Meg Ryan y Billy Crystal reinventaron la comedia romántica de la mano de Rob Reiner y Nora Ephron, desmontaron la barrera de la amistad para ser pareja y dejaron para la historia un mítico falso orgasmo ante un sándwich de pastrami.

Universidad de Chicago, 1977. El pesimista y pragmático Harry Burns (Billy Cristal) y la idealista y vitalista Sally Albright (Meg Ryan) comparten vehículo desde la Ciudad del Viento hasta Nueva York. De inmediato, sus caracteres opuestos chocan. “Debes ser una de esas chicas que dibujan corazones en los puntos de la íes”, ironiza Harry sobre Sally, que se confiesa como “una persona feliz”. Harry se mofa del optimismo de Sally, decidida a ser periodista. “Cuando me compro un libro siempre leo primero la última página. Así, si me muero antes de terminarlo, sé cómo acaba. Eso colega es ser pesimista (…). Cuando ocurra lo peor, yo estaré preparado y tú, no”.

Dos desconocidos (les une Amanda, amiga de Sally y novia entonces de Harry) con mucho tiempo por delante para conocerse y rechazarse. 18 largas horas de viaje en turnos de tres horas para cada conductor, según los cálculos de Sally, con una innata habilidad para los detalles. Una perfeccionista en potencia. El terror de los camareros.

When Harry met Sally mixta 2

-Quiero una ensalada del chef con el aceite y el vinagre aparte y una tarta de manzana a la mode. Pero me gustaría que me calentaran la tarta y no quiero el helado encima, lo quiero a un lado, y me gustaría de fresa si lo tienen en vez de vainilla. Si no, no quiero helado, prefiero nata montada, pero solo si es natural. Si es de lata, no quiero nada.

-¿Ni siquiera la tarta?

-No, la tarta sí, pero entonces no la caliente.

Harry, que no duda en flirtear con Sally, impone su restrictiva visión de las relaciones afectivas. El sexo impide cualquier tipo de amistad entre hombres y mujeres. Sally no está, en absoluto, de acuerdo.

-Por supuesto, te darás cuenta de que nunca podremos ser amigos.

-¿Por qué, no?

-Quiero decir que, y eso no es una artimaña de ninguna clase, forma o manera, que los hombres y las mujeres no pueden ser amigos porque siempre se interpone la parte sexual.

-Estás equivocado. Yo tengo muchos amigos varones y para nosotras el sexo no cuenta para nada.

-No es cierto.

-Sí es cierto.

-No es cierto.

-Sí es cierto.

-Solo tú crees que es así.

-¿Insinúas que me acuesto con todos mis amigos sin ni siquiera saberlo?

-No, lo que insinúo es que todos ellos quieren acostarse contigo.

-No es cierto.

-Sí es cierto.

-No es cierto.

-Sí es cierto.

-¿Y tú cómo lo sabes?

-Porque ningún hombre puede ser amigo de una mujer a la que encuentra atractiva. Siempre quiere acostarse con ella.

-O sea que, según tú, un hombre solo puede ser amigo de una mujer si no la encuentra atractiva.

-No, tú también puedes querer acostarte con ellos.

-¿Y qué pasa cuando no quieren acostarse contigo?

-Eso no importa porque el sexo siempre está presente por lo que la amistad se ve condenada. Y ese es el fin de la historia.

-En tal caso, tú y yo no seremos amigos.

-Supongo que no.

-Es una lástima. Eres la única persona que conozco en Nueva York.

Billy Crystal y Meg Ryan en la película

Billy Crystal (Nueva York, 1948) era un reconocido cómico cuya fama había subido tras su paso (1984-1985) por ‘Saturday Night Live’ (NBC), el histórico show de la televisión estadounidense. Crystal ya había trabajado con Reiner en ‘This is Spinal Tap’ (1984) y ‘La princesa prometida’ (1987) con dos papeles secundarios. Mientras, Meg Ryan (Fairfield-Connecticut, 1961) era un valor en alza en busca de su primer gran éxito en taquilla para relanzar una carrera con algunos títulos ya interesantes: secundaria en ‘Top Gun’ (Tony Scott) (1986), ‘El chip prodigioso’ (Joe Dante) (1987) y ‘Mas fuerte que el odio’ (Peter Hyams) (1988).

