La serie que se estrenará en septiembre en Canal + Series es un retrato nada amable y sí valiente de Steven Soderbergh sobre los límites de aquella medicina iniciática de 1900.

‘The Knick’ es el primer experimento de un maestro del cine como Steven Soderbergh en la pequeña pantalla. En realidad será la segunda, pero no por gusto propio: antes ya tuvo que estrenar como un telefilme y en la HBO la película ‘Behind the Candelabra’ sobre la biografía de Liberace porque nadie en EEUU se atrevió a estrenar algo “tan gay”. Resultado: Hollywood premió hasta la saciedad esta obra, dio la razón a Soderbergh y sobre todo demostró que una cosa es la masa de conservadores blancos y otra la cultura americana.

Con esa carta de recomendación propia en la mano, y la realidad de que se había retirado del cine harto de la industrialización y de la codicia de pelotazos millonarios de las productoras, prefiere hacer arte por otros medios, o mejor dicho, en otros formatos. Soderbergh ejerce de creador y director, mientras que Jack Amiel y Michael Begler son guionistas y también productores ejecutivos junto a Gregory Jacobs (que ya trabajó con Soderbergh en ‘Behind the Candelabra’), Michael Polaire (igual que el anterior un colaborador de Soderbergh) y Steven Katz, autor de varios de los guiones.

Soderbergh, que se hizo famoso gracias a ‘Sexo, mentiras y cintas de video’ en los años 80, desgrana ahora en su primer fogueo real en formato episódico (en Cinemax el próximo 8 de agosto) la historia del cirujano John Thackery, interpretado por Clive Owen, un médico que intenta ensanchar los límites de la ciencia por métodos a veces rallando la inmoralidad y en lucha contra la conservadora ciudad de Nueva York de entonces, un año 1900 donde el lugar donde trabaja, el Hospital Knickerbocker, será su plataforma frente a la tradición.

La serie se verá en septiembre en España (Canal + Series) después de que se haya estrenado en EEUU. La historia tiene un gran calado en ese país, tan habituado en los últimos años a echarle pulsos a la ciencia desde la versión más puritana de la religión. La historia de ‘The Knick’ es la de muchos médicos y enfermeras que revolucionaron su oficio en pos de engrandecer la medicina. Son los años previos a los antibióticos, a los de los avances que se dieron gracias a la medicina de guerra durante la Primera Guerra Mundial, cuando incluso usar cadáveres era un tabú (a pesar de ser imprescindible). Una época en la que ser operado no era promesa de curación y en la que las tasas de mortalidad eran inconcebiblemente altas respecto a nuestro tiempo.

El problema del personaje central, además de contar con el rostro siniestro de uno de los actores que mejor sabe representar ese punto de perversión personal que no termina de convertirle en un villano, es que es adicto a la cocaína y el opio. Este detalle se une a sus métodos y su tremenda ambicion, que van desde saltarse todas las normas ha trapichear para poder conseguir cadáveres. A pesar de ser una rara avis, le han puesto al mando de un equipo médico en el hospital que incluye a Bertie Chickering Jr (intepretado por Michael Angarano), Everett Gallinger (Eric Johnson), y Algernon Edwards (al que da cara Andre Holland). También aparecen Juliet Rylance como Cornelia Robertson, Chris Sullivan como Tom Clearey (conductor de ambulancias), Eve Hewson como Lucy Elkins (enfermera), Jeremy Bobb (proveniente de ‘House of Cards’ o ‘Broadwalk Empire’) que interpreta al no menos inmoral administrador del hospital, Herman Barrow; y Cara Seymour, una monja que ejerce de ayudante.