El estreno de ‘Cincuenta Sombras de Grey’, aunque generosamente dulcificado con respecto a la exitosa trilogía literaria (más de cien millones de ejemplares), confirma la buena salud de un género perfecto para disfrutar en un Día de San Valentín.

“El espectador es un ‘voyeur’ que quiere que la historia vaya más lejos” (François Ozon). ¿Exageración, provocación o simple realidad? El realizador francés ha explotado en múltiples ocasiones el ‘voyeur’ que esconde todo espectador en su interior. Un ejemplo claro representó una ‘Lolita’ Ludivine Sagnier en ‘La Piscina’ (2003) y otro ejemplo reciente fue Marine Vacth (estudiante de día y prostituta de lujo por las tardes) en ‘Joven y Bonita’ (2013).

El erotismo, como una de las máximas expresiones del ‘voyeurismo’, siempre ha estado muy presente en el cine, ligado o no a la desnudez. Marilyn Monroe, mito erótico por excelencia en la edad dorada de Hollywood, Rita Hayward, Ava Gardner, Marlene Dietrich, Sophia Loren y Gina Lollobrigida, entre otras, destilaron erotismo en las pantallas de cine de todo el mundo sin necesidad de mostrar públicamente sus encantos. Eran otras épocas. El erotismo se admitía. El desnudo, no.

Desde entonces, la manifestación del erotismo ha sufrido cambios evidentes. La insinuación ha pasado a un segundo plano. Ahora sí, el sexo y la desnudez son prácticamente esenciales en cualquier película erótica. En ocasiones, incluso bordeando la delicada frontera con el porno. El público, en su condición de ‘voyeur’, ha exigido, recogiendo las palabras de Ozon, que ha historia haya ido más lejos. Lo cierto es que el erotismo vende entradas y llena los cines.

Cuatro momentos de ‘Cincuenta Sombras de Grey’

El estreno, este viernes, víspera del Día de San Valentín de ‘Cincuenta Sombras de Grey’ (Sam Taylor-Johnson), protagonizada por Dakota Johnson, hija de los actores Melanie Griffith y Don Johnson, y el modelo Jamie Dornan, confirma la vigencia del género más carnal del cine. ‘Cincuenta Sombras de Grey’ ha obtenido unos números impresionantes en la preventa: 4,5 millones de entradas en todo el mundo, 180.000 en España. La película está basada en la homónima primera novela de la exitosa trilogía literaria de E.L. James, traducida a 52 idiomas y con más de cien millones de ejemplares vendidos.

La historia de amor (sexo y sumisión) entre la inexperta universitaria Anastasia ‘Ana’ Steele y el multimillonario, joven y controlador empresario Christian Grey, con abundante dosis de BDSM (bondage, disciplina y dominación, sumisión y sadismo y masoquismo), ha derretido las librerías y es ya, desde hoy, historia del cine erótico. Y eso que el texto de E.L. James ha sido muy dulcificado. Sam Taylor-Johnson ha defendido en la Berlinale este enfoque menos polémico: “No he sentido que fuera necesario ser gráficos. Cuando veo películas, el erotismo es algo que acaba con la penetración. En cambio, la parte más erótica es cómo se llega hasta ahí, y en eso me he centrado”.

El cine del siglo XXI está repleto de filmes con un fuerte contenido erótico, para saciar al ‘voyeur’ que llevamos dentro. ‘Cincuenta Sombras de Grey’ es solo la última muestra. Antes ha habido muchas y variadas. Hacemos un pequeño repaso.

Charlotte Gainsbourg, en buena compañía, en ‘Nymphomaniac’

‘Nymphomaniac’ (2013). El provocador director danés Lars Von Trier, después de que la liara en el Festival de Cannes 2011 con sus polémicas declaraciones enmendando la actitud de Hitler con los judíos, quiso desviar la atención ahondando en su próximo proyecto, del que ya había avanzado algunos morbosos detalles: “He estado leyendo mucho al Marqués de Sade y me apetece hacer una película porno. Pero algo que sea muy filosófico, que también tenga sadismo y pornografía. Me apetece rodar una cinta erótica, pero el erotismo incluye la penetración porque es parte del juego. Si no hay penetración, sería una mentira”. Una discrepancia muy clara con respecto a lo expresado en la Berlinale por parte de la directora de ‘Cincuenta Sombras de Grey’.

