Nacho Vegas vuelve a publicar disco apenas diez meses después de que este año viera la luz ‘La Zona Sucia’. El prolífico asturiano lanza ‘Cómo hacer crac’ el próximo 21 de noviembre. Sea material sobrante o totalmente nuevo, las seis nuevas canciones que formarán este mini álbum verán la luz en formato vinilo de 10″, aunque la edición incluirá también los seis temas en CD, remando contracorriente de las nuevas plataformas de distribución. El 8 de noviembre ofrecerá un concierto en Madrid en La Riviera en el Festival Castañas y Buñuelos de la capital.
El disco también se publica con el sello Marxophone, y está marcado por el contenido social, lo mejor para época de crisis. Según el estudio, las canciones Vegas se publicarán bajo una licencia que permitirá su libre difusión, siempre que no haya propósito comercial.
El disco ha sido grabado entre el Gijón natal de Vegas y el estudio de Paco Loco en el El Puerto de Santa María con la misma banda que le acompaña en sus últimos discos: Abraham Boba, Manu Molina, Xel Pereda y Luis Rodríguez.
Antonio Luque, es decir, el Sr. Chinarro, será de los primeros músicos en estrenar el renovado teatro Juan del Enzina de la Universidad de Salamanca: el próximo jueves 10 de este mes (22.00 horas). Forma parte de la programación cultural de la Usal para este trimestre, y tiene el impacto que debe, ya que es un guiño a alumnos de años atrás y a los actuales, para conocer a esta figura del indie español.
Sr. Chinarro se ha convertido en un icono que ha trascendido a la escena independiente en la que se formó. A su incontestable carrera como grupo le avalan 10 discos que le han reservado un lugar de honor en los libros de historia del pop español. Estos discos, a su vez, le han reconocido como letrista influyente. Su prosa, plagada de costumbrismo y de folclore, se ha publicado en libros (a punto el segundo), periódicos, revistas y blogs, y ha tenido parte de culpa de la popular reivindicación del castellano en los nuevos grupos de pop. ‘Presidente’ es el 11.º disco de Sr Chinarro, el disco menos introspectivo de Antonio Luque, el más directo y luminoso que ha grabado hasta el momento.
El escritor argentino Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) es el nuevo ganador de uno de los galardones literarios más prestigiosos de España, el Herralde de Novela, que en su edición número 24 ha premiado la novela ‘Los Living’. El premio, creado por la editorial Anagrama, está dotado con 18.000 euros (poco dinero comparado con otros, pero con mucho más prestigio). ‘Los Living’aborda la relación de los hombres con la muerte, esa particular obsesión, a través de un personaje cuya infancia queda marcada a fuego por la muerte de su padre y su abuelo.
Caparrós ha publicado más de veinte libros, entre los que cabe destacan la novela ‘A quien corresponda’ y el compendio de crónicas ‘Una luna’. El jurado del Premio Herralde ha estado compuesto por Salvador Clotas, Paloma Díaz-Mas, Marcos Giralt Torrente, Vicente Molina Foix y el editor Jorge Herralde.
Terror para niños. Uno de esos libros que sirven para desmarcarse de la ñoñería habitual en muchas obras de la literatura infantil y juvenil, y que Edebé ha mezclado con las ilustraciones de Medusa Dollmaker, con un estilo muy particular. ‘Las historias de terror del libro rojo de David’, escrita por José María Plaza, puede ser un buen añadido a la estantería de un niño, para que empiece a familiarizarse con algo más que lo normal, especialmente en las figuras del inmortal Edgar Allan Poe, su clon español (más o menos, queremos decir) Bécquer, y el más desconocido M.R. James. En total son 19 historias acompañadas de esas imágenes, imitando las tapas a un viejo libro victoriano, y que va desde un tatuaje que cambia de lugar a gatos vengativos o un MP3 asesino.
El origen está en un personaje de una serie anterior del propio Plaza, ‘Los Sin Miedo’, David, que encuentra en el desván de casa de su abuelo un libro llamado ‘Historias de terror’, que va contando de vez en cuando a sus amigos. Y ahora, ese ejemplar antiguo ha tomado cuerpo real. A partir de ahí, un buen libro de cuentos de género que puede enganchar a muchos lectores. Precisamente por ser diferente. Según Edebé, a partir de 10 años, 360 páginas (15,90 euros).
