El encanto sureño y sonido añejo de Luke Winslow-king se pasea por España, con una gira que arrancó el pasado 5 de junio en Avilés y que parará en otras cinco ciudades españolas durante el mes de junio.

Luke Winslow-King nació junto a los Grandes Lagos, entre Michigan, Chicago y ese corazón industrial frío y populoso que dio forma a EEUU. Pero su alma, su talento y su carrera están mucho más lejos, a miles de km hacia ese Gran Sur del que bebe su música, que ofrece a los españoles en una mini gira de apenas una semana maratoniana que arrancó el 5 de junio pasado en Avilés para continuar por Zaratuz (día 6), esta noche en El Almacén de Little Bobby en Santander y luego con cuatro fechas más.

Las siguientes serán en Madrid (sala El Sol, el día 10), en Valencia (Loco Club, el día 11), Huesca (en El 21, el día 12) y finalmente en Girona (Plaza del Milenio, día 13). La gira se compone de su música, el swing al estilo de Luisiana que toma forma en ‘Everlasting Arms’, el útlimo disco de Winslow-King que mezcla esas raíces sureñas con el blues y lo que necesite para un sonido auténtico curtido en años de conciertos en los clubes de Nueva Orleans. Su gran arma interpretativa es un talento como guitarrista esteticista como hay pocos.

Winslow-King vive Nueva Orleans en muchos sentidos. Física y artísticamente. Es guitarrista, cantante, compositor y representante de la música más auténtica salida de EEUU junto con toda la tradición afroamericana que, seamos realistas, dio origen a todo lo demás que existe hoy. En realidad es una mezcla que se agarra a ciertos sonidos jazz junto con el folk sureño, el blues o el ragtime. Todo eso, con el tamiz actual que le pueda dar un fondo más rock, permite a Winslow-King ser un músico excepcional.

Su nuevo disco, ‘Everlasting Arms’ (Chicago Bloodshot Records), el cuarto de su carrera, y es una biografía musicada del propio compositor. Con música describe escenas de su carrera, su vida, de cómo tuvo que abrirse camino en el oficio para terminar siendo lo que es hoy. El disco antecede al éxito ‘The coming tide’, que en 2013 le convirtió en uno de los nombres a seguir para la música americana. Junto a su esposa y compañera artística Esther Rose hizo varias giras por EEUU en la que compartió escenario incluso con Jack White, Taj Mahal o Chris Thile.

El álbum reúne lo mejor del característico sonido swing de Luisiana, mezcla de instrumentos (desde la tabla de lavar como percusión a los violines) texturas propias de la música religiosa del Gran Sur que han vertebrado bandas sonoras, conciertos y muchos otros genios de la música, desde Ray Charles a la guitarra del desaparecido B.B. King. Fusión y recuperación, ya que en la raíz de todo está el sonido rural anterior a los años 40 y la explosión de la industria discográfica, como si escuchar su música fuera un viaje en el tiempo a una época mucho más inocente y sin producciones extremas. Pura música.