Billy Crystal y Meg Ryan se encontrarían como Harry Burns y Sally Albright en el quinto largometraje de Rob Reiner (Nueva York, 1947): ‘Cuando Harry conoció a Sally’. Crystal fue la indiscutible elección de Reiner para el papel de Harry. Con Sally tuvo más dudas. Susan Dey, una actriz apenas recordada hoy por su presencia en la serie ‘Mamá y sus increíbles hijos’ (‘La familia Partridge’) (1970-1974) (ABC), fue su primera candidata. Dey, en un clamoroso error para su carrera, rechazó el papel. Elizabeth Perkins, Elizabeth McGovern y Molly Ringwald fueron las siguientes candidatas hasta que Meg Ryan convenció a Rob Reiner.

‘Cuando Harry conoció a Sally’ cumple este lunes (14 de julio) 25 años desde su estreno. La película, con un presupuesto de 16 millones de dólares, se estrenó con timidez en una cartelera dominada por títulos clásicos como ‘Batman’ (Tim Burton’), ‘Indiana Jones y la última cruzada’ (Steven Spielberg) y ‘Arma letal 2’ (Richard Donner) (1989). Debutó en el puesto catorce de la taquilla. Un tímido estreno que repuntó gracias al boca a boca: 92,8 millones de dólares solo en Estados Unidos. ‘Cuando Harry conoció a Sally’ revitalizaba junto con la posterior ‘Pretty woman’ (Garry Marshall) (1990) un género esencial en la historia del cine: la comedia romántica. Y, de paso, convertía a Meg Ryan en una de las musas del género.

Gran parte del éxito se debe a un inteligente guion de Nora Ephron (Nueva York, 1941 – Nueva York, 2012), creadora de otras dos producciones esenciales en la comedia romántica moderna: ‘Algo para recordar’ (1993) y ‘Tienes un e-mail’ (1998), con la pareja Tom Hanks-Meg Ryan como protagonistas y con Ephron como guionista y directora. ‘Cuando Harry conoció a Sally’ supuso su primer gran éxito. Nora Ephron aceptó un encargo de Rob Reiner para escribir un guion sobre los problemas entre hombres y mujeres para dar el paso de una relación de amistad a una relación amorosa. Reiner andaba entonces bastante ‘depre’ tras divorciarse de la directora de ‘Big’ (1988), Penny Marshall.

El pesimista y, posteriormente, deprimido Harry Burns recoge el estado de ánimo de Rob Reiner. Mientras que Sally Albright se acerca más al positivismo de Nora Ephron. Ambos recogen sus experiencias personales para firmar, con el respeto de Woody Allen, la gran comedia romántica de los ochenta, la precursora de una segunda edad dorada de un género que aún sigue copando la cartelera y llenando salas de cine. Harry Burns y Sally Albright, con una inesperada pero evidente química entre Billy Crystal (trece años mayor) y Meg Ryan, cuentan la historia que todo enamorado quiere escuchar y ver en el cine. Poco importa que Harry y Sally (aparentemente) se rechacen en su primer encuentro, en aquel infortunado viaje en coche de Chicago a Nueva York.

Cinco años después, de manera fortuita, vuelven a verse puntualmente en la terminal del aeropuerto de Nueva York. Sally sigue siendo la misma joven vitalista. Harry, para sorpresa de Sally, se va a casar:

-Sí, es que llegas a un punto en que nada te divierte y te cansas de todo.

-¿Te cansas de todo?