El próximo 8 de noviembre (hasta el 25 de marzo), este mismo martes, el Museo del Prado hará su contribución al año de intercambio cultural España – Rusia con la exposición colectiva ‘El Hermitage en el Prado’, gemela de la que se hizo en la primera mitad del año en San Petersburgo, ‘El Prado en el Hermitage’, y que muestra en 120 obras la gran variedad y riqueza de las colecciones del museo ruso: desde el siglo V a.C. hasta el siglo XX, pasando por sobresalientes piezas de arqueología, artes decorativas y los magníficos fondos de pintura, escultura y dibujo.
La exposición, comisariada por Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage, convertirá las salas de exposiciones temporales de la ampliación del Prado en un “pequeño Hermitage”. Al inicio aparecerán los retratos de los emperadores, Pedro I, Catalina II y Nicolas I; los cuadros de las espléndidas vistas de interiores del palacio y sus alrededores e incluso una selección de muebles y trajes de corte. Por su parte, entre las grandes obras maestras figuran el ‘San Sebastián’ de Tiziano, el ‘Tañedor de Laúd’ de Caravaggio, el ‘San Sebastián’ de Ribera, y el ‘Almuerzo’ de Velázquez. También tendrán cabida dos obras de la importante colección de Rembrandt que atesora el Hermitage, ‘Retrato de un estudioso’ y ‘Caída de Haman’. De su colección de dibujos, vendrán obras de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas, pueden destacarse el boceto en terracota de Bernini para el ‘Éxtasis de Santa Teresa’, y una de las obras maestras en mármol de Antonio Canova, la ‘Magdalena penitente’.
La exposición contará también con notables ejemplos de las célebres colecciones de pintura impresionista y post-impresionista del museo ruso, en la que estarán representados Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse, éste último con dos obras, ‘Juego de bolas’ y ‘Conversación’. De Picasso se incluirán tres lienzos, entre ellos ‘Mujer sentada’ y ‘Bebedora de absenta’ y completarán la selección dos obras rusas de la vanguardia abstracta, la ‘Composición VI’ de Kandinsky y el misterioso ‘Cuadrado negro’ de Malevich.
Horario
Hasta el 16 de enero: Lunes de 10 a 20 horas (último acceso a las 19 horas), de martes a domingo de 9 a 20 horas (último acceso a las 19 horas).
Precios
Entrada única a Museo
General : 12 €
General + Guía: 19.50 €
Reducida: 6 €
Gratuita: 0 €
Grupo turístico: 10 € / persona (Sólo a través del CAV)
Hay una máxima que no falla nunca: cuanto más dinero se destina a investigación científica y tecnológica, más resultados se obtienen. La ciencia no es como la lotería: no se tira el dinero. Siempre se consigue algo que tendrá un impacto en nuestras vidas. Un baremo mide el impacto de esa ciencia. El impacto del conocimiento científico producido en EEUU está en decadencia: la crisis y la competencia extranjera hace mella. El país, en cambio, quien mejor rendimiento saca a cada euro que invierte es Gran Bretaña, seguido de Alemania. Los mismos de siempre. Pero por algo será.
Según la editorial científica Elsevier, y la consultora Thomson Reuters, Gran Bretaña es el país con el mejor rendimiento científico del mundo, es decir, el mejor cociente entre el impacto (normalizado) de sus publicaciones y los fondos públicos invertidos en su financiación. Gran Bretaña produce el 8% de los artículos de investigación publicados en todo el mundo, pero logra producir el 17% de los trabajos de investigación con más de 500 citas y el 20% de los que tienen más de 1000 citas. Entre 1991 y 2011 pasó del segundo lugar en 1991 al primer lugar desde 2007; Alemania pasó del cuarto lugar en 1991 hasta el segundo en 2010; Francia, en el quinto puesto detrás de EEUU, sigue creciendo y se espera que si el gobierno de los EEUU no hace nada para evitarlo, acabará obteniendo el tercer lugar.
Por cierto, España no se encuentra en buen lugar en esta lista. En 2010 fuimos los novenos por número de artículos, los undécimos por número de citas, pero los trigésimo cuartos por número de citas por artículo. Siempre en el furgón de cola.
En el capitalismo, como la materia en el universo, nada se crea ni se destruye, sólo se transforma. La falta de liquidez, la necesidad de nuevos negocios y los cinturones apretados al máximo se traducen en nuevas industrias basadas en el reciclaje: entre ellas la de los móviles, que ante la avalancha de los táctiles multimedia han desbancado a toda una generación.
