La noticia ha sacudido a los millones de fans de una serie, ‘Expediente X’, que creyeron que jamás volverían a ver el tándem Mulder-Scully, pero no hay nada que la poderosa industria audiovisual norteamericana no pueda, conciba o se atreva a hacer. Vuelven.
Quizás recuerden el poster que tenía perennemente sujetado en la pared el agente Mulder: un ovni clásico sobre un bosque y una frase, “I want to believe”, es decir, “Quiero creer”. Era uno de los muchos detalles de una serie innovadora que tocaba un tema ya clásico: las hipotéticas relaciones entre extraterrestres y el gobierno de EEUU y de otros países a espaldas de la opinión pública. En medio dos agentes del FBI que revisaban los llamados expedientes X de la agencia, la de casos extraños, ocultos o tapados. Él era un creyente intuitivo, ella una escéptica científica y metódica, puesta a su lado para controlarle, pero lentamente se puso de su lado. Y eso sólo era la historia central de una serie donde cada episodio podía o no tener que ver con esa misma idea central. Hubo de todo, paranormal o no, consagratorio o no.
La realidad es que la serie, salida de la imaginación de Chris Carter en 1993, dio pábulo a ese deporte tan americano como es la neurosis conspiranoica que, al final, ha saltado el Atlántico y se ha instalado también en Europa y España más en concreto. Fue la serie de los años 90 junto con ‘Friends’, tan diferentes como profundo fue su impacto. Y crearon todo tipo de guiños para la cultura popular, desde el agente secreto que parecía estar metido en todos los planes ocultos, El Fumador, hasta las célebres abejas híbridas… una serie que batía récords con la misma facilidad con la que introducía elementos en la cultura contemporánea.
Dejó huella, 16 premios Emmy, cinco Globos de Oro, varias temporadas, dos películas que contaban mucho sin contar nada de más (sólo ponía de una vez al ovni en su sitio) y dos carreras muy diferentes. Mientras que David Duchovny (el agente Fox Mulder) recuperaba parte del crédito profesional gracias a ‘Californication’, a Gillian Anderson (la agente Scully) se le perdía la pista en un anonimato que dejó a la pelirroja fuera de circulación salvo para papeles muy secundarios en ‘Hannibal’ y ‘The Fall’. Parecía que sólo Duchovny, y a duras penas, podía salir adelante: iba a participar en la nueva serie ‘Aquarius’.
Y cuando ya estaban más que maduros, aparece la cadena dueña de los derechos de la serie, Fox, y dice que va a recuperar su icono de los años 90. Será sólo un regreso parcial, eso sí, quizás de prueba o también para cerrar la miríada de historias paralelas que todavía estaban abiertas cuando en 2002 se terminó su última temporada. Tendrá sólo seis capítulos, se empezará a grabar este verano y habrá que esperar para finales de este año o bien para 2016 para verla en pantalla. Asegurado el bombazo, eso desde luego. Carter será el encargado de dirigir la nueva tanda de episodios y ha conseguido alistar a Duchovny y Anderson, que tuvieron la ya clásica fobia a sus personajes porque les habían absorbido sobremanera. Por el camino profesional de la serie quedaron las dos películas (1998 y 2008) y una huída previa de Duchovny.
“Mulder” se había marchado de la serie antes, harto del personaje y de que le hubieran encasillado. Su adiós precipitó que en 2002 se terminara la serie; eso sí, volvió al final quizás para enterrarla del todo. Después de eso cada uno voló por su cuenta. Se reunieron de nuevo en 2008 para ‘X-Files: Creer es la clave’, que se suponía debía cerrar la historia; pero no fue así. Una y otra vez se evitaba un final cerrado y claro. Quizás con vistas a una resurrección que llega catorce años después, en plena fiebre por los reboot, remakes y revival que demuestran que a Hollywood se le acabaron las ideas o que tiene mucho miedo a experimentar. Un buen ejemplo es el regreso de ‘Twin Peaks’, la serie que inició la época dorada de la ficción televisiva.