El Museo Guggenheim de Bilbao le dedica a Louise Bourgeois (1911-2010) una de sus mayores retrospectivas a partir del conjunto escultórico ‘Las Celdas’, compendio de lo mejor de esta artista de psicología compleja y tormentosa que estará expuesto hasta el 4 de septiembre.

Louise Bourgeois es una de las artistas más influyentes del siglo XX; trabajó diversos materiales y todo tipo de formas en una carrera de casi 70 años. ‘Las Celdas’ es quizás uno de los conjuntos artísticos continuados en el tiempo que más impactó de toda su obra, llena de innovación y exploración artística. Se trata de series de retablos simbólicos encerrados en obras arquitectónicas (escultura dentro de pequeña arquitectura, como una caja dentro de otra), representaciones escénicas que invitan al espectador a entrar en ese pequeño teatro encerrado en “celdas”.

Bourgeois trabajó a partir de una serie de ideas sobre el espacio y la memoria, el cuerpo y la arquitectura, la consciencia y el inconsciente. Nacida en París en 1911 y fallecida en Nueva York en 2010, fue desde luego una mujer atormentada por varios caminos psicológicos marcados por su entorno familiar: miedo, inseguridad, dudas, pasión. Buscó en el arte un reconocimiento no solo profesional, sino personal, una manera de expresar su psique y espantar sus monstruos particulares. Pero frente a la tristeza y la tormenta Bourgeois demostró un sentido del humor bastante beneficioso; no sólo la cimentó como persona sino que fue un recurso más en su carrera. Podemos atisbarlo en sus dibujos, esculturas, instalaciones, performances y apariciones públicas.

En todas estos formatos de expresión la artistas abrió nuevas vías para abordar temas difíciles y complejos. Mantuvo un espíritu activo y joven durante su larga vida, y la edad nunca fue un impedimento para seguir creando: empezó a crear las “Celdas” cuando tenía 70 años nada menos, una demostración de su talante a la hora de afrontar su carrera. Con esta serie quería construir arquitecturas íntimas en las que fuera posible el movimiento, espacios de autodescubrimiento en pequeño tamaño. Estas estructuras tienen ventanas, puertas, escaleras y telas metálicas para conformar el todo. La artista recogía material de deshecho para construirlas o los fabricaba ella misma en su estudio.

Cartel expo

Estas Celdas son puro simbolismo, pequeñas cajas chinas que conectan y desconectan al espectador con lo que encierran. Pero sobre todo son símbolos, universos icónicos. Cada Celda juega a ser una casa que, como su nombre indica, es refugio y cárcel al mismo tiempo. Un doble sentido que emana de la propia vida emocional de Bourgeois. Cada artista es hijo/a de su vida personal y lo que aprende por el camino vital: en el caso de Louisa esta experiencia de vida se puede encontrar en sus obras como un libro abierto. Destaca también que la mujer se convierta, en las esculturas, en casa: es un doble sentido, por un lado la mujer atada a la cárcel doméstica, por otro la mujer como hogar y motor del todo.

Las Celdas de Louise Bourgeois son pues símbolo y emoción, representan sentimientos elementales: amor, odio, frustración, fascinación, admiración, tristeza… y miedo. Son pequeños mecanos emocionales expuestos al espectador. Para Bourgeois, el miedo es un motor ineludible del alma humana, es tensión y dolor, y siempre se manifiesta a todos los niveles, desde el emocional al intelectual. Lo atraviesa todo. Ella le dio forma en estas esculturas-casa-caja donde explora esa psique. Tanto que incluso se atrevió a estudiar por su cuenta sobre psiquiatría y neurología en su obsesión por captar y entender la naturaleza humana. Necesitaba expresar de alguna forma esas experiencias vitales que luego se convirtieron en obras de arte que marcarían el tiempo posterior. Porque fue toda una pionera.

Aunque las instalaciones ambientales (construcciones escultóricas conformadas por varios elementos escenificados) ya eran anteriores, Bourgeois les dio una consistencia artística que influiría en todos los autores posteriores. Fusionó la expresión escénica con la escultórico y el uso del ambiente como trasfondo de esas mismas obras. Si a esos nuevos formatos (que incluye en la exposición dibujos y obra gráfica) les añadimos la inmensa carga psicológica (que no está tan presente en otros estilos artísticos) y feminista que insertó en ellos tenemos el modelo de creación de Bourgeois, compuesta por sesenta Celdas, de las cuales la primera fue ‘Guardia articulada’ en 1986, conformada por cinco obras conectadas. A continuación exponemos algunas de esas series que conforman la muestra:

