‘Superzelda’, un libro creado con los italianos Tiziana Lo Porto y Daniele Marotta, y que publica en España 451 Editores, narra la historia de Zelda, esposa de F. Scott Fitzgerald y casi la metáfora perfecta de los “locos años 20”.
F. Scott Fitzgerald, el máximo exponente de la llamada Generación Pérdida, y autor de “El gran Gatsby”, tuvo una esposa acorde con su forma de ser, Zelda, rebelde y moderna, que en los años veinte reivindicó la vida “desenfadada”. Una vida intensa y aventurera marcada por los viajes por toda Europa, la literatura, las fiestas, la creación, los altibajos económicos, y regada por el alcohol. La bebida acabaría con Scott Fitzgerald en 1940, año en el que murió tras sufrir un ataque al corazón en Hollywood, donde vivía escribiendo guiones y narraciones breves.
Zelda moriría ocho años más tarde, con apenas 47, cuando el hospital psiquiátrico en el que había sido ingresada (Highland, en Carolina del Norte) por esquizofrenia, una lacra que la marcó para siempre y que era la explicación perfecta para una vida que fue una auténtica montaña rusa. Zelda fue como su marido: anárquica. Bailó, escribió, pintó, bebió, experimento y se comió el mundo a bocados, pero que también estuvo a la sombra de ese escritor canonizado por EEUU que la usó como musa. Un ejemplo: ‘Suave es la noche’ y el personaje de Nicole, traslación perfecta de Zelda al papel y la tinta.
Zelda reivindicó por todo el mundo el club de los desenfadados, la forma de vida de los años veinte. Quería vivir. Dentro de su familia era una ‘outsider’ y en esta novela gráfica se descubren detalles como el humo del tabaco, el jazz, la ginebra, los coches, peleas, escándalos, huidas e infidelidades. Un personaje peculiar que sería la diana de las iras de otros compañeros de generación de Fitzgerald, como Hemingway, que la acusó de haber llevado por el mal camino al autor.