Todo se recicla, o casi todo, pero si la industria tiene los ojos puestos en un elemento clave por su rentabilidad son los teléfonos móviles. Sólo en España el cálculo más conservador es superior a los 40 millones de aparatos. Desde hace años el intercambio y el reaprovechamiento de la tecnología es una constante, pero mucho más en una tecnología que utiliza componentes como el oro. Pero también muchos otros altamente contaminantes. Una parte importante, una vez abandonados, son recogidos para ser reutilizados en zonas del mundo donde es una quimera comprarse un móvil nuevo.
Por ejemplo, África, donde paradójicamente hay más móviles que teléfonos fijos: un repetidor es más sencillo y barato que tender líneas subterráneas para países sin recursos. El resto son reciclados para rescatar los componentes y evitar que la contaminación del litio de las baterías y otros materiales se convierta en una emergencia. Y de paso, crear un negocio que ya mueve millones de euros. Más que ecologismo lo que hay es un nuevo nicho económico, y mucho más cuando estamos hablando del coltán, ese mineral perfecto para dispositivos electrónicos y responsable de muchas de las guerras que asolan África actualmente, ya que el continente tiene el 80% de todos los recursos mundiales del coltán. Parte del desastre del Congo proviene de ahí, por sus inmensas reservas. Así que se hace evidente recortar gastos, y el reciclaje industrial es una magnífica manera de recuperar dinero y componentes. Por ejemplo: como en todas las crisis, el precio de los valores refugio (el oro, el titanio, la plata…) aumenta exponencialmente, y el oro ha estado subiendo su precio en los mercados desde hace ya mucho. Muchos apuestan para Navidad (la época en la que más joyas se venden) por un precio de 1.500 dólares la onza. Así que cualquier rastro aurífero es olisqueado y extraído sin hacer muchas preguntas. Móviles incluidos, que contienen una media de 23 miligramos de oro. Una empresa alemana, Reimondis, es una de las que más ha trabajado para alimentar la cultura del reciclaje, y de paso hacerle un favor a la industria.
Cada vez que tira usted un móvil roto o viejo, recuerde que está tirando coltán y oro por un valor que supera con creces en el mercado libre lo que podría haberle costado comprarlo. Tanto Reimondis como los grupos ecologistas hacen propaganda a favor del reciclaje, para abandonar esa pereza de ir al punto limpio, con lo que las dos caras de la moneda trabajan y reman en el mismo sentido. Porque hay mucho dinero en juego. Calculen: entre 20 y 23 toneladas de oro terminan en los basureros cada año en todo el mundo, cuyo precio supera los nueve dígitos en el mercado. Hablamos de 1.300 millones de móviles, de los cuales apenas se recicla entre el 8 y el 10%. Si añadimos que muchos de los metales usados para la fabricación de componentes (coltán, indio, cobre, germanio, tantalio) están en las últimas en cuanto a reservas, queda bien claro que es un negocio en auge.
Qué hay dentro de un teléfono móvil
Más del 90% de los componentes de un móvil son reutilizables, el 58% es plástico, el 17% vidrio, y el 25%, metales como hierro, cobre, plata e incluso oro. Las baterías son los elementos más contaminantes porque contienen elementos como el cadmio, el litio y metal hidruro. El material más preciado es el coltán, un metal capaz de soportar una alta carga eléctrica que se utiliza en todo tipo de aparatos electrónicos y permite que las baterías duren más. Su producción se concentra en un 80% en África y la gran demanda de este material provocó que se disparara su precio. El reciclaje de batería permite recuperar níquel, hierro, cobre y aluminio entre otras cosas que pueden transformarse en variedad de productos: nuevas baterías, acero inoxidable, altavoces, etc. Los componentes electrónicos incluyen pantalla LCD, cámara, tarjeta electrónica, donde el material que se puede recuperar metales preciosos que son: oro, plata, paladio, etc; son transformados en joyas, aplicaciones medicas, dentales, etc.
Como con la imprenta, el libro electrónico se enfrenta a dos monstruos, los que lo glorifican y los que lo odian; al final no será una cuestión de ganadores y vencidos, sino de la convivencia de soportes. Porque lo que importa es que la gente lea.
