Paleontólogos de la UNED y la Universidad de Salamanca han trazado el origen de las tortugas gigantes a partir de fósiles de hace 40 millones de años, concrtamente de una de las especies gigantes que habitaron Europa.
Imagen de portada: tamaño de los fósiles respecto a una tortuga común actual.
Los restos estaban, al menos una parte, depositados en la Sala de las Tortugas de la Universidad de Salamanca (Usal), muchos de ellos encontrados en Soria (Mazaterón) a finales del siglo XX y que es una de las más grandes de Europa, un libro abierto hacia el pasado de esta rama de animales, los testudínicos. Lo que han determinado es que hubo una familia de tortugas de gran tamaño original de Europa, que no está emparentada con las especies gigantes de Norteamérica. La investigación se publicó en Zoological Journal of the Linnean Society.
La historia de las tortugas es la de la diversidad que se reduce: hace millones de años, concretamente 50, las tortugas se repartían entre varios linajes que lentamente se fusionaron en un solo grupo actual, denominado testudínicos. En Europa hay que remontarse al Eoceno inferior, momento a partir del cual se diversificaron en varias ramas, beneficiándose de las condiciones ambientales y creciendo hasta los dos metros de largo en algunos casos. En nuestro continente apenas había información sobre cómo había sido ese camino biológico, hasta ahora. Primero fue en Francia donde encontraron ejemplares de especies gigantes (Taraschelon y Titanochelon), que existieron hace entre 30 y 2 millones de años y con caparazones de más de dos metros de longitud.
La investigación conjunta de la Uned y la Usal sin embargo logra rellenar el vacío sobre el origen de esas ramas europeas. Trabajaron a partir del caparazón menor de 40 cm de largo del Fontainechelon, la primera tortuga encontrada que se supone que habitó Europa, y luego a partir de los restos encontrados en el yacimiento soriano, denominados Pelorechelon (“tortuga gigantesca”) por el enorme tamaño que tenía: 70 cm. La misma especie se ha encontrado en otros lugares de Europa, lo que implica que tuvo una gran expansión. Esto supone que desde el principio hubo un aumento de tamaño hasta llegar a los ejemplares más grandes mencionados, de dos metros. La cuestión es que la tortuga hallada en Soria era el doble de grande lo esperado.