Emulando una broma de un anuncio bancario, Iggy Pop es un señor mayor que no lo es y que sigue anclado al mito que creó durante más de 50 años de música. ‘Free’ es el primer disco de estudio desde que publicara en 2016 el exitoso ‘Post Pop Depression’. Es el álbum número 18 de una carrera que abarca más de medio siglo desde que fundara The Iguanas y luego The Stooges, con los que casi puede decirse que creó el punk.

IMÁGENES: Wikimedia Commons / Caroline International – Loma Vista / Iggy Pop Web

Es una suposición, pero probablemente a partir de determinada edad hacer tours largos como una condena deben dejar el cuerpo exhausto, la mente abotargada y el alma descolocada. Iggy Pop tiene ya 72 años… sí, exacto, esa aspiración entre la sorpresa y el “¿cómo es posible que se conserve mejor que yo si podría ser mi abuelo?” es producto de muchos años de carretera, furgoneta y manta, aunque en las últimas décadas ha habido más avión y limusina. Pero Iggy ya tiene nuevo álbum, ‘Free’, publicado por Caroline International – Loma Vista en el arranque de este mes de septiembre y que tiene una génesis extraña, ligada a la frase de inicio de este texto. Según el propio músico, ‘Free’ es el reflejo de “el agotamiento de la vida después de un tour”, una especie de estado anímico entre la contemplación y el cansancio. Según Iggy Pop, “un álbum en el que otros artistas han hablado por mi, pero en el que yo conservo mi voz, […] Después de un tour en el que me he vaciado y sólo quería ser libre”.

En total diez canciones grabadas junto a Leron Thomas con letras de Iggy Pop, el propio Thomas (que para completar su polivalencia aporta ser trompetista en varias canciones), Lou Reed (póstumamente, obvio) y Dylan Thomas, voces del maestro y de Faith Vern, Robin Sherman al bajo, Thomas Glass en la batería y Ari Teitel en la guitarra. Está disponible en CD, LP estándar, una versión LP limitada para colección y un vinilo de 180 gramos. Los temas son ‘Free’, ‘Loves missing’, ‘Sonali’, ‘James Bond’, ‘Dirty Sanchez’, ‘Glow in the dark’, ‘Page’, ‘We are the people’, ‘Do not go gente into that good night’ y ‘The Dawn’. Esto en cuanto a lo que es el álbum en sí, y que nos sirve de excusa perfecta para hacer desfilar por El Corso a uno de los padrinos de la música norteamericana de los últimos 30 o 40 años, la mano que meció la cuna del punk durante décadas y que ahora ya vuela libre de etiquetas.

Para hacerse una idea de la influencia de Iggy Pop (su verdadero nombre es James Newell Osterberg Jr.), que siempre parece haber estado ahí, en un segundo plano, reconocible pero discretamente “cronificado” en la industria de la música, basta con citar la larga lista de “hijos deudores” que ha dejado su carrera. Bandas y solistas que en algún momento le han imitado, honrado o directamente “plagiado con algodones”: desde el arranque punk con The Sex Pistols y The Ramones, que empezaron cuando Iggy ya llevaba tiempo con The Stooges, hasta David Bowie, Joy Division, The Clash, REM, Nirvana, Sonic Youth, Red Hot Chili Peppers (que le copiaron incluso la estética), Rage Against the Machine, Marilyn Manson (que ha confesado muchas veces su deuda artística con Iggy), The White Stripes, The Hives y The Vines. Son muchos los que quizás debieran entregar parte de sus beneficios en estos años al padrino, que les sirvió a todos de guía, un innovador capaz de pasar del punk al punk rock, iniciar el post-punk antes que nadie y terminar haciendo discos que rozaban el new wave en ocasiones.

Iggy ha tenido muchas vidas musicales, superpuestas y encadenadas, desde sus primeros tiempos con The Iguanas a The Stooges (con la que ya en los años 60 anticipó el punk que luego británicos y neoyorquinos harían brotar como un alarido de furia) y luego en solitario. No sólo fue un cambio en la música (todavía dominada por el vaivén melódico de los Beatles y otros grupos), sino también en la presentación, con Iggy dando botes como un bufón histriónico por el escenario, tirándose sobre el público y cubriéndose, con cada extremo, de cicatrices nuevas. Ha dejado canciones tan icónicas como ‘The Passenger’ o ‘Lust for life’, ‘Search & Destroy’, su genial versión de ‘Louie Louie’ o ‘I’m bored’. En 2010 logró entrar en el Salón de la Fama del Rock & Roll con The Stooges, un reconocimiento a su condición de pionero más que de solista, la culminación de una larga trayectoria desde que en los 60 cambiara la universidad (fue un buen estudiante) por el rock, fundara The Iguanas y cambiara su nombre artístico por Iggy a partir de esta primera banda.

