Luis Goytisolo publica el 1 de abril (con Siruela) ‘Oído atento a los pájaros’, novela centrada en los rasgos formales del relato, entre verdad y fábula, la frontera difusa entre ambos mundos de la realidad.
‘Oído atento a los pájaros’ (Siruela, 236 páginas, 16,95 euros) es la crónica diaria de una vida en la que memoria histórica y creación artística discurren en paralelo entre las páginas. El texto gravita sobre Ramón Rada, pintor de éxito que ya ha alcanzado ese punto en el que su vida y su obra deberían solaparse, ser una sola cosa, la creación definitiva. Traducción: su memoria plasmada de alguna forma. Intenta entonces escribir un libro de memorias que será, a su vez, una guía definitiva para reinterpretar sus cuadros. Su relato personal le retrotrae a Miralrío, el pueblo entre mítico y real que sirve de escenario de la memoria, un lugar donde el descubrimiento de un cadáver sirve de llave para desvelar un pasado envuelto en la Guerra Civil donde la tragedia lo devastó todo.
Nacido en Barcelona en 1935, Luis Goytisolo es académico de la lengua (C mayúscula), Premio Nacional de las Letras en 2013, colaborador periodístico habitual en varios idiomas, guionista de documentales (‘Índico’ y ‘Mediterráneo’, en TVE) y su nómina de premios es muy larga: Premio Ciudad de Barcelona (1977) por ‘Los verdes de mayo hasta el mar’; Premio de la Crítica de Narrativa en Castellano (1984) por ‘Estela del fuego que se apaga’; Premio de la Fundación Pablo Iglesias (1986) por ‘Investigaciones y conjeturas de Claudio Mendoza’; Premio Nacional de Narrativa (1993) por ‘Estatuas con palomas’ y Premio Anagrama de Ensayo por ‘Naturaleza de la novela’ (2013).
Se inició desde muy niño en la literatura y se convirtió en uno de los miembros más activos del Círculo de Barcelona, núcleo básico y germen de la Generación del Cincuenta. Es el menor de los tres hermanos que marcaron parte de la cultura española (José Agustín, 1928-1999, y Juan, 1931). Estudió Derecho pero enseguida dejo los gruesos volúmenes de leyes por la poesía y la novela. Desde el 94 es la C mayúscula de la Real Academia Española y habitual de Diario 16 (cuando existía), de ABC y de El País.
Sus dos primeros libros ‘Las afueras’ y ‘Las mismas palabras’ son puro realismo social, estilo que fue derivando hacia otros campos culturales más filosóficos. No obstante su cumbre personal es ‘Antagonía’, una enorme tetralogía sobre la escritura que ha sido descrita como una de las piezas clave de las letras del siglo XX. Su trabajo es más formal que de fondo: importa la estructura tanto como la superestructura, o incluso más. Y eso que nunca quiso ser novelista. Su corolario es una frase peculiar: “La literatura es como la energía, ni nace ni muere, solo se transforma”.