‘Nymphomaniac’, estructurada en dos partes, ocupó durante meses páginas y páginas de periódicos hasta su estreno en las Navidades de 2013. Von Trier, no hace falta decirlo, es un gran experto en crear polémica y generar expectación. Pero la historia de Joe (Charlotte Gainsbourg), una mujer que, a sus cincuenta años, se autodiagsnostica como ninfómana, escandalizó menos de lo esperado. Von Trier, pese a contar con un notable y predispuesto reparto (Shia LaBeouf, Jamie Bell, Uma Thurman, Connie Nielsen, Christian Slater y Willem Defoe), no alcanzó su pretenciosa meta: “Quiero ir a un festival de cine porno a que me declaren persona non grata”.

No obstante, ‘Nymphomaniac’, que con los años ganará sin duda en respeto (ya veremos si alcanza la etiqueta de película de culto), contiene ciertamente abundantes escenas eróticas, muy cercanas a una versión suave del porno, en especial protagonizadas por la debutante Stacy Martin, que recreó en cuerpo y cuerpo (para qué hablar del alma) el despertar sexual juvenil de la otrora ninfómana Joe.

‘La Vida de Adèle’, erotismo lésbico que triunfó en Cannes

‘La Vida de Adèle’ (2013). Basada en el cómic ‘Le Bleu est une Couleur Chaude’ (‘El Azul es un Color Pálido’), de la novelista gráfica francesa Julie Maroh. Palma de Oro de Cannes, dirigida por Abdellatif Kechiche y protagonizada en todo su esplendor (y desnudez) por las francesas Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux. Culmen del cine de temática homosexual que, en el siglo XXI, en consonancia con los cambios sociales, ha salido con fuerza del armario: ‘Brokeback Mountain’ (Ang Lee, 2005), ‘C.R.A.Z.Y.’ (Jean Marc Vallée, 2005), la serie de la televisión ‘Orange is the New Black’ (Netflix) (2013-actualmente)…

La crítica y el público del Festival de Cannes dejaron fijos sus ojos en la pantalla mientras se emocionaban con los diez primeros maravillosos minutos de ‘La Vida de Adèle’. Dos jóvenes mujeres, una casi adolescente Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, disfrutaban del sexo sin tapujos. Una demostración salvaje y pura de su amor. Kechiche no se corta. Muestra algunas de las imágenes de sexo explícito más valientes en muchos años. Pero no hay lugar a la pornografía. Son dos mujeres haciendo el amor con dulzura y con riesgo. Dos mujeres amándose apasionadamente delante de la pantalla.

Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux no acabaron, sin embargo, muy contentas con Kechiche. “La mayoría de las personas ni siquiera se atreven a hacer las cosas que nos pidió, y son más respetuosos, te tranquilizan durante las escenas de sexo, que por lo general son coreografiadas, lo cual ‘desexualiza’ el acto. Pasamos diez días solo en esa escena (la primera del filme). No fue: ‘Está bien, hoy vamos a rodar la escena de sexo’. ¡Fueron diez días!”, denunció Seydoux en una entrevista a ‘The Daily Beast’.

‘Shame’, Michael Fassbender asombró en la Mostra de Venecia

‘Shame’ (2011). Michael Fassbender ganó la Copa Volpi en la Mostra de Venecia tras interpretar en una película de Steve McQueen a un obseso sexual que vive entre relaciones esporádicas, prostitutas y revistas pornográficas. Fassbender se emplea a fondo y se pasea sin ropa en gran parte del metraje. “Para las mujeres debe ser un estímulo no tener que ver siempre a las mujeres desfilando desnudas mientras que el hombre siempre tiene los pantalones”, ironizó en Venecia. No siempre el erotismo va a llevar nombre de mujer.

