Ha muerto un monstruo. Una leyenda. Un mito. Un anciano venerable de 95 años que es responsable, directo o indirecto, de casi la mitad de toda la cultura popular derivad del cómic norteamericano, el cual, a estas alturas, también es parte de nosotros mismos. Ha muerto de viejo, rondando el siglo de vida, un autor hiperactivo, un revolucionario que alumbró junto con Jack Kirby la segunda gran era del cómic yankee. Se ha ido el abuelo de todos los dibujantes y autores de cómic. Llorad un poco, pero luego poneros a leer sus obras, o la larguísima lista de películas y series derivadas de su obra.