Lo dijo antes Sheldon Cooper pero no por eso deja de ser menos cierto: entre hoy y mañana se celebra en realidad el solsticio de invierno y el día de Saturnalia. 

Que Saturno os ilumine, o algo así debería decirse. Resulta que el 25 de diciembre no fue el verdadero día del nacimiento de Jesús (se ha dicho incluso que fue en julio), pero como suele ocurrir cuando una religión sustituye a otra, se asimilan muchos elementos. El cristianismo era una fe nueva, renovada, diferente, quizás más prístina y basada en otros valores, pero supo absorber sobre todo fechas y lugares. Muchas iglesias y monasterios se construyeron sobre templos paganos o en zonas sagradas para griegos, romanos, celtas y germanos. Y sobre todo se asumieron muchas festividades y fechas: desde días santos a algo tan vital como el nacimiento de Jesús o la llegada de los Reyes Magos.

Una de esas fechas clave que los paganos celebraban en el viejo mundo romano (y fuera) eran las Saturnales, que se dividían en dos: las fiestas de Saturno (entre el 17 y el 23 de diciembre), que mezclaba algo así como los Carnavales con la fiesta en la que incluso los esclavos eran liberados temporalmente, y la Fiesta del Triunfo (25 de diciembre, vinculada con la victoria del Sol sobre la oscuridad en referencia al solsticio). El cristianismo tuvo muchos problemas para eliminar estos cultos festivos, así que decidió solapar una fiesta importante que no se celebraba antes (el nacimiento de Jesús) con la vieja tradición pagana que también era celebrada en otras culturas. El 20-23 de diciembre también es el solsticio de invierno, pero se prolongaba varios días entre los celtas y germanos, que también vieron cómo el cristianismo, necesitado de legitimación a toda costa, fusionó esta fiesta con la Navidad.

Las Saturnales eran las fiestas del campo, el descanso final de los trabajos agrarios, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano. Así que ya sabéis lectores y lectoras, lo que hay que hacer: descansar, recordad que el dios Saturno y Jesús comparten fiesta y dedicarse a la celebración de un año más cerrado y a las puertas de otro.

Y por supuesto…