Grandísimo este québécois libérrimo llamado Guy Delisle, capaz de convertir el turismo satírico y crítico en un subgénero por sí mismo y reírse de todo, hasta de su condición de padre. 

Segundo volumen de ‘Guía del mal padre’ (Astiberri), una sátira frente al espejo de la realidad personal del canadiense Guy Delisle, capaz de mofarse de su inutilidad en eso tan complejo y nunca exitoso llamado paternidad. Si se apilaran todos los libros escritos sobre cómo ser padre o madre se podría alcanzar la Luna, y no faltan tampoco las tiras cómicas o las novelas gráficas sobre esa tarea. Otra cosa es que alcancen el grado de insana acidez de Delisle, que repite las mismas pulsiones que su padre, su abuelo, su bisabuelo y su tatarabuelo pero adaptándose a la realidad de su tiempo: trampear a su hijo para ganarle al videojuego y no perder la hegemonía de líder, sermonear a su hija por haberle ganado al escondite o, peor aún, inventarse una historia de psicópata asesino a la hora de acostarse…

El autor es uno de los grandes del cómic realista y social, siempre con un punto de humor negro y satírico que ha plasmado en obras como ‘Shenzhen’, ‘Pyongyang’, ‘Crónicas birmanas’ y ‘Crónicas de Jerusalén’. Con estas obras se ha convertido en un reputadísimo autor adorado por buena parte de los ilustrados, demócratas y liberales que ven en sus obras una forma de denuncia de las injusticias políticas de países como Birmania, Corea del Norte, China o el conflicto palestino. Y en estas va y se descuelga con dos obras geniales sobre la puñeta de ser padre, las renuncias personales en favor de los hijos, la resistencia a las mismas y la comedia negra de ser padre.

Guy Delisle con ejemplares de ‘Crónicas de Jerusalén’

Delisle se ríe de sí mismo con sadismo salvaje, sus problemas y su incapacidad para solventarlos si no es con mala leche o equivocándose una y otra vez. Juega con el lector: “siéntete culpable, porque tú también has hecho esto”. En ‘Guía del mal padre’ se transforma en un cabrito, un canalla sin pudor capaz de manipular sin compasión a sus hijos mientras tenga oportunidad, jugando siempre a ser un irresponsable, un adulto perverso al estilo del profesor Moriarty que recompensa sus sacrificios por ellos con muy mala leche y cierta vendetta personal sobre esos pequeños monstruos que “te condicionan la vida para siempre”.

Contrasta mucho este tono con el que siempre ha usado en otras obras, llenas de líneas claras, casi de viñeta de periódico, un buen uso de los tonos grises (que le da más aire sombrío a toda la obra) y un discurso que no tiene soflamas, sino que denuncia dictaduras como las de Corea del Norte, China o Birmania con la sucesión de choques culturales y estupideces de esos mismos regímenes, desde por qué no se pone el aire acondicionado a visitas gráficas a los monumentos estalinistas.

Guy Delisle nació en 1966 en Quebec. Una vez culminados sus estudios de artes plásticas en Sainte-Foy y en Toronto, comienza a trabajar en 1986 en el estudio CinéGroupe en Montreal. En 1993 enseñó animación en la isla de La Reunión y en 1994 realizó un cortometraje para niños titulado ‘Trois petits chats’. Su primer libro fue publicado por L’Association en 1996. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas. De Guy Delisle, se han editado también en castellano sus trabajos más representativos, testimonio de sus viajes a Asia y Oriente Medio: ‘Shenzhen’, ‘Pyongyang’, ‘Crónicas birmanas’ y ‘Crónicas de Jerusalén’, título este que le valió el premio a la mejor obra del Salón Internacional del Cómic de Angoulême 2012, todos ellos en Astiberri, así como el recopilatorio de historias cortas ‘Cómo no hacer nada’ y el cómic infantil ‘Luis va a la playa’ (Faktoría K). Gore Verbinski, el director de ‘Rango’ y ‘Piratas del Caribe’, pretende dirigir y producir una adaptación de ‘Pyongyang’ al cine.