Para mucha gente que incluso vivió aquellos extraños años 70 los Monty Python son algo minoritario, pero agotar las entradas en 43 segundos da que pensar un poco. 

Esta noche Londres acogerá el regreso triunfal, esperado, mitificado y casi épico de los cinco miembros supervivientes de los Monty Python a los escenarios. La primera de unas cuantas, sólo para el público británico y para los que estén dispuestos a viajar a la capital para poder tener en frente a los jubilados y ya ancianos Terry Jones, John Cleese, Michael Palin, Eric Idle y Terry Gilliam sacando punta a su herencia y con un par (quizás) de gags nuevos. Y en la memoria, siempre, George Chapman, fallecido hace ya tantos años que es un mito en sí mismo. Su influencia es arrolladora en la cultura anglosajona, y por definición en la mundial; frases, lugares comunes e incluso vocabulario pasó de sus cabezas a nuestras vidas. Más incluso que muchas bandas de música, clásicos del cine o libros.

Lo de reunirse es algo así como el final de un largo proceso de acercamiento entre los miembros del grupo desde su disolución. No es que no hayan colaborado antes, más bien siguen siendo grandes amigos que aparcan egos y tonterías al margen para crear esas pequeñas joint ventura que tanto bien hicieron a sus fans, como ‘Un pez llamado Wanda’ o ‘Criaturas feroces’, por poner ejemplos del cine. Además, había que explotar al máximo un legado propio en forma de DVD, ediciones especiales, varios libros más o menos autobiográficos, un musical de éxito (‘Spamalot’), un falso oratorio cómico y una masa de simpatizantes de culto que desde luego estarían dispuestos a hacer lo que fuera por ellos. De momento llenarán un auditorio con capacidad para casi 15.000 personas.

Michael Palin, Eric Idle, Terry Jones, Terry Gilliam y John Cleese

Terry Jones informó de que la BBC sigue poseyendo los derechos de explotación del material del grupo, y que el show de julio será grabado para luego planear una emisión en televisión. A eso habrá que añadir, no seamos ingenuos, la consiguiente edición en DVD, Blu-Ray o copia digital. Lo que no habrá son películas: ahí cada uno sigue con sus carreras individuales y no había agenda para juntarles a todos durante meses. O ganas. Porque los rumores de que siguen manteniendo viejas cuitas entre ellos no han desaparecido a pesar de que siempre trabajaron a la suiza: por consenso, cediéndose protagonismo y labrando una química que funcionó hasta que los dos egos mayúsculos de Terry Jones y John Cleese terminaron por colisionar.

En total serán una decena de representaciones para hombres muy talluditos que superan con creces los 350 años de edad conjunta para poner la guinda, una despedida por todo lo alto ahora que todavía están “vivos y nos podemos mover”, como apuntaron durante la presentación el año pasado. Según varios medios entre los invitados hay ilustres del Olimpo británico como Mick Jagger o Stephen Hawking, que podría tener un papel testimonial en el show, donde también harán el consabido recordatorio al camarada caído en combate y por una mezcla de alcoholismo y enfermedad que fue Chapman, canonizado y santificado por el recuerdo.

Toda la industria del entretenimiento británica (mucho más grande y poderosa de lo que se piensa nadie en Europa, con una garra clavada en un mercado interior adicto al consumo cultural y la otra en Hollywood y Nueva York) se ha volcado con ellos, con publicidad gratuita, cameos de estrellas para animar al público a asistir (como si hiciera falta) y que los abuelitos puedan llenar la saca de libras para reverdecer viejos tiempos y recuperar parte del dinero perdido en estos años de éxitos y fracasos (no por las obras sino por los litigios continuos con colaboradores). Así que los ingleses podrán disfrutar de un regreso final que es una mezcla de ansia económica, ganas de ponerse a prueba y quizás, sólo quizás, gestionar el número final de un grupo que con los años no ha perdido frescura en su recuerdo.

Dónde y cómo arranca Monty Python

Entre los 60 y los 80 germinó una idea: reírse con inteligencia, o mejor dicho, exportar el humor británico y refinarlo hasta hacerlo un hito histórico en la televisión (‘Monty Python’s Flying Circus’) y el cine (‘Los caballeros de la mesa cuadrada’, ‘La vida de Brian’, ‘El sentido de la vida’, por poner tres ejemplos). Fueron un punto y aparte, quizás una de las últimas grandes aportaciones culturales de Inglaterra al mundo y la coronación de un particular estilo audiovisual y teatral británico que hizo escuela. El sexteto original juntó a cinco cachorros acunados en las universidades de Oxford y Cambridge más un bicho raro de Minneapolis, Terry Gilliam, el único americano, el más discreto en escena pero el que definió el método visual pythonesque que todos conocemos.

Los Monty Python empezaron su propia leyenda en 1969 cuando la BBC emitió el primer episodio de ‘Monty Python’s Flying Circus’, que duraría hasta 1974 y donde se convirtieron en un referente de éxito televisivo. Fueron los años del surrealismo absurdo absoluto, los del sketch del loro muerto, el Ministerio de los Andares Tontos, el alpinista de visión doble, la clase de autodefensa personal contra bananas y el del diccionario húngaro trucado… una lista tan larga como fans posee el grupo. Lo que vino después fue el éxito en el cine, donde reunieron primero lo mejor de esta serie en ‘And now something completely different’ en 1971 (en España fue traducida estúpidamente por ‘Se armó la gorda’), y después iniciaron su particular apostolado irreverente: en 1975 estrenaron ‘Monty Python and the Holy Grail’ (aquí ‘Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores’); en 1979 llegaría la más polémica de todas, ‘La vida de Brian’, una versión hilarante de un falso Jesús que va en paralelo al verdadero.

Monty Python combinados

Dos momentos clave: ‘La vida de Brian’ y de ‘Monty Python and the Holy Grial’

Finalmente, en 1983, llegaría la última de las películas que hicieron juntos: ‘El sentido de la vida’, dirigida por Terry Jones y que a modo de libro por capítulos recrean su visión de la vida y diferentes conceptos, desde el racismo al catolicismo, la sexualidad y los americanos. Recibió el premio especial de Cannes y ya no volverían a juntarse más. Algunos, por parejas o tríos, sí que lo hicieron, como en ‘Los Señores del Tiempo’ o ‘Un pez llamado Wanda’, pero poco más. Algunos, como Eric Idle, recuperaron parte del legado con musicales como ‘Spamalot’ o con la versión en formato de oratorio cómico en Covent Garden de ‘La vida de Brian’.

Después cada uno remó en solitario: John Cleese se hizo actor a medio camino entre Londres y California, con más o menos éxito pero que ha terminado de secundario de lujo y poco más. Terry Jones se zambulló en su vida de escritor y como guionista de documentales para la BBC sobre Historia, algo parecido a lo que hizo Michael Palin con los viajes y especiales para la televisión británica, además de juntarse con Cleese en esa maravilla que es ‘Un pez llamado Wanda’. Eric Idle, como todo buen músico además de actor, sacó adelante su otra faceta y se volcó en el teatro británico y americano (recientemente se mudó por temporadas a EEUU) y fue el compositor que dio vida a ‘Spamalot’. Y finalmente Gilliam, con una carrera como director encomiable (‘Miedo y asco en Las Vegas’, ‘Brazil’, ‘Doce Monos’, ‘Las aventuras del Barón Munchausen’…) que no ha dejado de nadar a contracorriente pero que siempre será aquel sexto raro Monty Python que comía plátanos a velocidad de vértigo.