Andorra es una Suiza en miniatura, con la misma “alegría fiscal”, una piel erizada de montañas y surcada por valles donde poder esquiar y vivir una existencia tranquila, relajada. Un pequeño paraíso para los amantes de la naturaleza salvaje que crece en las cumbres, pero también para los que odian los impuestos. Traducción: nueve millones de visitantes al año.