El eBook da miedo, tanto como a los luditas les daban las primeras máquinas a vapor, como la imprenta al clero medieval que veía así perder su monopolio sobre la producción de libros, o como la televisión al cine y la radio. Al final los hombres siguen trabajando en las fábricas, mano a mano con los robots, y también al final la televisión no ha devorado al cine ni a la radio. Eso sí, la imprenta, por pura necesidad, borró de la faz de la tierra la producción de libros artesanales. En Estados Unidos el consumo de literatura en libros electrónicos se ha disparado, mientras que en Europa y España sigue estancado, avanzando lentamente. No tiene por qué ser malo: al final de lo que se trata es de leer, el soporte, para el consumidor, es lo de menos, no así para los que han invertido dinero en la fabricación (pero ya no es problema nuestro, ¿no?).
Todos los datos de los primeros años del eBook y las conversaciones con libreros y editores dan como resultado tres conclusiones. Primero, que las editoriales apuestan por el libro electrónico y grandes grupos como Mondadori o Planeta ya han comprado plataformas o creado consorcios para la venta y distribución alrededor del eBook. Segundo, que las primeras proyecciones avisan que todavía no es una venta masiva y el público anda algo reticente a mirar una pantalla para leer, a pesar de que la tecnología convierte la superficie del eBook en un remedo del papel impreso. Tercero, que no importa el soporte en el que esté la literatura o la información, lo que importa es leer más y más y el libro electrónico todavía nos hará más homo lector que homo visual. Uno de los mayores expertos sobre la aplicación educativa y editorial del eBook, el profesor Rodríguez de las Heras (Universidad Carlos III), asegura que el miedo es una reacción natural. “No debemos ver el cambio como una fractura de la cultura escrita, porque no hay ruptura sino aumento de la cultura del libro, pero con otra forma.
Todo esto cambiará la propia definición de qué es un libro y sus rasgos, habrá mucha experimentación y, ciertamente, se cumple el gran sueño de la cultura libresca de que todo sea comunicación escrita”. Y el cambio implica también la transformación de la propia forma de escribir, “porque ya no hay el corsé de la página en blanco, es un texto que se moldea”. Para él está claro cómo será el futuro: “Esta nueva era será el esplendor de las palabras, se experimentará con nuevos espacios, y ésta será la calve de una nueva forma de creación y también cambiará el concepto de obra. Es la metáfora del jardín, los autores tendrán que cuidar el jardín de su obra”. Es decir, será el adiós de los libreros, con un mercado repartido al 60% (electrónico) y 40% (en papel, pero de calidad), el posible fin del libro de bolsillo (será más barato en digital todavía) y la aparición del escritor-jardinero que buscará el sello de calidad a la hora de publicar electrónicamente. Y más gente que les leerá. Pero todo son profecías, hará falta un par de años para saber por dónde van a ir los tiros en realidad y si ese 60-40 no es tan realista.
El trío Samberg-Schaffer-Taccone triunfa en la red con la música convertida en píldoras de humor ácido que cada semana también difunde el programa estrella de la TV de EEUU, ‘Saturday Night Live’.
Por Luis Cadenas Borges
Lo que cimenta internet no debería separarlo nadie: mucho menos la música. Tiene su explicación: para compensar cierta seriedad y tendencia al clasicismo (sinfónico o jazzístico, da igual), ponemos la vista fija en un grupo que es una gran broma, igual que las canciones de los Monty Phyton en ‘La vida de Brian’, por ejemplo. Todo el mundo ha silbado alguna vez ‘Always look on the bright side of life’ junto a Eric Idle, crucificado al lado del falso Jesús.
Es un tipo de trabajo satírico que salta las barreras del teatro, el cine o la televisión hacia la música, una modalidad no demasiado cultivada en España últimamente, pero que en el universo paralelo de la televisión de EEUU tiene dimensiones colosales, en parte gracias al mítico programa ‘Saturday Night Live’ (SNL para los fans), que desde los años 70 lleva dando material para la caldera del diafragma humano al reír. A partir de uno de los cómicos fijos en el casting, Andy Samberg, surgiría un pequeño monstruito llamado The Lonely Island que tiene su particular reino en la red, especialmente en la venta a través de iTunes, pero especialmente en Youtube, donde sus vídeos satíricos han estado entre los más vistos en esa parte del mundo. Eso sí, importante: The Lonely Island ya existía anteriormente como pequeño grupo de teatro surgido de Berkeley (California), donde Samberg conocía del colegio a los otros dos miembros, Jorma Taccone y Akiva Schaffer.
