Carlos Areces (Madrid, 27 de marzo de 1976) es un actor y dibujante de cómics que supera con creces las expectativas de encontrarse con un ser diferente, un “hombre del Renacimiento” como él mismo se define entre el chiste y la seriedad. Como dibujante, ha ganado los premios Mejor Serie de Animación en Animadrid 2001, el de Autor Revelación 2007 otorgado en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona y el Premio Ivá 2009. Y tiene su espacio semanal en ‘El Jueves’ en forma de viñetas. Como actor, ha participado en varios sketches del programa mensual ‘La Hora Chananate’, ‘Muchachada Nui’ y también ahora en ‘Museo Coconut’ del canal Neox, junto a sus amigos y compañeros de viaje satírico Joaquín Reyes, Raúl Cimas, Ernesto Sevilla y Julián López.

Por Luis Cadenas Borges. (Entrevista publicada en el número 11 de El Corso)

Nos resulta difícil definirle: ¿actor, humorista, dibujante de cómic, ilustrador, cachondo mental en general?

Prefiero el pomposo término “hombre del Renacimiento”, porque es lo suficientemente amplio y elitista como para que parezca que hago más cosas de las que en realidad hago, y mucho más importantes. Por cierto, te has dejado “cantante” en la enumeración. Quizá no hayas oído hablar de mi extinto grupo Ojete Calor, pionero del subnopop.

¿Si no hubiera conocido a Ernesto Sevilla no se hubiera metido a actor? ¿O es que eso es propio de hacer Bellas Artes, que te lanza a por todas?

Igual lo hubiera tenido más difícil, pero mi idea desde el principio era meterme en el mundo audiovisual como fuera. Tuve comienzos bastante humillantes, como chico de los cafés en una productora o sidekick grimoso del presentador serio en algún programa. El cine era la meta desde el principio, en Bellas Artes me reafirmé completamente de que lo mío no era ser artista plástico, si exceptuamos el dibujo de cómics, que es como el hermano pequeño y retrasado de ese gran ente abisal y todopoderoso que es el arte moderno.

¿Vivir entre dos artes, la escena y el cómic, sirve para tener más experiencia a la hora de trabajar?

Sí, por eso me supone un gran esfuerzo llevar ese aire de ineptitud a todos mis ámbitos profesionales, y que parezca natural. Pero si me lo propongo, lo consigo.

¿El humor es el nexo de unión entre todas esas facetas?

En general, sí. Y, además, es una excusa perfecta para cuando no sabes hacerlo bien: “Qué mal actúas.” “No, es aposta, para que se ría la gente.”. Y así con todo. Además, no me gusta que las cosas tengan excesiva trascendencia, rebajarlas con un poquito de broma está bien.

¿Cree que podría dar el salto, como actor, a otro campo que no sea la comedia?

Espero que sí, porque de eso se trataba en Balada Triste de Trompeta, la nueva peli de Álex de la Iglesia. Yo pensé que me estaba metiendo en una comedia, pero cuando leí el guión me acojoné levemente, porque allí había drama, había pasiones. Temía que la gente no se lo tomara demasiado en serio al ver en pantalla al Bonico del Tó. Espero que todo vaya bien. De todas formas, no creo que haga nada de Shakespeare en los próximos meses. Prefiero algo donde mi papada sume en vez de restar.

¿Qué le ha dado ‘Muchachada Nui’, y ahora’Museo Coconut’ que no le ha dado otro tipo de cosas?

Me ha dado uno de los escenarios donde he trabajado más cómodamente y con amigos que empezaron en esto al tiempo que yo, así que nadie me tosía a la cara. Seguro que empezar con Lawrence Olivier hubiera supuesto más presión.

¿Se ve recogiendo un Goya entre vítores?

Aunque fuera entre abucheos, saldría a por él y lo agarraría con la fuerza de unos lechoncillos aferrándose a las tetas de su madre. Lamentablemente, creo que voy a tener que esperar. No sé si me nominarán para el 2011, pero da igual, porque se lo llevará Bardem. Qué abundio, Bardem, qué abusón, si ya tiene un montón. Creo que un año se lo dieron sin estar nominado.

¿Esa manía de disfrazarse de mujer se la imponen o es idea suya?

