La exposición Tony Ray- Jones, Small Pleasures (Pequeños placeres), hasta el 17 de junio en el Museo San Telmo (San Sebastián) celebra el trabajo de un fotógrafo cuya trayectoria vital de apenas treinta años le permitió sin embargo dejar un importante legado todavía desconocido para muchos. La forma en la que abordó sus temas con la fotografía de calle marcó un punto de inflexión en la Inglaterra de mediados de los años 60.
La exposición mostrará entre 40 y 50 fotografías no expuestas anteriormente en el estado. “Tony Ray-Jones (1941-1972) estudió diseño gráfico en la London School of Printing antes de ser becado para estudiar diseño en la universidad de Yale en 1961. Se graduó dos años más tarde y enseguida pasó a formar parte e un selecto grupo de fotógrafos emergentes que participaban en el Design Club en el estudio de Richard Avedon. Allí impartía clases el influyente e internacionalmente venerado director creativo Alexey Brodovitch, quien reconociendo el ojo fotográfico de Ray-Jones y su conocimiento y cualidades como diseñador gráfico, optó por contratarle para que trabajara como subdirector creativo en la revista Sky en Manhattan. Brodovitch siempre le apoyó y fue un importante referente en la vida y obra de Ray-Jones.
A su regreso en 1965, Tony Ray-Jones se encuentra una Inglaterra en la que se estaban produciendo importantes cambios sociales. Conocedor de los usos y costumbres locales y consciente de la influencia que la cultura americana iba a ejercer en Europa, hace valer una fresca visión producto de su estancia en EEUU, y se embarca en un proyecto dedicado a documentar los diferentes estratos sociales de la cultura y la sociedad inglesa a punto de sufrir una radical transformación. Sus fotografías, siempre cargadas de humor, no dejan al espectador indiferente. Fue crítico con las desigualdades sociales y, aunque él no pertenecía a la clase obrera, dedicó gran parte de su tiempo a convivir y trabajar con ellos.
Tony Ray-Jones murió de leucemia en 1972. Su primer libro ‘A Day off: An English Journal’ se publicó en 1974. La importancia de su legado perdura cinco décadas después. Las imágenes pueden tener también hoy, como él quería, una lectura incisiva al hacernos pensar en las diferencias sociales. Nos invitan a contemplarlas ahora no con la nostalgia del pasado, sino relacionándolas con la realidad del presente.” María Millán, comisaria de la exposición.
Plaza Zuloaga, 1 – Donostia-San Sebastián
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