Roma siempre vuelve, con la fuerza de un mundo fundacional para Europa, como la civilización avanzada y casi insuperable hasta bien entrada la modernidad que cimentó a Occidente.
De vez en cuando Roma regresa a los medios de comunicación, con fuerza, para desafiar al tiempo y sobre todo para demostrar que estaban muy por delante de lo que todos creemos. Por muchas dudas y sombras éticas sobre su cultura que lancen, sobre todo, los historiadores anglosajones (que también son los que más han trabajado para darle popularidad e impulso en nuestro tiempo), la arqueología saca a relucir que el mundo romano era tierra de artistas, filósofos, políticos, dramaturgos y, sobre todo, ingenieros. Gente práctica que convirtió el urbanismo en una forma de arte que todavía hoy está presente.
El último ejemplo ha sido los yacimientos de Ostia Antica, a poca distancia de la actual Lido di Ostia y que fue el eterno y legendario puerto de la gran capital. Roma, a orillas del Tíber, no estaba en la costa, y convirtió ese puerto de Ostia en una fabulosa obra que recientes excavaciones (precisamente de investigadores anglosajones) han tenido que recalcular: era más grande de lo que se pensaba, más incluso que el gran puerto romano imperial, Pompeya, cuyo final bajo la fuerza del Vesubio catapultó un poco más las obras.
Cuenta la historiografía que Ostia Antica fue la primera colonia oficial de Roma, o cuando menos, una de las primeras. Como toda cultura antigua, buscaban el mar como fuera, porque tener un puerto suponía acceder a las rutas comerciales del Mediterráneo y enlazar con los Etruscos por el norte, los griegos por el sur y el resto de fenicios y colonias helénicas que se repartían por todo el gran mar. Ahora investigadores de las universidades de Southampton y Cambridge bajo coordinación de la autoridad italiana (Bienes Arqueológicos de Roma), han descubierto otro tramo de muralla que demuestra que en el siglo I a.C. la ciudad de Ostia Antica se expandía más allá del Tíber y tenía más capacidad de lo que se pensaba.
Plano de las nuevas estructuras halladas (Fuente: Digital Globe Inc)
Los arqueólogos han escaneado toda la zona, situada a unos 30 km de Roma, para poder reconocer cómo está estructurado el subsuelo y poder descubrir construcciones que no se atisban a simple vista o por mapas. Este trozo de muralla nueva está muy cerca del principal aeropuerto romano, el de Fiumicino, con lo que se complica la potencial excavación completa. En realidad está la muralla y tres grandes almacenes que servían de estación de paso de mercancías hacia o desde Roma. El río Tíber también era una arteria comercial: según la teoría más extendida, los romanos utilizaban tanto la calzada como el río para hacer una primer viaje de subida o bajada para transportar mercancías, y desde Ostia Antica partían en otros barcos hacia cualquier punto del imperio.
La muralla se extiende cerca de medio kilómetro y a su sombra se construyeron otros cuatro edificios administrativos y logísticos, uno de ellos de dimensiones colosales y que muestra un “bosque de columnas” para poder soportar el peso y quizás varias plantas. Podría tratarse de una enorme lonja o bien un almacén del preciadísimo grano de trigo que acumulaba el imperio para su supervivencia o para alimentar a la población de Roma.
Las excavaciones e iniciaron en 2007 en la zona llamada “Isola Sacra” y que se abre entre la desembocadura del Tíber y el mar Tirreno. Es una zona urbanizada a medias, por lo que hay que usar otros métodos de prospección de restos, como la geofísica, que han dibujado una colonia fortificada y trufada de torres defensivas de gran altura, complejos sistemas portuarios y un aspecto militarizado para poder proteger tanto la embocadura del río como el puerto principal. Conquistar Ostia Antica supondría cerrar Roma al mundo por mar y poder avanzar sobre ella. No obstante, todas las invasiones y ataques directos a la ciudad llegaron desde el norte (los celtas primero, luego los cartagineses y finalmente los visigodos, todos llegaron por el norte; sólo los Aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, llegaron desde el sur).
Reconstrucción (1) del puerto durante la época imperial
¿Qué fue de Ostia Antica?
Si no era suficiente la potencial amenaza de enemigos de Roma, también las guerras civiles previas a la caída de la República Romana fueron crueles con la ciudad: Mario la arrasó en el 87 a. C. y más tarde, en el 67 a.C. llegaron los piratas que asolaron las costas mediterráneas al debilitarse la República. Volvió a crecer en el siglo I d.C. gracias en parte a Tiberio, que construyó el primer foro y amplió sus instalaciones. Más tarde el emperador Claudio construiría allí el nuevo Portus con un revolucionario diseño hexagonal que frenaba la erosión e impacto del oleaje. Disponía, además de muelles marítimos y fluviales de navegación, un faro, baños, letrinas públicas, un teatro y su propio servicio de bomberos.
La ciudad fue mimada por los emperadores con algo de entendimiento y pragmatismo. A las obras de Tiberio y Claudio se sumarían luego las de Trajano, el gran emperador conquistador hispalense que amplió los muelles y ordenó edificar un segundo puerto al norte, más metido en el río. Llegó a tener casi 50.000 habitantes, una cifra altísima para la época y se convirtió en parte del poder romano en el mar, donde paraban desde las flotas comerciales a las de guerra. Pero su futuro no iba a ser tan halagüeño.
Mientras que puertos como el de Massilia (Marsella) lograron salir adelante, el de Ostia no superó la barrera de la Edad Media. Fue abandonada ya en el siglo IX, fustigada sin cesar por piratas, sarracenos e incluso los normandos que se adentraron en el Mediterráneo. Al tiempo que emergían otros puertos (Pisa, Génova, Venecia) se hundía el suyo. Ostia Antica fue dejada a su suerte y saqueada incluso para la construcción de otras ciudades. Por ejemplo, Pisa desmanteló almacenes y palacios para poder construir sus iglesias, y que incluso los ingenieros de la Roma cristiana posterior de los Estados Pontificios también fueron “de compras” por sus ruinas. El pirateo y saqueo se extendió incluso hasta el siglo XVIII, momento en el cual la Iglesia comenzó a excavar y a proteger las ruinas como parte de su patrimonio.
Reconstrucción más cercana del puerto imperial en la época de mayor rendimiento
Esquema de los muelles de Ostia Antica (la ciudad, a la derecha, el “Portus” a la izquierda)
Ruinas del Capitolium de Tiberio
El mercado central de Ostia Antica