Oeste, el eterno oeste que durante más de un siglo fue uno de los horizontes de aventura en la mentalidad europea vuelve como novela gráfica en ‘Los hijos de Sitting Bull’, de Edmond Baudoin.
Astiberri publicará el 29 de agosto ‘Los hijos de Sitting Bull’ (96 páginas, en cartoné, 17 euros), una novela gráfica que recupera el aliento de las narraciones oídas de boca de los abuelos y que sirve al autor de ‘Dalí’, ‘El sabor de la tierra’ o ‘Ensalada de Niza’, todas ellas publicadas también por Astiberri, para narrar la definitiva expansión del mundo occidental hasta la costa oeste de EEUU y su relación con los nativos, nada pacífica y siempre tormentosa y con sentimiento de culpa. Todo arranca por la historia de su abuelo, que con sólo doce años se embarcó desde Francia hasta San Francisco, y desde allí al Oeste, donde conocería a Toro Sentado (Sitting Bull) y Búfalo Bill.
El punto de arranque es muy concreto: el abuelo de Edmond Baudoin, Félix, nace cerca de Niza en 1863, en la época de Napoleón III. No le gusta mucho la escuela, y con 12 años se embarca en un velero como grumete. Tras varios años en el mar, naufragan al sur de San Francisco. Félix tiene 16 años, y empieza a recorrer el oeste del continente americano: la búsqueda de oro, la caza de bisontes, la construcción del canal de Panamá, la del puente de Brooklyn de Nueva York… Baudoin relata la increíble epopeya de su abuelo, que llegó a conocer a los míticos Sitting Bull y Buffalo Bill, y recrea de esta manera uno de los momentos más determinantes de la historia americana.
Edmond Baudoin
Pero no es una simple historia familiar más o menos retratada con épica, es más bien una reflexión de cómo fue la última de las grandes colonizaciones humanas, la de un continente devastado por la combinación de enfermedades, ambición y codicia que trasplantaría parte de lo europeo en América, desde Alaska a Tierra del Fuego. Y en pocos lugares fue tan evidente este choque cultural y militar como en el Far West, el Lejano Oeste que fue siempre el horizonte final de los EEUU. Todavía hoy lo es. Baudoin se adentra en una reflexión crítica: la problemática de la conquista, de la colonización, de la destrucción masiva de la cultura amerindia, enclaustrada en reservas o directamente masacrada y que todavía hoy arrastra situaciones de marginación y pobreza. Eso incluye una escena curiosa: el descubrimiento en Quebec de los descendientes de Sitting Bull.
Edmond Baudoin nace en Niza, en 1942. Tras estudiar en la escuela de Artes Decorativas en la adolescencia, ejerce como contable antes de volver al dibujo en 1971. En 1992 y 1997 ganó el premio Alph’Art del Festival Internacional del Cómic de Angoulême al mejor guión por ‘Couma Acô’ y ‘El viaje’ (Astiberri, 2005), respectivamente. ‘Piero’ (Astiberri, 2007) le valió el premio al mejor álbum en el festival de Sierre de 1998. En ‘Arlerí’ (Astiberri, 2009), el artista rememora todo lo que sabe del amor, del sentimiento amoroso y del amor físico, a través de la conversación entre un viejo pintor y su modelo. De su encuentro con Fred Vargas, una creadora de éxito internacional que escribe novela negra, surgen ‘Los cuatro ríos’ (Astiberri, 2009) y ‘El vendedor de estropajos’ (Astiberri, 2011), un diálogo permanente entre la novelista y el dibujante, donde cada uno aporta la riqueza de su propio medio de expresión.
En ‘Ensalada de Niza’ (Astiberri, 2010), Baudoin desvela como sólo él sabe los sentimientos más intensos de sus personajes, la belleza de las mujeres y su profundo amor por ellas. En ‘Viva la vida’ (Astiberri, 2011), retrata con Troubs la mexicana Ciudad Juárez a través de los sueños de sus habitantes. En ‘Dalí’ (Astiberri, 2012) se sumerge en el universo audaz y desenfrenado del pintor, para ofrecer su visión personal de uno de los grandes creadores del siglo XX. En su obra más reciente, ‘El sabor de la tierra’, viaja con Troubs a la Colombia rural para dibujar los recuerdos de un pueblo que lucha por su tierra.