Una tijera sin cerebro es como un mono con una pistola: la Universidad de Vigo demuestra, con cifras reales, que el I+D+i funciona.

Salustiano Mato es el nombre extraño y romano del rector de la Universidad de Vigo, que informó esta semana a los medios de una realidad sepultada por el aluvión de recortes sinsentido en educación, cultura y ciencia que hacen perder millones de euros en ingresos al país cuando más lo necesita. La ceguera del poder, incapaz de ver más allá, queda retratada con el balance económico de la universidad que él gobierna: sólo en 2013 ingresó 31,6 millones de euros derivados del I+D+i en patentes y contratos privados (nada de dinero público), y generó 573 puestos de trabajo directos por esta actividad.

La cifra, si se abre la horquilla hasta 2010, es todavía más sonrojante para el actual gobierno y el anterior (PP y PSOE son culpables de los recortes desde 2008): nada menos que 100 millones de euros en tres años. Y todo eso mientras sus fondos públicos son recortados sin cesar por el gobierno y las autoridades académicas del ministro Wert, responsable del sector. Todos los ingresos derivaron de proyectos de investigación gallegos y europeos que generaron casi 600 puestos de trabajo directos y una línea de crédito directo de 8,5 millones de euros en beneficios para la universidad gracias a esos contratos.

Universidade de Vigo

Los departamentos que mayores contratos y movimiento económico consiguieron fueron Ingeniería Mecánica, Máquinas y Motores Térmicos y Fluidos, y de Recursos Naturales y Medio Ambiente, que sólo en 2013 generaron 155 actividades entre servicios tecnológicos a empresas y a grupos de investigación, en patentes nacionales e internacionales y en creación de empresas tecnológicas. Las investigaciones no sólo sirven para crear soluciones tecnológicas nuevas, o vías de investigación científica, sino que también son la base para la creación de nuevas empresas a pesar de la lenta y burocratizada legislación que aún tiene España en estos sectores.

Mato asegura que estos resultados son una demostración de que otro camino es posible, y que la universidad busca siempre nuevas fuentes de ingreso ante los recortes y porque cree firmemente en que el mundo académico debe generar más que consumir, “diversificando el trabajo a través de la cooperación inteligente y agregando capacidades a los investigadores”. Orgulloso, Mato reivindicó en su exposición el modelo vigués como ejemplo a seguir, pero también denunció los recortes estatales en fondos, que definió como “brutales” y propios de “una política equivocada”. Nada mejor que cifras reales para demostrarlo. Mato además puso el dedo en la llaga al advertir que los investigadores son el futuro, a pesar de ver cómo les racanean recursos, y que la especialización es la llave porque facilita la captación de nuevos recursos.

Salustiano Mato - U de Vigo

Salustiano Mato (en primer plano)