El próximo 6 de septiembre Eva Amaral y Juan Aguirre publican su octavo álbum de estudio, ‘Salto al color’, trece canciones más para añadir al largo catálogo del dúo, un día antes de que participen en el festival DCode 2019, que les servirá de presentación al público.

IMÁGENES: Virgin / Discos Antártida / Wikimedia Commons

Muy pocas veces hemos hablado de música en español en esta sección, si acaso de pasada para varios grupos, pero el octavo de Amaral bien vale una parada. En especial por la larga duración de sus giras y que fuerzan que pase bastante tiempo entre una estancia en el estudio y la siguiente. No hay que olvidar que el anterior álbum data de 2015 (‘Nocturnal’), porque ‘Superluna’ de diciembre de 2017 es en realidad un directo grabado en el Palacio de los Deportes de Madrid como regalo final por la gira precisamente de ‘Nocturnal’ después de 60 conciertos consecutivos. Y esa tendencia se cumple porque el sexto, ‘Hacia lo salvaje’ es nada menos que de 2011. Una gran noticia para los fans de Eva y Juan, a los que hacen esperar lustros para llenar auditorios y estadios si hace falta. Amaral no sólo es una de las formaciones más longevas de la música española (el primer disco es de 1998), también es de las que repiten éxito con un estilo propio lejos del dominio de la canción melódica y la influencia latina.

El primer single es ‘Mares igual que tú’, donde vuelven a hacer las mezclas sobre la voz de Eva con electrónica, percusión y guitarras portuguesas tradicionales. Grabada y mezclada por Guillermo Quero en estudios O Gato Negro y Q Studios de Madrid, con postproducción de Vlado Meller en Charleston – South Carolina. Con Eva Amaral (voz), Juan Aguirre (guitarras), programaciones de Amit Kewalramani y Pablo Gareta, y Tino di Geraldo (percusión). Discos Antártida, con licencia de Sony Music, es la encargada de publicar el álbum. Aviso para navegantes: el único concierto en Madrid del grupo con el álbum será en el DCode del 7 de septiembre, para luego empezar con nuevas fechas para presentar el disco. Queda confirmada, a principios de junio, el 30 de noviembre en Barcelona en el Sant Jordi Club, pero todavía hay más fechas. Según el grupo, el single es un símil entre los humanos y los mares, dentro de un disco con la intención de convertir la música en “un océano de colores sonoros donde conviven madera y metal, corazón y corteza, cuerpo, alma y alegría de vivir”.

Para entender a Amaral hay que saber que no hay nada más estilístico que no tener un género concreto, y que nada fusiona más con casi todo lo que se mueva que el pop, el origen real del grupo aunque se le catalogue dentro del rock, el rock alternativo e incluso el folk rock. Desde que arrancaron a principios de los 90 hasta hoy la base ha sido siempre el pop con mezclas de todo tipo, desde instrumentos antiguos a música electrónica, canciones donde las letras pesan mucho más que en otras bandas y composiciones que se han convertido en ocasiones en himnos porque no son fáciles, pero sí diseñadas para ser pegadizas y arrastrar a la gente, huérfana quizás de grupos de este tipo cuando en el cambio de siglo todo era latino, electrónico o indie. Por el camino de en medio se consiguen muchas cosas. Un detalle de su poderío popular: realizaron más de 100 conciertos de ‘Gato negro, Dragón rojo’, y cuando publicaron éste álbum el anterior, ‘Pájaros en la cabeza’, seguía en lo alto de la lista tres años después, por lo que compitieron contra sí mismos.

Amaral arrancó como tal cuando se mudaron de Zaragoza a Madrid en 1997 y grabaron el primer disco, ‘Amaral’ (1998). Después llegarían ‘Una pequeña parte del mundo’ (2000), ‘Estrella de mar’ (2002), ‘Pájaros en la cabeza’ (2005) y ‘Gato negro, Dragón Rojo’ (2008), ‘Hacia lo salvaje’ (2011) y ‘Nocturnal’ (2015). En esos primeros diez años rompieron los moldes y lograron ocupar, salvando las (muchas) distancias, el lugar que en su momento ocupó un fenómeno como Mecano. Ésta, sin embargo, era bastante más evolucionada, lírica y menos naïf que el trío de los Cano y Torroja. Cualquier parecido es pura casualidad, salvo en el impacto acumulada por Amaral en esa primera década, ya superada por una segunda etapa en la que hay menos discos, más recopilatorios pero sobre todo largas giras de contacto directo con el público que les ha afianzado todavía más. Un detalle, además de hacer una enorme gira por EEUU, de Nueva York a Los Ángeles, fueron los invitados de Bob Dylan en su gira por seis ciudades españolas.

Ya en 2015 reconocían en una entrevista en El País que no pensaban nunca en hacer estructuras complejas, sino que componían música popular, intentando siempre no repetirse. Juan Aguirre en otra entrevista posterior ya avisó de que tenía una técnica sencilla: cada vez que instrumentalmente se repetía demasiado, borraba lo que había hecho y volvía a empezar, para evitar esa sensación de hacer siempre versiones de lo mismo. El trasfondo de los temas bascula siempre sobre emociones, con la música como un guante a medida de lo que quieren transmitir sentimentalmente, que puede ir desde lo nimio a la situación política y económica; aunque poco dados a las diatribas políticas, sí que hay varias canciones que pueden superar esa barrera porque les tocó lidiar con un público apabullado por la crisis económica. Es lo que ocurrió con ‘Nocturnal’, si bien antes ya habían cruzado esa frontera con canciones como ‘Revolución’ o ‘Rosita’.

El resultado es un grupo que vivió su gran momento entre 2002 y 2011, que ha sustituido el aluvión de ventas por el aluvión de conciertos (obligados, en parte por el alto grado de piratería discográfica en España), que tuvieron que montar su propia discográfica cuando Virgin echó el cierre, que administra su legión de fans y disfruta de que más de 20 años después de su primer disco pueden hacer lo que les apetezca.

De Zaragoza a Madrid pasando por El Corte Inglés

De los orígenes de las bandas, esa época previa al éxito, hay miles de historias para enmarcar, de las que quedan bien porque todo termina arriba. Pero las de Eva Amaral y Juan Aguirre son para recordarlas: después de ser estudiantes, camareros y músicos de encargo en Zaragoza, Eva y Juan migraron a Madrid para buscarse la vida en lo que amaban. Para sobrevivir hicieron de todo, pero el periodista Luis Alegre recuerda una confirmada: Eva trabajó como muñeco de Super Mario en El Corte Inglés. Lo demás da para mucho, desde poner copas y trabajar de camareros a arreglos para otros, tocar en todos los bares posibles para cuatro despistados (contados), peregrinar por el Libertad 8 de Madrid, garito legendario donde los haya como incubadora de grupos, o vivir en el sofá de amigos sucesivos durante días. Ese cambio de ciudad y de vida lo fue todo, echarse al monte madrileño para poder sobrevivir, hasta que en Radio 3 les pinchó Jesús Ordovás, para luego ir a Canal Plus y a ‘El Séptimo de Caballería’ en TVE, punto de no retorno para que les prestaran atención y Virgin los fichara.