Samberg era uno de los encargados de realizar dentro de ese programa de televisión, todavía lo es, los “SNL Digital Shorts”, pequeños vídeos musicales que son una broma desde el principio hasta el final, y en el que sátira, parodia y los guiños de músicos célebres y actores de Hollywood son una constante, siempre haciendo justo lo contrario de lo que el buen gusto se supone que les empuja a hacer. Pero por un lado van las canciones del grupo y por otros los “digital shorts”, con una nómina de cómplices tan larga como para no citarla, porque son muchos años de trabajo; eso sí, incluye a Justin Timberlake (que ha colaborado al menos en cuatro vídeos y varias canciones), Natalie Portman (insuperable su rap en el que literalmente “manda a tomar por culo” todo lo imaginable), Rihanna, Jack Black, Ryan Reynolds, Elijah Wood, Scarlett Johannson, Antonio Banderas, medio Hollywood entero y buena parte del cada vez más amplio olimpo catódico arremolinado en torno a la NBC, CBS, ABC y la Fox.
La diferencia entre ambos trabajos apenas es irreal: muchos de los digital shorts se convierten en canciones después, y viceversa, hasta el punto de que The Lonely Island se ha mimetizado con SNL y casi podría considerarse una prolongación del programa mismo, aunque el grupo ya vuela en solitario “mientras aguante el invento”, tal y como apuntó Samberg en una entrevista no hace mucho. A fin de cuentas ese programa ha sido una cantera de cómicos que han usado de trampolín ese espacio, desde Eddy Murphy y Chris Rock a Tina Fey, Seth Meyers, Will Ferrell o el ángel caído de John Belushi, por poner varios ejemplos.
Y desde la coña perpetua se llega a una situación en la que muchas de sus canciones, en formato de vídeo musical emitido como digital short, se convierten en éxitos de ventas y descargas en la red, principalmente a través de iTunes, donde están en la lista cada vez que sacan material nuevo, ya sea como single o como nuevo álbum desde la discográfica Universal Republic Records.
The Lonely Island empezó creando obras de teatro de comedia en vivo en la escuela secundaria y continuó haciéndolo, ampliando su repertorio al terreno audiovisual, desde cortometrajes cómicos a parodias musicales donde importa tanto (o más) crear personajes nuevos que la propia música. Casi podría decirse que sus vídeos son bromas muy caras para retorcer los estilos de la música industrial que se edita en el presente. En la coctelera van desde chistes a sátiras de la realidad del país y una infinita lista de bromas sexuales, especialmente en los vídeos con Justin Timberlake (¿?). El paso de gigante lo dieron cuando el productor de SNL desde hace décadas, Lorne Michaels, les contrató en 2005 después de ver parte de su trabajo en la gala de la MTV de aquel año; lo hizo como sangre nueva, principalmente a Samberg. Una vez allí, y con más fondos y recursos, produjeron ‘Lazy Sunday’, que al saltar a Youtube se convirtió en un éxito inmediato. Así fue como nacieron los SNL Digital Shorts y The Lonely Island comenzó a extender los tentáculos para pasar del teatro al negocio de la música-sátira.
De ese trabajo salieron ‘Dick in a Box’, ‘Jizz in my pants’ (94 millones de visitas en Youtube), ‘Like a boss’ o ‘I’m on a boat’, que recibió la primera nominación a un Grammy. Tan bien les fue que mediando la primera década del siglo surgió el primer disco, ‘Incredibad’, y en 2007 su primera película conjunta, ‘Hot rod’. Uno de los vídeos que incluimos en la lista de este reportaje es ‘I just had sex’, con Akon, Jessica Alba y Blake Lively y que tuvo 50 millones de visitas en Youtube en menos de dos meses. Este mismo año aparecieron dos digital shorts más relacionados con su nuevo álbum, ‘Turtleneck and Chains’ (mayo), como ‘The Creep’ (en la que aparece también Nicki Minaj) y otro mano a mano de Samberg con Timberlake, ‘3-Way The Golden Rule’, con Lady Gaga cerrando el trío. Poco a poco siguen adelante con su trabajo, siempre desde la red y en parte en televisión. En España sólo son conocidos por los que merodean alrededor de las grabaciones de SNL que aparecen en la red, o están acostumbrados a bucear en Youtube. Merece la pena, sobre todo, prestar atención a las letras, porque frente al humor grueso y a veces vergonzante que impera en España se agradece otro igual de grueso pero con inteligencia.
