Vaya por delante que una generación entera va a chirriar: segundas partes nunca fueron buenas, y puede que estén a punto de matar un mito del cine, pero habrá 2.0 de los Goonies. 

Pocas películas han marcado tanto a esa generación acunada entre mediados de los 70 y principios de los 80 como ‘Los Goonies’ (1985), una historia por y para niños y púberes que fue de las últimas en saborear cierta inocencia, lejos de las referencias posmodernas, de los cruces de cables y de géneros. Era una historia de aventuras no demasiado bien elaborada, llena de tópicos… pero original y repleta de guiños a un público que abarrotó las salas y convirtió aquella aventura de fin de semana en un mito ochentero como pocos. Todavía hoy es muy común encontrar treintañeros y algún que otro cuarentón reciente acordándose de la escena del gordito y el chocolate, de los túneles subterráneos, del acento extraño del doblaje del personaje de Data… y así un montón de rincones para la memoria.

Pues bien, como Hollywood ya no puede hacer nada para remediar su escasez crónica de ideas y buenos guiones (más bien por la tozudez de los productores, será por escritores en California y Nueva York…) ha decidido hacer una secuela de aquella película más de dos décadas después. Casi 30 años más tarde. Richard Donner, director original de una cinta producida por Steven Spielberg, ha asegurado que habrá una nueva película. Según Donner había sido un intento mil veces iniciado pero que siempre naufragaba porque tanto él como  Spielberg no llegaban con el guión a ningún lado. Según él, no eran capaces de escribir nada a la altura del clásico a pesar de que gran parte del reparto estaba dispuesto a volver.

El reparto en la actualidad (vía Empire.com), con Brolin y Astin sentados junto a Spielberg

Hoy sería muy complicado reunir de nuevo a todos: Josh Brolin hace cine más serio, muchos de los actores o se han retirado o incluso han muerto (Corey, por ejemplo). Pero Donner por fin se ha decidido y ha dado luz verde al proyecto del que apenas se conocen detalles, salvo que Donner ha dicho en público que lo habrá y que una parte del antiguo reparto participe de alguna forma en la secuela, un buen gancho para una generación que tendría que arrastrar al cine a sus hijos para ver a Mikey (Sean Astin) y sus amigos (Josh Brolin, Jeff Cohen, Corey Feldman, Ke Huy Quan, Kerri Green, Martha Plimpton y John Matuszak). La película se convirtió en poco tiempo en un clásico que con el tiempo ha ganado en profundidad, en mercadotecnia, expresiones y giros que forman parte ya de una generación.

Para los no iniciados en los Goonies

A grandes rasgos los Goonies fue una película que intentó revitalizar el género de cine juvenil al mismo tiempo que aparecían también películas donde había algo más de hormonas como ‘Lady in Pink’ o ‘Breakfast Club’; era algo más ingenua, pero al mismo tiempo más imaginativa. Rodada de forma cronológica para evitar que tantos actores jóvenes se hicieran un lío, narra la historia de Mikey (Sean Astin), un chico de Astoria (estado de Oregón, en la costa del Pacífico), cuya familia está angustiada por una deuda que le va a obligar a mudarse. Él y sus amigos, los autodenominados Goonies, intentarán encontrar una solución. Y la que hallan es encontrar un tesoro de un pirata que se supone está en la zona, una leyenda que se solapa con la huida de la cárcel de dos mafiosos, su madre y un tercer hermano algo “diferente”, Sloth, que dejará para el inconsciente colectivo generacional la frase “¡Chocolaaate!” y el grito de Chuck (“Gordi”), un gordito algo escabroso que actualmente está irreconocible. A partir de ahí sólo hay fantasía e inocencia.

Gran parte de la película surgió de las improvisaciones que Donner dejó hacer a los actores, entre los que destacan dos que alcanzarían gran fama décadas más tarde, como Josh Brolin (nominado al Oscar) y Sean Astin, el protagonista principal y que probablemente todos recordarán más como Sam Sagaz de ‘El Señor de los Anillos’. Donner estaba obsesionado con que actuaran como lo que eran, niños, así que plagó el rodaje de trampas para lograr más efecto en ellos: cambiarles los guiones, mantener en secreto el barco pirata, dejarles improvisar, hacer decenas de tomas hasta lograr que estuvieran sueltos interpretando. Como cuenta Donner “nunca deje que los chicos vieran el barco. A ellos se les prohibió la entrada en el plató desde el primer día, desde el comienzo de su construcción. El día que ellos entran en escena saliendo disparados y cayendo al agua, se giran y ven el barco por primera vez. Los traje a todos de espaldas. Todos sabían lo que iban a ver, pero no tenían ni idea de lo que iba aparecer”.

El reparto reunido en una escena del filme

Chunk y Sloth

Chunk (Gordi) y Sloth

Data (Johnatan Ke Quan) en la actualidad

Corey Feldman entonces y en la actualidad

Josh Brolin, de los pocos que ha escalado puestos en la industria