España siempre ha sido muy prolífica en esa casta de supervivientes que son los cantautores; los hemos tenido a montones, con mucho talento, con menos talento pero siempre han sobrevivido a todo, gracias en parte a los clubes, o a ese instinto de que con muy poco (voz, poesía y una guitarra) se puede llegar lejos. Javier Krahe era uno de ellos.