Desde el viernes 14 de octubre, y hasta el 15 de enero de 2017 se presenta en Madrid, en la Fundación Juan March, la exposición ‘Escuchar con los ojos. Arte sonoro en España, 1961-2016’, la exhibición del sonido en los espacios del arte.

Fotografías: La exposición como se instaló en la sede de Cuenca con la Fundación Juan March

La entrada del así llamado “arte sonoro” en los museos ha supuesto una novedad en espacios que se habían mantenido más o menos inalterados –en términos visuales– hasta casi los años 60 del pasado siglo. Y, al igual que en el caso de la musealización del videoarte, también el sonido y su exposición han presentado verdaderos retos para los ámbitos tradicionales del arte, que han debido plantearse cómo “afinar” (parafraseando el célebre ‘The Tuning of the World’ de R. Murray Schafer) sus espacios de colección y exposición. Porque cuando aquello a exponer es el sonido como tal (y no simplemente la instalación con sonido, la música interpretada o la música experimental), tanto la determinación y elección de las obras como el tratamiento de los espacios donde tienen lugar las prácticas sonoras deben fundamentarse en un concepto del sonido distinto al definido por la ciencia acústica o por la musicología.

En las tres últimas décadas, el sonido presentado, usado, evocado o articulado en el medio artístico ha confluido en el aglutinante anglosajón ‘Sound Art’ (y también en el alemán ‘Klangkunst’, con un significado algo distinto), y el así llamado arte sonoro ha ido consolidándose casi como una nueva categoría artística, gracias a exposiciones monográficas en museos y galerías, a la aparición de bibliografía especializada, el desarrollo de estudios específicos en el ámbito académico y la aparición de nuevas disciplinas relacionadas con el arte sonoro, como los llamados ‘Sound Studies’, la réplica sonora a los relativamente recientes ‘Visual Studies’.

En proporción, la atención que se le ha prestado al arte sonoro en España y en todo el mundo, tanto desde el punto de vista del coleccionismo como desde el de las exposiciones, es aún escasa. A pesar de que acontecimientos centrales (e históricos) para el arte sonoro en nuestro país como Los Encuentros de Pamplona de 1972, de algunas exposiciones recientes o de fenómenos como el pionero programa de radio Ars Sonora, dirigido hasta 2008 por José Iges o publicaciones como MASE (en sus ediciones de 2006 y 2014) o ‘La mosca tras la oreja’, de Llorenç Barber, testimonian el interés por el sonido en el arte, es obvio que la plástica e incluso el arte conceptual y el videoarte han ganado más rápida y fácilmente el favor de las instituciones.

La exposición ‘Escuchar con los ojos. Arte sonoro en España, 1961-2016’ pretende mostrar los orígenes, la diversidad de trayectorias y la vitalidad del arte sonoro realizado en nuestro país desde 1961 hasta nuestros días. Mediante la amplitud y variedad de las obras escogidas y un extenso material documental, la exposición quiere hacer visible (y sobre todo audible) el sonido organizado con criterios artísticos en nuestro país, incluso en unos tiempos (las décadas de los 60 y los 70) en los que el propio término “arte sonoro” no había sido aún enunciado como tal. La muestra reúne más de una veintena de instalaciones sonoras, esculturas, vídeo-instalaciones y obras de encargo además de una cuidada selección documental que incluirá objetos, ediciones, vinilos, casetes y una variada documentación impresa y fotográfica.

Tanto en el Museu Fundación Juan March de Palma como en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, la exposición tuvo la peculiaridad de que las obras sonoras, piezas, instalaciones y la documentación audiovisual e impresa que la componían no se presentaban en espacios expositivos aislados (como los habitualmente dedicados a muestras temporales), sino que se insertaban primero en los espacios de los museos ocupados habitualmente por las obras de la colección de arte contemporáneo de la Fundación Juan March. Ambas exposiciones quisieron mostrar así la práctica artística sonora de autores que fueron en muchos casos estrictamente contemporáneos a los artistas representados en ambas colecciones, así como la obra sonora, poco conocida, de alguno de estos últimos, y también la de creadores de las generaciones más recientes. La exposición en Madrid, por su parte, ocupará los espacios de la sala de exposiciones de la Fundación, en la que se mostrará una selección más amplia de autores y de obras que en las ediciones anteriores.

Si, en ciertos casos, el uso del sonido estuvo presente en la obra de algunos de los artistas de la colección de la Fundación Juan March, como Ferrán García Sevilla (en el contexto del arte conceptual), en otros hubo una relación clara con la vanguardia musical experimental. Por lo demás, otros casos, como los de Eusebio Sempere o José Luis Alexanco son paradigmáticos entre aquellos artistas de las décadas de los 60 y los 70 que, sin ser “artistas sonoros”, han formado parte no obstante de la historia del sonido y su relación con las artes en España. Ellos iniciaron los primeros tanteos interdisciplinares con otras propuestas experimentales y, con el tiempo, posibilitaron el hábito y la comprensión del arte sonoro en el contexto de las instituciones y colecciones de arte contemporáneo, una línea en la que cabe incluir también algunos de los trabajos de Juan Navarro Baldeweg o Enrique Salamanca.

Así, no pocas de las obras seleccionadas acentuaron, interfirieron o se relacionaron con las obras exhibidas en ambos museos y con sus respectivos espacios. Como ejemplo, cabe destacar la presencia de numerosos artistas de las generaciones de los ochenta y noventa (como José Luis Alexanco, Elena Asins o Eva Lootz, entre otros), cuya relación con el arte sonoro o sus antecedentes ha sido rastreada para esta muestra. En este contexto, la exposición se ocupa también de la labor de programación y difusión que ejercieron los programas, ciclos y conciertos del Departamento de Música de la Fundación y su Centro de Documentación de la Música Española Contemporánea desde su creación en 1983, principalmente en lo que respecta a la música experimental y la música electrónica.

En este contexto, la exposición se ocupará también de la labor de programación y difusión que ejercieron los programas, ciclos y conciertos del Departamento de Música de la Fundación y su Centro de Documentación de la Música Española Contemporánea desde su creación en 1983, principalmente en lo que respecta a la música experimental y la música electrónica. Por supuesto, más allá de los límites de la colección de la Fundación Juan March, la muestra atiende a la especial relevancia de artistas como el grupo ZAJ, Isidoro Valcárcel Medina o LUGAN, pioneros que con trabajos experimentales y transversales han sido verdaderos precursores del arte sonoro, e incluirá, junto a los ya mencionados, obras de Walter Marchetti, Francisco López, José Antonio Orts, Fernando Millán, Esther Ferrer, Bartolomé Ferrando, Juan Hidalgo, Wolf Vostell, Javier Aguirre, Nacho Criado, José Maldonado, Hugo Martínez-Tormo, Alfredo Costa Monteiro o Barbara Held, entre otros.