-De la vida de hombre soltero. Te ligas a alguien, cenas con ella, crees que te gusta lo suficiente como para cenar juntos, sonríes como un idiota y la llevas a bailar. Luego, vas a su casa, haces el amor y tan pronto como has acabado, ¿sabes en qué piensas? ¿Cuánto tiempo tendré que seguir aquí abrazándola antes de poder irme a mi casa, quizás unos treinta segundos?

-¿Piensas eso? ¿Es cierto?

-Claro, todos los hombres piensan eso. ¿Cuánto tiempo te gusta que te abracen después de…? ¿Toda la noche, verdad? Ese es el problema, tu problema es alguien que te abrace entre medio minuto o toda la noche.

-Yo no tengo ningún problema.

-Sí lo tienes.

 

La historia de Harry y Sally está lejos de acabarse. Cinco años después se reencuentran en una librería de Nueva York. Sally acaba de romper con su novio, reacio para dar un paso adelante en su relación. Harry se ha divorciado y no lleva nada bien la soledad. Ambos necesitan un amigo a su lado. Harry encuentra a Sally. Y Sally encuentra a Harry. Diez años después de aquel desastroso viaje de Chicago a Nueva York, surge la amistad.

-¿Sabes? La primera vez que nos vimos no me gustaste mucho.

-Tú sí que no me gustaste.

-Sí te guste. Estabas siempre tan tensa. Ahora eres mucho más dulce.

-Odio ese tipo de comentarios. Parece un cumplido, pero en realidad es un insulto.

-De acuerdo, sigues siendo dura como una roca.

-Simplemente no quise acostarme contigo, pero tú lo consideraste como un defecto de mi carácter en vez de aceptarlo como una negativa que tenía que ver contigo.

-¿Qué dice la ley sobre falta de disculpas?

-Diez años.

-¡Oh, tengo el tiempo justo para disculparme!

-¿Te gustaría cenar alguna noche conmigo?

-¿Quieres decir que ya somos amigos?

-Bueno…, sí.

-Estupendo, una amiga mujer. Es posible que tú seas la primera mujer atractiva con la que no quiera acostarme nunca.

-Eso es estupendo, Harry.

¿Es posible pasar de la amistad al amor? Después de todo, sí. ‘Cuando Harry conoció a Sally’ destruye el mismo mito construido entre ambos personajes en su primer encuentro. Y si es, además, con Frank Sinatra cantando ‘It had to be you’, nada es imposible. Harry y Sally, en una mítica escena final, aceptan por fin que están enamorados.

-Lo he pensado, y lo cierto es que te quiero.

-¿Qué?

-Que te quiero.

-¿Y qué se supone que he de contestarte?

-Dime: ‘Yo también te quiero’.

-¿Y qué te parece un ‘me marcho’?

-¿Es que lo que te he dicho no significa nada para ti?

-Lo siento, Harry. Sé que es Nochevieja y sé que te sientes solo, pero no puedes presentarte aquí y decirme que me quieres y esperar que eso resuelva todos los problemas. Las cosas no son así en la vida.

-¿Cómo son entonces?

-¡No lo sé! Pero estoy segura de que así no.

-Déjame probar así: Te quiero cuando tienes frío estando a 21 grados. Te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo. Adoro la arruga que se te forma aquí (en la frente) cuando me miras como si estuviese loco. Te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume. Y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea Nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

-¿Te das cuenta…? ¡Eso es muy propio de ti, Harry! Me dices todas esas cosas y haces que me resulte imposible odiarte. Yo te odio, Harry, te odio con todo mi corazón… Te odio (Beso).

 

25 años después, la romántica historia de Harry Burns y Sally Albright continúa enamorando a millones de parejas en todo el mundo. El filme de Rob Reiner, con una maravillosa banda sonora con temas de Frank Sinatra, Louis Armstrong & Ella Fitzgerald, Ray Charles, Harry Connick Jr., Bing Crosby y Allman Brothers Band, ha envejecido muy bien. No solo Harry y Sally. También las seis verdaderas historias de amor de parejas de ancianos (interpretadas por actores) intercaladas en la película y unos perfectos secundarios: Bruno Kirby (Jess) y Marie (Carrie Fisher), como los dos mejores amigos de Harry y Sally. Carrie Fisher (la princesa Leia) realiza su mejor actuación fuera de la saga de ‘La Guerra de las Galaxias’.