‘Celdas XXVI’ y ‘Celdas II’

‘Celdas retratos’. Un retrato muestra el aspecto de una persona concreta, pero va más allá. Desde el siglo XVI se experimentó con la dimensión interna del personaje al que se retrataba, alcanzando grandes cotas de perfección con Velázquez, Goya y otros creadores. En Bourgeois encontramos que sus Celdas también pueden convertirse en retratos de personas y personajes: las cabezas cosidas a mano con retazos de telas de las ‘Celdas retrato (Portrait Cells)’ funcionan como formas de representación de los sentimientos humanos elementales, y evocan la infancia de la artista, cuando observaba cómo su madre cosía y restauraba tapices.

‘Todo lo regalo’. Bourgeois realizó seis grabados de gran formato, coloreados a mano, en colaboración con el editor Benjamin Shiff, al final de su vida, en 2010, el mismo año de su muerte. Ella grababa sobre planchas de cobre con una capa de cera, luego estampaba sobre papeles diferentes para tener distintos resultados. Una vez impresos ella los coloreaba con tinta, acuarela, lápiz y gouache. Lo representado varía mucho: formas humanas, vegetales, animales o abstractas acompañadas de frases cortas que apuntan a la despedida de la anciana (“Estoy haciendo las maletas”) del mundo.

‘Femme maison’

‘Guarida articulada’. Para ella fueron sus primeras Celdas, creadas en 1986 y de tamaño más amplio, tanto que el espectador podía entrar y salir de ellas, algo que no se repetiría con las posteriores, más simbólicas y visuales. La ‘Guarida articulada’ tiene dos puertas y hace referencia a un hogar-cueva antiguo y primitivo, un lugar de refugio propio de un animal. Dispone de varios paneles que crean el espacio circular de la Celda, mientras que en el centro apenas hay un taburete negro; del teho cuelgan objetos de goma del mismo color que son expresión de la propia guarida. Bourgeois escribió sobre esta obra: “La guarida es un lugar protegido en el que se puede entrar para encontrar refugio. Además, cuenta con una puerta trasera por la que uno puede escaparse. De lo contrario, no sería una guarida. Una guarida no es una trampa”.

‘Las Maravillas’ (1943-2010). La “Cámara de las maravillas” creada en una de las salas del museo contiene obras de distintos formatos y materiales que su autora creó entre 1943 y 2010; se trata de piezas pequeñas y dibujos que permiten al espectador de la exposición encontrar el contexto creativo de Bourgeois durante su carrera. Una forma pedagógica de hacer ver al visitante cuál era el fondo de armario artístico de la creadora. Todas estas obras tienen en común la estructuración del espacio doméstico, del espacio físico, del espacio aislado y del espacio simbólico. La arquitectura como referente para la escenificación de recueros y emociones. Ejemplos: en las piezas denominadas ‘Mujer casa (Femme maison)’, el espacio adquiere la forma de un edificio imaginario; pero en ‘La rectoría’ (2002) el edificio es real.

‘Pasaje peligroso’ (1997). Aquí (sobre estas líneas) Bourgeois construye un relato de iniciación y paso vital de una chica hacia la madurez, o hacia otro estado vital. Objetos cotidianos con nuevo sentido se combinan con esculturas nuevas para crear esa narración, escenificándola físicamente: un pecho de escayola, un pupitre, huesos de animales en esferas (ciclo de vida y muerte), una silla eléctrica (la culpa), un objeto de goma negra con alfileres que hace referencia a su infancia, una araña de acero o una pareja en pleno acto sexual, chispazo de vida y muerte, de miedo y pasión, que está presente de forma continua en muchas obras de Bourgeois.

‘Habitación roja (niño)’ y ‘Habitación roja (padres)’. La mayor parte de las Celdas de Bourgeois eran estructuras individuales, serializadas, pero independientes unas de otras. En este caso no, están conectadas ambas entre sí. Creadas en 1994, establecen realciones por color y simbolismo: el color rojo es la sangre, la violencia y el peligro, también la vergüenza y la maldad. De hecho la construyó con viejas puertas de los tribunales judiciales de Manhattan, por donde pasaron gran parte de esos sentimientos. En el interior de esa habitación roja para el niño hay todo tipo de elementos asociados a su infancia. En realidad es un auténtico retrato psicológico. En cambio el ambiente teatralizado de la habitación de los padres es un espacio de sexualidad e intimidad, con una cama flanqueada por torsos desnudos.

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‘I give everything away’