Erotismo muy explícito pero justificado. “Es un tipo que está tratando de sentir algo pero al mismo tiempo no puede involucrarse emocionalmente con nadie. Tiene una obsesión con unos encuentros físicos que son bastante tristes y, definitivamente, no emocionales, y está abusando de sí mismo (…). Después de estos actos, hay un montón de vergüenza y una gran cantidad de auto-odio por lo que sale y tiene que hacerlo de nuevo para deshacerse de esa sensación, y después de eso lo que hay es el doble de vergüenza, así que lo que ocurre es que está dentro de un horrible bucle”, describía Fassbender en la Mostra de Venecia sobre uno de los personajes con mayor carga erótica de la historia del cine.

La famosa escena de la mantequilla de ‘El Último Tango en París’

La primera década del siglo XXI. Con una carrera plagada de películas y escenas eróticas, responsable directo junto con Marlon Brando en la sodomización cinematográfica de la ingenua Maria Schneider, con la mantequilla como lubricante, en ‘El Último Tango en París (1972), Bernardo Bertolucci rejuveneció en ‘Soñadores’ (‘The Dreamers’) (2003). Eva Green (hipnótica su imagen como Venus de Milo) y Louis Garrel (hermanos en la ficción) viven con pasión el espíritu inconformista y liberador de Mayo del 68 junto con Michael Pitt.

Menos poética pero igualmente sensual resulta Scarlett Johansson, heredera del trono de mito erótico que había ocupado en los últimos tiempos Angelina Jolie. El siglo XXI ha supuesto el descubrimiento de la menuda rubia de voz ronca, mirada insinuante y labios carnosos. A Woody Allen le debemos la imagen viva del erotismo del cine del nuevo siglo. Fue en ‘Match Point’ (2005), donde Scarlett Johansson hace perder la cabeza a Jonathan Rhys Meyers. Allen regala a su nueva musa un revolcón rural que es historia del cine erótico.

No todo va a ser lirismo, como también ofrecen Naomi Watts y Laura Elena Harring en ‘Mulholland Drive’ (David Lynch, 2001). Más explícita se nos muestra Halle Berry en ‘Monster’s Ball’ (Marc Forster, 2001) con un papel que le valió el Oscar con un liberador encuentro sexual con Billy Bob Thorton. Al grano van los protagonistas de ‘Nueve Canciones’ (Michael Winterbottom, 2004), con escenas sexuales sin trampa ni cartón, ‘Intimidad’ (Patrice Chereau, 2001) o ‘Ken Park’ (Larry Clark, 2002)

Paz Vega se entrega en ‘Lucía y el Sexo’

El cine español. El erotismo siempre ha estado muy presente. El siglo XXI ha dejado una colección de títulos que recordar: ‘Lucía y el Sexo’ (Julio Medem, 2001), ‘Son de Mar’ (Bigas Luna, 2001), ‘Carmen’ (Vicente Aranda, 2003), ‘Torremolinos 73’ (Pablo Berger, 2003), ‘Amor Idiota’ (Ventura Pons, 2005), ‘Diario de una Ninfómana’ (Christian Molina, 2008), ‘Mentiras y Gordas’ (Alfonso Albacete y David Menkes, 2009), ‘Mapa de los Sonidos de Tokio’ (Isabel Coixet, 2009) y ‘Habitación en Roma’ (Julio Medem, 2010), entre otros. Paz Vega, Elena Anaya y Leonor Watling desbordan erotismo en cada una de sus actuaciones. No son las únicas, también ‘veteranas’ como Maribel Verdú en la cinta mexicana ‘Y Tu Mamá También’ (Alfonso Cuarón, 2001) guiando a Gael García Bernal y Diego Luna en su despertar sexual.

Y, sí, nos dejamos muchos títulos. A fin de cuentas, el cine erótico no para de ofrecer más y más películas. Porque, a fin de cuentas, “el espectador es un ‘voyeur’ que quiere que la historia vaya más lejos”. Hoy es San Valentín. Si quiere una cita erótica con su pareja, nada mejor que recurrir al cine para calentar el ambiente.