Muere uno de los últimos representantes del cine español de posguerra, aquel que osciló entre lo poco serio que le permitía el franquismo, la comedia con segundas intenciones y el landismo: José Sazatornil, Saza, eterno secundario y actor de carácter, que dirían los norteamericanos. Todo un símbolo del español medio de un tiempo acartonado donde supo ser diferente. 

José Luis Cuerda afirmaba que había “muchos guapos pero muy pocos Saza”, en el sentido de que no había actores como él en abundancia. Quizás por eso trabajó a destajo durante toda su vida, en el teatro (donde llegó a tener su propia compañía), en la televisión y sobre todo en el cine, donde supo dar vida a una larguísima lista de personajes en 114 películas. Ha muerto Saza discretamente, como sus personajes, con 89 años y en la cama por causas naturales.

Barcelonés de cuna (1925), hijo de un dueño de tienda de ropa, su afición por la interpretación empezó desde muy temprano. La primera vez que se subió a un escenario apenas tenía seis años, y desde los 13 ya era actor de teatro aficionado. A los 20 ya era profesional en la compañía de Paco Martínez Soria. Su voz, su dicción perfecta y que parecía un martilleo se hizo tan famosa como la voz arrastrada de Gracita Morales o la cara de Concha Velasco. Superó con creces sus problemas iniciales en el oficio (cierta limitación con los personajes y memoria para sus frases) con mucho esfuerzo y estudio. También con un comportamiento intachable en los rodajes: era famoso por su disciplina, seriedad y obediencia.

José Sazatornil Saza

Su época fue sobre todo los años 60 y 70, donde parecía casi fijo en toda película de éxitoRodó a las órdenes de José Luis Sáenz de Heredia (‘Los gallos de la madrugada’), Rafael Gil (‘Sangre en el ruedo’) José Antonio Nieves Conde (‘Las señoritas de mala compañía’), Jaime de Armiñán (‘Carola de día, Carola de noche’), Pedro Lazaga (‘Las secretarias’, ‘La ciudad no es para mí’), Fernando Fernán-Gómez (‘Cómo casarse en siete días’, ‘Cinco tenedores’), Mariano Ozores (‘Si fulano fuese mengano’, ‘Venta por pisos’) o Angelino Fons (‘Mi hijo no es lo que parece’).

 

Pero su carrera no se basó sólo en taquillazos de humor tradicional y costumbrista. En 1988 tocó el cielo con su Goya al Mejor Actor de Reparto por su papel en ‘Espérame en el cielo’ de Antonio Mercero. El Premio Nacional de Teatro le llegó en 2005 y el de la Unión de Actores en 2014. Para el recuerdo quedan frase como “Yo soy un gran admirador de Faulkner” (pronunciándolo Fullner) de ‘Amanece que no es poco’, una de sus grandes películas. También se le recordará por haber hecho triplete con Luis García Berlanga: ‘El verdugo’ en 1963, la legendaria ‘La escopeta nacional’ en 1978 donde hacía de burgués corrupto que termina desquiciado por el propio sistema corrupto del franquismo y ‘Todos a la cárcel’ en 1993. Además participó en ‘La Colmena’ (1082).

 

‘La escopeta nacional’

‘Amanece que no es poco’