Ha dado muchos tumbos desde aquel 1967 primigenio entre Chicago y su ciudad, entre sus primeros trabajos como músico profesional en batería y su entrada en el olimpo musical con su vieja banda. Entre medias queda una vida de muchos excesos, conciertos en los que pulió su histrionismo hasta el modelo actual, un señor de 72 años descamisado y que parece haber sido cincelado en una página de cómic o un estudio de anatomía humana, capaz de seguir en la brecha cuando debería estar jubilado y preocupándose por pescar o lo que sea que hacen los retirados. Fue único para unir diferentes hilos y tejer durante décadas un particular modo de vivir la música que alimentó a muchos otros.

Sus asociaciones con David Bowie fueron clave en su éxito, pero fue su particular visión de cómo debía interpretarse el rock y su función lo que determinó su carrera. El espíritu nihilista, anárquico y agresivo con The Stooges ayudó a cimentar el alma salvaje del rock, que luego en los 70 creó el punk, que tanto le debe a Iggy, que nunca ha parado de evolucionar. ‘Free’ es un buen ejemplo, un remanso de paz y descomprensión después de un salto de km, con segmentos de jazz introducidos en temas que son más instrumentales que vocales, una reflexión quizás sobre cómo le pesan ya los años de carrera al músico. Una oportunidad para escuchar a un música diferente que ha tenido tantos ciclos como uno de esos coches clásicos que todo el mundo restaura y pule una y otra vez, pero que siguen ronroneando cuando los pones en marcha.

Breve biografía del señor Osterberg Jr.

Nacido en 1947 en Muskegon (Michigan), creció con sus padres en Coachville, en un remolque, puesto 96, 3423 Carpenter Road. Su padre era profesor de inglés y su madre secretaria de dirección. James era un chico tímido y flaco, que en su tiempo libre tocaba la batería en una banda local llamada The Iguanas. En 1966 terminó la escuela secundaria con el mejor promedio de la clase; pudo haber ido a la universidad, pero optó por la música, un tóxico que ya le había contagiado. Puso rumbo a Chicago en el 67, donde se formó y trabajó como músico profesional, hasta que regresó a Michigan para fundar The Stooges junto a Ron Asheton, Scott Asheton y David Alexander. Rock de garaje, mucho nihilismo y ganas de hacer algo diferente. En ese ambiente nació el estilo tan particular de The Stooges, que anticipó varios años al punk de los 70. Iggy Pop empezó con la banda una larga relación de amor-desamor en la que él entraba y salía sin cesar de la formación, tiempo en el que creó su particular puesta en escena, expresionista, histriónica, asalvajada. La tomó prestada de Jim Morrison de The Doors, pero la llevó mucho más allá.

En 1974 Iggy dio por terminada a su banda y se fue con David Bowie (con quien grabó en los 70 junto a RCA) y Jim Williamson, con el que daría lugar más adelante a ‘Kill City’ (1977). Fue en esta época, con Iggy transitando de las drogas a los estudios y viceversa, cuando mejor música hizo; de este tiempo son ‘Lust for life’ y ‘The Passenger’. Su relación con Bowie fue artísticamente compleja y beneficiosa para todos, pero no con RCA, de la que abjuraría en los 80 y pasaría, ya como solista completo, a Arista Records. Poco duraría con ellos: en 1981 fue despedido por la discográfica por los malos resultados de ventas. A partir de ahí siguió su camino componiendo canciones para bandas sonoras, colaborando con David Bowie (que hizo versiones de temas de Iggy, como ‘China girl’). No volvería al rock hasta los 90, cuando publicó ‘Brick by brick’, cuando ya era un icono y fue capaz de reclutar a Slash de Guns N Roses y Kate Pierson de B-52. Con este éxito logró afianzar su carrera y seguir adelante hasta ser aceptado en el Salón de la Fama del rock este mismo siglo, con The Stooges.

Discografía de Iggy Pop

Jumpin With (1964) – con The Iguanas

The Stooges (1969) – con The Stooges

Fun House (1970) – con The Stooges

Raw Power (1973) – con The Stooges

The Weirdness (2007) – con The Stooges

Ready to Die (2013) – con The Stooges

Kill City (1977) – con James Williamson

Como solista

The Idiot (1977)

Lust For Life (1977)

New Values (1979)

Soldier (1980)

Party (1981)

Zombie Birdhouse (1982)

Blah Blah Blah (1986)

Instinct (1988)

Brick by Brick (1990)

American Caesar (1993)

Naughty Little Doggie (1996)

Avenue B (1999)

Beat ‘Em Up (2001)

Skull Ring (2003)

Préliminaires (2009)

Après (2012)

Post Pop Depression (2016)

Free (2019)

Este reportaje pertenece al nº76 de la Revista El Corso (septiembre 2019)