Y… No, no crean que me he olvidado de la famosa escena del falso orgasmo de Sally en un restaurante delante de un sándwich de pastrami.

-Eres una ofensa para todas las mujeres. Y yo soy mujer.

-No me siento orgulloso de actuar así, pero tampoco se me ha quejado nadie.

-No das tiempo, te largas enseguida.

-Yo creo que ellas se lo pasan bien.

-¿Y cómo lo sabes?

-¿Qué quieres decir? Lo sé.

-Porque ellas…

-Sí, porque ellas…

-¿Cómo sabes que realmente…?

-¿Quieres decir que tal vez simulan el orgasmo?

-Es posible.

-¡No digas tonterías!

-¿Por qué? La mayoría de las mujeres lo han simulado en un momento u otro.

-Pues conmigo no lo han simulado.

-¿Y tú cómo lo sabes?

-Porque lo sé.

-¡Ah! Claro, claro, lo olvidaba. Eres hombre.

-¿Y eso qué quiere decir?

-Nada, solo que los hombres están seguros de que nunca les ha pasado a ellos aunque algunas mujeres lo hayan simulado en algún momento.

-¿No crees que notaría la diferencia?

-No.

-Tonterías.

(Meg Ryan empieza a jadear)

-¿Te encuentras bien?

-¡Oh, Dios, oh, dios, ahí, ahí, justo ahí, oh, oh, oh, ah, dios. Sí, sí, sí, sí, sí, sí. Ya, ya. Oh, ya. Sí, sí, sí, sí, sí, sí. Oh, Oh, dios”.

Una visita a Nueva York no sería completa sin entrar en el restaurante Katz’s Delicatessen de Manhattan, donde se rodó el éxtasis sexual de Meg Ryan ante Billy Crystal. Ryan fue quien propuso a Rob Reiner fingir un orgasmo delante de todo un restaurante. La madre del director interpreta a la famosa clienta que, sorprendida por la felicidad de Sally, cierra la escena con una frase mil veces repetida:

-Tomaré lo mismo que ella.

 

Los gemidos de placer en el Katz’s de Manhattan se repiten cada día. Y no se deben a la comida. El recuerdo de ‘Cuando Harry encontró a Sally’ se mantiene intacto. Una placa aparece en la misma mesa donde se rodó la escena del orgasmo con los mejores deseos para el cliente: “Where Harry met Sally… hope you have what she had!”. (“Donde Harry conoció a Sally…, espero que consiga lo que ella disfrutó”).

-La primera vez que nos vimos nos odiamos mutuamente.

-Tú no me odiaste. Yo te odié a ti. Y la segunda vez que nos vimos ni siquiera me recordabas.

-¡Claro que sí, te recordaba! La tercera vez nos hicimos amigos.

-Fuimos amigos durante mucho tiempo.

-Pero luego no lo fuimos.

-Y después nos enamoramos. Tres meses después nos casamos.

-Solo tardamos tres meses.

-Doce años y tres meses.

-La ceremonia de la boda fue maravillosa.

-Fue una… realmente fue… maravillosa.

-Maravillosa, había un enorme pastel de coco.

-Un gran pastel de coco de varios pisos y también había una riquísima crema de chocolate aparte.

-Sí, porque no a todo el mundo le gusta en el pastel que algo lo ablande.

-Especialmente el coco porque absorbe la crema. Por eso es muy importante ponerla aparte.

-Así es.

Después de todo, los hombres y las mujeres pueden ser algo más que amigos sin poner en riesgo su amistad. Y sin necesidad de fingir más allá de un orgasmo delante de un sándwich de pastrami en un restaurante de Manhattan.