Las letras dan el salto directo hacia internet, donde proliferan portales modélicos como McSweeney’s en California, creado por Dave Eggers. La web es el espejo en el que deben mirar medios y escritores, el ariete de las letras en la red: es, además, la plataforma de la revista del mismo nombre que es la referencia literaria de Estados Unidos.
Por Luis Cadenas Borges
Quédense con este nombre: Dave Eggers, autor, entre otros libros, de Zeitoun, ‘Ahora sabréis lo que es correr’ y ‘Away we go’ (adaptada a la gran pantalla por Sam Mendes, director de ‘American Beauty’). Más que por ser una de las promesas cumplidas (con mucho trayecto por delante todavía) de la nueva literatura norteamericana, por estar detrás de uno de los mayores portales literarios del país, y por extensión, de la lengua inglesa, McSweeney’s, compendio de revista literaria, editorial (también en papel), fundación filantrópica y reclutadora y formadora de nuevos escritores. Es el resultado de muchos años de trabajo, de una idea solitaria reconvertida en un auténtica mina para los escritores; poco a poco, lentamente, con amigos, con tesón, con paciencia, ha crecido hasta ser un trabajo autónomo. Sólo tiene un problema, para los de aquí: está en inglés. Así que con un buen diccionario y unas cuantas clases también se puede disfrutar. Una razón más para sumergirse en los vapores shakespearianos.
Dave Eggers
Aparte de sus listas de libros más buscados, leídos o de mayor calidad, McSweeney’s alberga cuatro publicaciones regulares: Timothy McSweeney’s Quarterly Concern, que es un diario literario quincenal; el McSweeney’s Internet Tendency, sobre novedades del mundo de las letras con mucho humor e influenciado también por otras artes; el magazine mensual ‘The Believer’, que es todo un experimento que entronca la literatura con casi todo, y finalmente ‘Wholphin’, una especie de revista-DVD. Además existe otra nueva, ‘The Lucky Peach’ (el melocotón afortunado), que está especializada en letras y gastronomía. Igualmente, McSweeney’s es también editorial tradicional con Believer Books.
El germen fue ‘Might’, una revista de los años 90 en la que, como él mismo ha dicho en varias entrevistas en EEUU, lo que quería era “escribir con muchos garabatos; tener muchas faltas de ortografía; pero principalmente, la tercera regla y la que nos metía en más problemas, nunca publicar nada que no nos importara. Por lo mismo, siempre terminábamos escribiendo artículos sobre famosos, drogas, electrodomésticos, videojuegos, ropa, y especialmente cerveza”. Tuvo el éxito suficiente como para que la revista referencia de aquellos primeros años del mundo de la red y la explosión total de la tecnología, ‘Wired’, anduviera detrás de ella para darle una dimensión de calidad y juventud. El último número fue en 1997, y poco después nacería McSweeney’s, con modestia pero sin parar de escalar puestos, creando nuevos productos como el ‘Panorama’ de San Francisco, que fusiona muchas publicaciones en una con el sello de McSweeney’s, que da el salto al papel por alguna razón desconocida, ya que siempre será más caro y costoso. Son tiempos de contar cada dólar, cada euro, y cada idea.
Lo que hay alrededor de McSweeney’s es uno de los grandes bastiones de la cultura del libro (digital y físico): innovador, selectivo y con una capacidad de reconvertir el noble arte de escribir en una fuente de saber y placer para millones de lectores en EEUU y el resto del planeta. La gran ventaja de McSweeney’s es que es un cruce de líneas, tangenciales, pero que crean un todo que por estos lares no hay ni buscándolo con sabuesos: cómic, letras, dibujo… todo unido. Es un artefacto virtual muy novedoso por esa virtud: vivimos tiempos en los que la literatura debe abordar otros caminos, mezclarse, unir géneros e incluso artes, amenazada por el auge de la novela gráfica, quizás la única amenaza seria para el arte de las letras una vez que queda claro que el cine ya no sabe que hacer con eso llamado “guionista” (muchas veces les estorba en los despachos, domesticados por el star-system) y la televisión empieza a sufrir los achaques de la falta de fondos, vitales para su brillantez estos últimos años.