Quizás el premio de más prestigio de las letras “editadas” en España, el Nadal, recayó este año en ‘La vida era esto’, que saldrá a la venta el 4 de febrero.
Carmen Amoraga se ha llevado un premio de campanillas: se lo entregó Ana María Matute, que hace justo 50 años ganó el suyo (lo que dio inicio a su larga carrera literaria) y justo cuando el galardón cumple 70 años. La publicación de ‘La vida era esto’ será el 4 de febrero y lo hará Destino. En la rueda de prensa habitual para los ganadores, Amoraga explicó que el libro es una historia de superación personal que exhibe el duelo de una joven viuda en Facebook.
La novela cuenta el primer año de duelo de una chica argentina que vive sola con sus dos hijas en un pequeño pueblo de Valencia y que su marido, días antes de morir, le pide que escriba por él sus impresiones en Facebook. La protagonista, Giulianna, que es más propensa a la comunicación personal, no entiende “de qué va esto”, aunque lo hace porque su marido se lo pide e incluso lo sigue haciendo cuando William (él) muere. Amoraga la presentó con el seudónimo es Gino Paul y el título inventado de ‘Senza Fine’. Según Amoraga todo se resume en una frase: “Aprender a perder es aprender a vivir”.
Más allá de los lugares comunes sentimentales, la novela introduce una novedad en un género ya de por sí muy manido y sobrecargado. Es el de internet, y más concretamente, las redes sociales, una especie de bitácora y exorcismo de los demonios del dolor que sí representa un aliciente en literatura. Según la escritora, el personaje encuentra en Facebook “un calor humano que no encuentra en el mundo real, quizás por su carácter”. Según la autora, las redes sociales han cambiado la forma de comunicarse con los demás: “Ahora nos comunicamos por escrito a través de las redes sociales. Todos conocemos a alguien que ha puesto en Facebook una imagen” cuando ésta persona fallece, un punto de fuga para reconducir la vida.
La historia no es morbosa sino que se trata de una nueva forma de superar el duelo, una adaptación psicológica a las nuevas circunstancias de la sociedad moderna en la que la vida online es casi tan importante como la real. Además tiene visos de ser muy verídica porque no deja de ser una inspiración de una historia real de una amiga argentina, verdadera semilla de una historia que luego tomó vuelo por sí sola.
Carmen Amoraga