Santos Iñurrieta presenta en el centro de arte vitoriano ‘Ke usted lo pase bien’ (hasta el 7 de enero de 2018), en total 31 pinturas de gran formato, 5 pinturas pequeñas y un conjunto de 16 dibujos, gouaches de 70 x 100 centímetros, todos ellos realizados en estos últimos años. Con ellos Santos compone una imagen fiel de su galaxia creativa.

Post realizado con textos de prensa de Artium

Centenares de lienzos se acumulan de manera ordenada sobre las paredes del estudio de Santos Iñurrieta. Salvo aquellas obras privilegiadas de la superficie que se dejan ver, el resto se apoyan en estratos, de espaldas unas a otras, separadas por espumas de polietileno o cartón de las superficies pintadas del lienzo contiguo. Dos días llevaron los previos a este proyecto, marcado desde entonces por las sensaciones de aquel momento, el olor penetrante del óleo, la claridad de la luz y el calor de mediados de agosto de la isla de Mallorca. Previos dedicados a conocer y saludar los espacios y personajes de sus cuadros, y compartir la memoria y reflexiones sobre una vida en la pintura, y que, tras un año de trabajos, han tomado forma en este proyecto.

La exposición se apuntala con una obra de sus inicios, perteneciente a los fondos del Museo. Discípulo bastardo del grupo Orain de Vitoria-Gasteiz, ciudad donde desarrolló su pintura, participó en la renovación de los lenguajes de la pintura y la abstracción, así como en la compleja relación del papel del arte y los artistas en la realidad social y cultural. Cautivado por la experimentación pictórica, en sus obras transitó y combinó abstracción y figuración, y más tarde, una figuración expresiva, kitsch, múltiple e irreverente que ha dado forma a su lenguaje actual.

Es complejo señalar ningún protagonista entre los seres que habitan estos grandes lienzos. En su pintura, una composición de escenas perfectamente ensambladas disgrega la atención por la enorme cantidad de elementos, cada vez más numerosos, según avanzan sus pinturas en el tiempo. Al igual que el gentío coincide en una plaza pública, cargados de objetos, bolsas, sonando risas, bocinas y las voces de los vendedores de deseos, Santos Iñurrieta documenta en una sola secuencia, rodada en una sola toma, sin cortes, una larga cadena de pensamientos de su mente en el que coinciden referencias a la pintura que ama, la Historia y el sofá que acaba de dejar.

Las cosas suceden. Santos Iñurrieta parece contemplarlas, recogerlas e incluirlas en su vida a través del tamiz de la superficie del lienzo. Paisajes interiores y exteriores conviven en el espacio de la pintura entre personajes que descansan reflexivos, participan de una acción cotidiana, comen, trabajan u observan una nueva pintura, realizan equilibrismos sobre la grupa de un caballo mientras una cabeza de elefante aparece impulsada por un muelle… son imágenes de pensamientos con un fuerte componente surreal. Las referencias a la historia del arte, en especial a la pintura moderna y a autores como Dalí, Picasso, Hopper o Saint Phalle, por citar solo a algunos, comparten complicidad y espacio con personajes de la cultura de masas, del cómic o el tarot.