El Museo Guggenheim Bilbao presentó el pasado día 11 ‘La Colección de Hermann y Margrit Rupf’, una exposición que reúne 70 obras de artistas clave de la historia del arte de la primera mitad del siglo XX como Pablo Picasso, Georges Braque, Juan Gris, Fernand Léger, Paul Klee o Vasily Kandinsky, en diálogo con obras de artistas contemporáneos desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad.
Los Rupf fueron los primeros coleccionistas privados suizos que centraron su labor en el arte abstracto. En sus inicios, se guiaron por sus propios criterios personales para ir formando su colección y, en 1954, decidieron ceder sus obras (unas 250 piezas y numerosos libros de arte), en calidad de fundación, al Kunstmuseum Bern, lo que supuso una contribución muy significativa a los fondos de esta institución. En la actualidad, la fundación cuenta con más de 900 piezas, entre pinturas, esculturas y obras sobre papel.
El empresario bernés Hermann Rupf (1880–1962) fue uno de los primeros coleccionistas que, en el París de 1907, comenzó a adquirir obras de Pablo Picasso, Georges Braque y de artistas del Fauvismo, como Othon Friesz o André Derain. El marchante de arte parisino Daniel-Henry Kahnweiler (1884–1979), con quien Rupf mantendría una gran amistad durante toda su vida, desempeñó un papel fundamental en la formación de la colección del suizo. A través de su galería, se pudieron incorporar conjuntos de obra de Fernand Léger, Juan Gris y, posteriormente, de André Masson.
Los Rupf mantuvieron también una gran amistad con Paul y Lily Klee, y a partir de 1913 adquirieron obras de Klee regularmente. Así mismo, los Rupf fueron importantes mecenas de numerosos artistas, científicos y músicos de la ciudad de Berna. Hermann Rupf, copropietario de la mercería Hossmann & Rupf, fue un activo crítico de arte y jugó un papel relevante en el desarrollo del gusto por el arte contemporáneo. Sus escritos y críticas, dirigidos contra la política cultural conservadora de la época, reclamaban una mayor comprensión del arte contemporáneo.
Con la creación en 1954 de la Fundación Rupf se garantizó la conservación, consolidación y expansión de la colección. Siguiendo los propósitos de los Rupf, la Fundación dedica su inversión, fundamentalmente, a la adquisición de obras de artistas contemporáneos, como Meret Oppenheim, Lee Byars, Donald Judd, Joseph Beuys o James Turrell, entre otros.