Richard Wayne Penniman, Little Richard, lo deja cuando está a punto de cumplir los 81 años.El estado de Georgia le vio nacer en diciembre de 1932; aquel día nació uno de los personajes más alocados y al mismo tiempo más contradictorios de la historia de la música. Fue uno de los promotores y pioneros del rock and roll cuando era música proscrita y socialmente mal vista. Siempre junto al piano o las guitarras y con una estética extrema que a veces le supuso el mote de “Liberace negro”, fue decisivo a la hora de crear los patrones escénicos del rock y de la música gracias a su exhuberancia física y su talento instrumental.

Lo ha avisado, además, en la versión original americana de la revista Rolling Stone, donde asegura que lo deja porque está, o mejor dicho, se siente “acabado”. Asegura que la música le obliga a un sobreesfuerzo físico que a su edad no puede hacer. En el último concierto, en Washington, fue evidente por sus gestos y frases que no podía seguir el ritmo.

El Little Richard original de los años 50, arrollador e icónico

 

En la misma entrevista confiesa que él dio el empujón al rock cuando publicó ‘Tutti Frutti’, la canción de 1955 que fue clave a la hora de asentar el género surgido al albor de los años 50, de él y de otros como Jerry Lee Lewis. En cada concierto iba un poco más lejos e inventó gritos de guerra de raíz sexual como “A-wop-bop-a-loo-bop-a-wop-bam-boom”, que en España acabaría siendo “A-uam-ba-buluba-balam-bambu” y que le etiquetaron para bien o para mal. Era también el aullido de ‘Tutti Frutti’, una especie de imitación de un tambor que, unido a la letra “salvaje” con muchas referencias fuera de lo común en aquella pacata América más cristiana todavía que hoy, le convirtieron en un icono.

A sus espaldas Richard deja muchas polémicas, tanto artísticas por su particular forma de hacer las cosas como por su religiosidad y condición sexual. Little Richard era homosexual y renunció públicamente a ello influido por sus fuertes convicciones religiosas que le llevaron incluso a dejar la música y el rock and roll durante un tiempo. De la cumbre al desprecio de su propia obra. Eso fue en 1957 después de un tremendo susto en Australia durante un viaje en avión (incendio de un motor y riesgo de estrellarse): cuando puso los pies en el suelo concibió aquello como un mensaje divino para que se alejara del rock y así lo hizo: lo dejó todo, anillos incluidos (lanzados a un río, cada uno de más de 7.000 dólares), y se retiró a un centro de estudio de la Biblia. Acabó siendo un pastor protestante más.

Little Richard en 2012

Pero aquello no duraría mucho: en 1962 volvió con una gira británica en la que los Stones y los Beatles le apoyaron y ayudaron en su regreso. Little Richard llegó a tocar en Liverpool y Hamburgo junto a unos bisoños Beatles, que imitaban su estilo y sus canciones antes del giro pop final previo al salto a la fama. No obstante los parámetros de la música habían cambiado en esos años y ya no pudo tener tanto éxito como en los 50, arrollado ya por el pop británico y el rock de los Rolling Stones, The Doors y otros grupos como Beach Boys que devoraban las ventas.

Tuvo tiempo para convertirse en una leyenda viva del rock, con contados discos y recopilatorios pero siempre de tiempos pasado. Su propia iglesia le expulsaría en los años 70 por su viaje por el sexo y las drogas del que había hablado antes. Recapacitó, lo dejó todo de nuevo y se dedicó a vender Biblias. En los años 80 haría un segundo reingreso en la industria de la música que ya sería definitivo. En 1986 logró otro gran éxito con una banda sonora, ‘Great Gosh-a-mighty!’.