El casi desconocido Museo Sefardí de Toledo, uno de los más visitados de España, se une al Año del Greco que tiene su epicentro en la vieja capital.
El IV Centenario de la muerte de El Greco va a celebrarse por todo lo alto en España, y en Toledo con más ahínco todavía. Se mezclarán estilos, épocas y exposiciones, como la de Wolf Vostell y su obra ‘Shoah’ (Holocausto) en el Museo Sefardí (del 27 de enero al 30 de enero de 2015, más de un año), ubicado en la capital toledana en el antiguo barrio judío y que ocupa la antigua sinagoga. La idea es entremezclar dos mundos, dos épocas y dos estilos para reflexionar sobre España y los dos tiempos que vivieron ambos autores. En el caso de Vostell el franquismo, periodo que vivió en España al estar casado con una extremeña.
El Año de El Greco es una gran oportunidad para recuperar y explotar culturalmente a un autor clave que ha estado presente en la vida artística española desde hace muchos años, modelo del arte de la Contrarreforma, extranjero en un país alérgico a los cambios, diana de la Inquisición pero también un gran servidor del poder aristocrático y eclesiástico en aquella España imperial. Toledo forma parte de la gran red que prepara el Estado para poder celebrar culturalmente a un artista complejo con un estilo muy particular que ayudó a cimentar la imagen mortecina y mística de aquella España de la Contrarreforma, católica hasta la ceguera misma.
Wolf Vostell fue uno de los grandes artistas de la destrucción, un particular método de expresión en el que se exhibía sin pudor el grado de saqueo, dolor y destrucción provocado por el siglo XX y especialmente en en nivel humano. El mundo moderno como un agresor sin emotividad. La obra ‘Shoah (1492-1945)’ expone de una forma artística dos momentos clave en la historia judía en Europa: a un lado la expulsión de los judíos de Sefarad, culminación de todos los progromos medievales contra las comunidades hebreas, y el Holocausto nazi de los años 30 y 40.
‘Shoah’ de Vostell
Esta obra es un inmenso tríptico realizado en acrílico y hormigón fechado en 1997 y que recupera la memoria judía, tanto la de los sefarditas españoles como la de todos los caídos en los campos de concentración. La definición de Vostell no deja dudas: “Infinito puente de más de 500 años sobre ese mar de lágrimas de las víctimas sojuzgadas, expulsadas, perseguidas y masacradas”. La obra se expone en la Sinagoga del Tránsito en Toledo. Curiosamente Vostell se define también como un “peregrino en su patria” igual que El Greco, siempre sospechoso por su origen griego y su arte.
El Museo Sefardí fue el más visitado (de los estatales) en 2013 con cerca de 300.000 visitantes. Nació en 1964 con su sede en el edificio histórico de la Sinagoga de Samuel Ha-Leví, también conocida como la del Tránsito en plena judería. En la actualidad es un museo estatal que conserva y transmite el legado hispanojudío, con importantes donativos privados de la comunidad judía internacional que recuerda Toledo como una ciudad clave en su historia europea. Su colección recoge los testimonios de la cultura material desde los orígenes del pueblo judío en Próximo Oriente hasta la presencia judía en al-Andalus y posteriormente en los reinos cristianos. Las salas del museo ocupan los espacios del antiguo archivo de las órdenes de Calatrava y de Alcántara, así como el resto del edificio. Después de una larga remodelación reabrió sus puertas en 2004.
Interior de la Sinagoga del Tránsito – Museo Sefardí de Toledo