Nunca fue idea mía, pero no me siento nada incómodo. Originalmente era una cuestión estadística: a Julián no le gustaba, a Raúl no le cabía la ropa y Ernesto no daba el pego. Sólo quedábamos Joaquín y yo. Y mi parte femenina es mucho más fotogénica. Creo que gracias a mis papeles femeninos canalizo el travestismo y evito así salir a la calle con tacones.

¿La seriedad es una parte de su máscara o es simplemente un tipo serio?

No soy muy de reírme a carcajadas, la verdad. Incluso creo que me falta algún músculo facial. Y luego está el tema de las cejas: mis cejas crecen formando un tejadito elevado por el centro, que desciende suavemente según nos acercamos a los extremos, dejando mis ojos sumidos en una profunda tristeza que me hace más interesante. A una compañera de la facultad le pasaba lo contrario, que tenía cejas de cabreo. Ella era muy dulce, pero la mirabas y pensabas: “Oye, la tía gilipollas…”.

¿Cómo y quién decide qué sketch se hace, es una idea conjunta o cada uno aporta algo?

Ese era el antiguo sistema de Muchachada, con sketches. Generalmente eran cuatro cabezas pensantes, yo sólo escribía esporádicamente. El que decidía, el oráculo de sabiduría suprema, era Joaquín, aunque siempre tenía muy en cuenta la opinión de Ernesto. Pero no había muchos que se echaran atrás, a todos nos hacen gracia más o menos las mismas tontadas.

¿Cómo ve la TV, como la tememos o tenemos algo a lo que agarrarnos?

Pues la TV es lo que hemos querido que sea, tenemos ni más ni menos que lo que nos merecemos. Yo, particularmente, creo que desatiende sobremanera al público infantil y juvenil y que se ha convertido en un electrodoméstico para viejos, pero tampoco te voy a negar que me trago ciertos realities con verdadero deleite. Los programas son los que son porque los vemos. En cualquier caso, creo que no hay que tirarse de los pelos, para eso está el vídeo.

¿Cree que el humor de ‘El Jueves’ y de ‘Museo Coconut’ podría ser para masas o siempre será parte de una minoría afortunada?

No creo que el humor de ‘El Jueves’ sea muy de culto, la verdad, creo que tiene una vocación de llegar a un amplio espectro de jóvenes. En todo caso, pertenece a la minoría de gente que sigue leyendo cómics, que en España es bastante limitada. El humor de ‘Museo Coconut’ sí que es más minoritario, ahí están las cifras: son muy dignas para las cadenas en las que trabajamos, pero desde luego no somos un producto competitivo al nivel que lo era, por ejemplo, ‘Matrimoniadas’. Sin embargo, en Inglaterra, en EEUU, el humor toma otros derroteros más arriesgados que son aceptados por el gran público. Aquí llegará, porque lo importamos todo. Pero se me está haciendo eterno.

¿Cómo terminó en El Jueves?

Paseando por el Salò del Cómic vi a Monteys firmando ejemplares del ‘Mondo Lirondo’, y yo quería un dibujo suyo. Yo ya me había comprado el libro hacía meses, así que paseaba con aire desamparado por delante del stand, como el niño que espera que el tendero le regale una gominola por lástima. Monteys me reconoció de ‘La Hora Chanante’, estuvimos hablando y me llevé un dibujo y su contacto. Más tarde, alguien me dijo que en la redacción de El Jueves buscaban dibujantes para una revista nueva, y llamé a Monteys para informarme. Él no sabía que yo dibujaba. Les envié unas páginas y me cogieron, y fui feliz.

¿Estilo viñeta o algún día habrá una novela gráfica de Carlos Areces?

Mira que lo he pensado veces, pero sólo he sido capaz de editar un libro recopilando las páginas semanales de chistes. Eso de tener que hacer una trama de 40, 50, 80 páginas, me da un perezón que no te imaginas, dibujando al mismo personaje cientos de veces, o los fondos, que igual te sale bien como que no. Digamos que la idea de la novela gráfica me seduce muchísimo, pero como concepto acabado. Quiero verla en las tiendas y sentirme orgulloso de su edición. Quiero que esté ya hecha, pero no quiero hacerla. Me pasa con muchas cosas en mi vida.

¿Se ve como uno de esos creadores de cómic estilo americano, superventas y con la aureola de director de cine?

Cada vez menos. Yo soy muy de agobiarse pronto, y eso tiene pinta de ser complicado.

La última: diga una frase para la posteridad o el super titular de la entrevista.

”Carlos Areces: Admiro a Hitler y soy coprófago”.