglaciares y desembocaría en el mar.
De momento la Universidad de Texas y uno de sus experimentos, un radar topográfico que analiza la Antártida desde el aire, ha demostrado que efectivamente hay elevación topográfica y una capa de ceniza apresada dentro del hielo. Sin embargo podría pertenecer a una erupción mucho más antigua. Los movimientos de magma podría ser la causa real de esas variaciones sísmicas por la enorme presión contra el hielo. La conclusión temporal es que si hay elevación puede ser producto de una erupción anterior y más antigua y que la nueva podría ser consecuencia de la primera.
Base de roca bajo el continente antártico (en verde y amarillo)